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–¿De qué partido es usted?
–Soy independiente. Nunca estuve afiliado a ningún partido. En mi familia somos 11 hermanos...
–¿Qué número?
–Soy el menor. Creo que nuestros padres se pusieron como objetivo en la vida eso, de que todos llegáramos a profesionales. Yo soy arquitecto. Tenemos en la familia políticos, como mi hemano Pedro. Es presidente de la Democracia Cristiana...
–¿Cómo ve la perspectiva? Según las encuestas, el arquitecto Meyer está muy atrás...
–Nosotros vamos a esperar la verdadera encuesta, el 15 de noviembre. Hay encuestas que se hacen no para saber quién es primero, sino para matar al tercero. Así dicen.
–¿Usted cree que lo pueden elegir?
–Yo creo que sí. De hecho, hay mucha gente que dice: “Usted es el mejor candidato, pero no va a ganar”, y yo le digo: “De usted depende”. Yo no creo en las cosas predestinadas. No está escrito “fulano de tal gana”.
–¿Es suficientemente independiente la gente de Asunción?
–Yo creo que la gente de Asunción es muy independiente. Y me pueden elegir por mi trayectoria, por mi capacidad, por mi independencia de los partidos políticos. Esa es mi percepción de lo que pueda ocurrir con las elecciones. Hay un dato que es importante: el 50 por ciento de la gente normalmente no va a votar. Con baja participación, es evidente que gana la estructura.
–La gente no vota porque está descreída de los políticos...
–Yo le comprendo al ciudadano desencantado y que está harto de las promesas estériles. Piensa equivocadamente que así le castiga al sistema. A mí me gusta mucho esa publicidad del Tribunal de Justicia Electoral que dice: “El voto no es solamente un derecho y una obligación. Es un poder que tiene la gente”. Si uno no ejerce el poder en su momento, como ahora, pierde el derecho a reclamar, a quejarse.
–¿Qué le hace diferente?
–Tenemos una trayectoria, tenemos una hoja de vida que avala el compromiso que asumimos. Ya trabajamos con recursos públicos, ya trabajamos planificando. Hace 30 años que estamos pensando en los proyectos de la ciudad, no es que ahora nomás se nos despertó el interés. El interés natural por la ciudad forma parte de mi profesión. Admito que es difícil motivar a la gente desencantada. Le comprendo, por todo lo que se le mintió a lo largo de todos estos años.
–“Todos son iguales”, dice la gente...
–Eso es lo que más duele. Hay gente que cree que las cosas pueden cambiar. Nosotros estamos seguros de que sí puede cambiar, que sí se puede transformar la ciudad.
–Mucha gente lo conoce recién ahora, después de la revolución “UNA no te calles”...
–Tuve mucha exposición mediática. La verdad es que a mí ya me conocían del ámbito universitario, pero creo que con mi presencia dentro de esta “primavera democrática”, cuando ocupé en forma interina el Rectorado, eso me dio mucha visibilidad. ¿Quién iba a prever que podía ocurrir eso?
–En el fondo le vino como a anillo al dedo...
–Creo que sí. Esa exposición mediática fue importante. Por eso, también de repente no me cierran los números de las encuestas. Porque después de tener esa exposición mediática, a mi manera de ver muy positiva para mí, lo lógico es que crezcan los números y no al revés. Creo que salí bien. Entregué el Rectorado con una UNA más calmada en comparación con ese momento de suma tensión en la que recibí...
–¿Por qué lo eligieron?
–Porque los estudiantes confiaron en mí como “piloto de tormentas”.
–¿Por qué no se quedó?
–Bueno, primero, yo ya había dado mi palabra de seguir mi candidatura hasta el 15 de noviembre. Mis familiares me convencieron de mantener mi palabra. Los partidos y movimientos, al contrario, me dieron la libertad de decidir.
–¿Qué básicamente ofrece a la ciudadanía asuncena?
–Tenemos un proyecto absolutamente transformador, radical, de cuatro ejes: la transformación económica, la transformación urbano-ambiental, la transformación socio-cultural de Asunción, y la transformación en la gestión y la fiscalidad. A esos cuatro ejes hay que sumarles dos ejes trasversales: la participación ciudadana como principio rector de cualquier gobierno municipal en la toma de decisiones, en la elaboración de políticas públicas, en el control y la transparencia, y la educación para la convivencia.
–¿Qué planes tiene para mejorar el sistema de transporte?
–Nosotros planteamos el tema de la municipalización del transporte público como un proyecto fuerte, como establece la Constitución, como dice la ley, un sistema como funciona en cualquier ciudad organizada del mundo. El sistema de transporte en Nueva York es municipal, en Chicago es municipal, en Posadas, Curitiba... El transporte es un servicio que debe prestar la Municipalidad a sus ciudadanos. Eso va a permitir transporte nocturno, transporte los fines de semana, trasbordo de ómnibus sin tener que pagar de vuelta otro pasaje: un sistema integrado multimodal como en cualquier parte del mundo. Otro proyecto fundamental es la repoblación de Asunción: dar incentivos fiscales, bajar los impuestos radicalmente en el centro a toda empresa privada que construya habitación. Existe toda la infraestructura: servicios básicos, agua corriente, energía eléctrica, internet, desagüe pluvial, cloacal. Hay escuelas, colegios; teatros, centros culturales; trabajo. Están todos los ministerios, los bancos, los negocios...
–Y no tiene gente que duerma.
–El microcentro tenía 20.000 habitantes en 1991, cuando asumió (Carlos) Filizzola. Hoy tiene 5.000. O sea, 75% de la población migró. Tenemos que generar los incentivos para que la gente vuelva.
–¿Por qué se fue?
–Se fue expulsado por los costos de la ciudad. Yo pregunto: ¿cuánto cuesta dos horas al día en el tránsito para llegar al trabajo? ¿Qué valor tiene eso, no solo en el aspecto monetario, sino en la calidad de vida? Entonces, planteamos la ciudad de los 20 minutos, donde una persona puede en 20 minutos estar en cualquier sitio, a no más de 15 cuadras de su lugar de trabajo. Es la oferta que hacemos. En todo el mundo se está repoblando el centro. Hay ciudades que nunca abandonaron el centro. En Europa, por ejemplo, el centro es el lugar más caro. ¿Por qué? Porque tiene todos los servicios, todo está cerca. Tenemos que darle ese tipo de vida a la gente.
–¿No le parece utópico municipalizar el transporte?
–Reivindico la utopía. Hay que darles prioridad a las veredas, peatones, bicicletas, transporte público. Es la fuerza que nos permite avanzar. Si todas las cosas van a seguir siendo como son hasta ahora, nos quedaríamos en nuestras casas y no apostaríamos por ninguna transformación. El municipio no puede estar ausente. No puede seguir este caos donde cada uno hace lo que quiere. Yo apuesto por la calidad de vida...
–La última huelga de transporte fue un ejemplo del caos...
–Todos vimos cómo las calles se saturaron muchísimo con los vehículos particulares. Todo el que tenía un auto lo sacó a la calle ese día. Las calles estaban absolutamente colapsadas porque desaparecieron algunas líneas de transporte público. Entre el espacio que ocupa un ómnibus que transporta 50 personas y el espacio que ocupan 40 autos que transportan 50, la diferencia es enorme. El uso del vehículo individual es insostenible en el tiempo. No es lógico desplazar mil kilos de hierro para transportar 80 kilos de carne. Cuánto petróleo se quema. Estamos contaminando irresponsablemente el aire. Y tampoco es sostenible perder dos horas de la vida al día en un ómnibus. ¿Cuánto vale ese tiempo perdido?
–Lo van a confundir con un predicador...
–(Se ríe) No soy un predicador. Solo creo que nos merecemos vivir en una ciudad más amable y más vivible; una ciudad menos agresiva, sin la violencia de un auto que bloquea la bocacalle o la violencia de un transporte que no sube escolares porque pagan medio pasaje... La ciudad está expulsando cada vez más gente, y nosotros queremos que vuelva.
–Quedan poco más de 5.000...
–Aparte hubo un recambio, porque la ciudad expulsó familias de clase media e importó gente que se ubicó en la periferia. Este es otro proyecto importante nuestro: la defensa costera para proteger al ciudadano de escasos recursos. Hay un 20% que vive en condiciones infrahumanas, que no recibe ningún beneficio del municipio: sin recolección de basura, calles accesibles, transporte ni espacio público.
–¿Cuál es su plan para la defensa costera?
–La avenida Costanera actual, con un 5% más de inversión, se convierte en una perfecta defensa costera. El problema de la inundación de por vida se soluciona con la defensa costera. Los excluidos no van a ser desplazados y ya no tendremos ciudadanos de primera y de segunda en Asunción. Eso va a redundar en un beneficio social importante.
–¿Qué es lo que le critica a Samaniego?
–Su falta de gestión y por no dar participación al ciudadano. Uno va al Bañado y no sabe qué va a pasar con ellos. Nos vamos al barrio Mburucuyá –que sería el otro extremo en la escala económica– y nos dicen que escucharon hablar de la futura instalación de una subestación de la ANDE. Ellos no quieren saber nada de eso desde el reciente incendio. Nos vamos al barrio Las Mercedes y nos dicen que están construyendo unas torres gigantescas que están alterando la fisonomía y la calidad de vida del barrio. Los vecinos no existen para esta administración.
–¿Qué significa?
–Se gobierna con base en excepciones, no con base en reglas. En el Mercado 4 quieren mejores condiciones, mayor salubridad, higiene, pero tampoco les dicen lo que se va a pasar con ellos. La gente nunca se va a oponer a mejorar. Lo que se opone es a que le impongan cosas sin consultarle.
–¿De qué depende que usted gane el domingo?
–Tengo esperanza en esa juventud inquieta, que así como quiere transformar la educación, puede ayudarnos a transformar también el municipio.
–¿Puede haber revolución en la Municipalidad?
–Nosotros no tenemos que pagar favores a nadie. Estamos con las manos libres. Estén seguros que vamos a transformar la Municipalidad. Para eso, necesitamos que voten por la Lista 4.
holazar@abc.com.py