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Díaz Verón, su esposa María Selva Morínigo y sus hijos Alejandro y Yerutí Díaz Morínigo están en la mira por el escandaloso incremento de su fortuna, que incluye las mejoras de una estancia modelo y la apertura de una empresa, Canto Rodado SA, con un capital de G. 2.500 millones. Supuestamente, María Selva puso G. 1.500 millones y cada uno de sus hijos, G. 500 millones.
El exfiscal general no quiere que intervenga la fiscala Victoria Acuña en su causa. Con la agente integró hace unos meses la terna a la Fiscalía General del Estado cuando buscaba el rekutu, y que finalmente ganó Sandra Quiñónez.
Acuña ya fue confirmada por la fiscala adjunta de Delitos Económicos Alba Rocío Cantero, y ahora el abogado Mario Elizeche Baudo, representante de Díaz Verón, impugnó esa resolución ante la Corte.
Díaz Verón indicó que le agravia que Acuña haya pedido que “dé un paso al costado” cuando saltó la investigación de su escandalosa fortuna.
Dijo que había “sospechas por un cierto resquemor hacia su persona que podría repercutir negativamente en esta investigación y además parcialidad y falta total de objetividad”.
La agente, por su parte, dijo que pidió eso en su carácter de presidenta de la Asociación de Fiscales del Paraguay y con la finalidad de dar tranquilidad a los fiscales en el duro momento que atravesaban.