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El MNP presentó resultados finales del censo de mujeres privadas de libertad, 2015. Refieren condiciones de vida, vulneración de derechos humanos, tortura y malos tratos que reciben reclusas en cárceles y durante sus respectivos procesos.
En la presentación, el presidente del organismo, Roque Orrego, dijo esperar que los datos sean tenidos como insumo básico para la elaboración de políticas públicas basadas en la necesidad de la población penitenciaria de mujeres.
Indicó que los datos ocultan la realidad de que en Paraguay no existe una política real para afrontar el problema de la violencia doméstica y el problema del machismo que tanto daño hace a la sociedad.
El censo revela que el 43,5 por ciento dijo haber sido alguna vez víctima de violencia doméstica; en el 69 por ciento de los casos esa violencia se dio en presencia de sus hijos; el 75,9 por ciento la agresión fue de su pareja o expareja; el 43,2 por ciento de los casos fueron denunciados a autoridades.
El 5,6 por ciento de las entrevistadas vivió en su niñez o adolescencia en alguna entidad, hogar de abrigo, albergue u orfanato; el 20,7 por ciento en situación de criadazgo; el 19,7 por ciento ya ingresaron más de una vez al penal.
El 58,5 por ciento está detenida por tráfico ilícito de estupefacientes y drogas peligrosas; 20,1 por ciento hechos punibles contra la persona; 18,9 por ciento hechos punibles contra los bienes de la persona.
El 35,3 por ciento dijo haber sido víctima de tortura y malos tratos, y los principales agentes de tortura son de la Policía, de la Senad y de la Fiscalía.
Políticas de encierro
Para Roque Orrego, “la cultura del encierro es, lastimosamente, la gran respuesta que sigue dando la República del Paraguay a una serie de problemas que tendrían que encontrar su solución en políticas de salud, de educación, de trabajo que, lastimosamente, son muy deficitarias”.