Postulante rechaza pacto político para elegir la Corte

El conocido abogado de empresas Fernando Beconi, postulante a ministro de la Corte, insta a los políticos a no inmiscuirse y les invita a anteponer los intereses del país en la selección de magistrados para reconstituir la desprestigiada administración de justicia. Experto en derecho internacional, defensor del Paraguay en el caso Gramont Berres en Estados Unidos, plantea en esta entrevista un pacto para combatir la corrupción.

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–Usted es un conocido abogado de empresas... 

–Soy asesor de bancos, financieras, cooperativas, industrias, importadoras, exportadoras. Soy profesor de Derecho Mercantil y Derecho Empresarial en la Facultad de Derecho (UNA), enseño en postgrado...

–Debe tener buenos ingresos, ¿por qué se quiere involucrar como miembro del Poder Judicial? 

–A mis 42 años, y 18 en el Derecho, realmente he sido bendecido por una profesión que me ha dado muchas satisfacciones y me permite llevar una vida digna. Con todo, estoy alineado en el común denominador de los que se quejan de negligencia, morosidad, de mil cosas. El escenario más cómodo tal vez sea el de espectador, y el más incómodo, y el más comprometido, el de ser actor de esta obra que se llama administración de justicia.

–¿Está afiliado a algún partido? 

–Al Partido Colorado.

–¿No cree que se viene un pacto entre colorados y liberales? 

–Los políticos no deben inmiscuirse para el criterio de selección de magistrados. Les insto a anteponer los intereses del país para reconstituir el prestigio de nuestro cuestionado Poder Judicial. Yo creo en el discurso y compromiso de los responsables de esta selección de buscar a los mejores hombres y mujeres para esta patriótica tarea. Los líderes políticos tienen que acompañar el proceso.

–La coyuntura es especial, casi histórica. Se puede renovar toda la Corte si hay voluntad política... 

–Es un escenario similar al de los comienzos de los 2000 donde hubo cambios bastante sustanciales en la Corte Suprema. Es una oportunidad para llevar adelante un modelo nuevo de administración de justicia.

- ¿Dónde se especializó? 

–Egresé en el 99 de la Facultad de Derecho UNA. Al año siguiente me inicié como profesor. En 2010 incursioné como profesor visitante en la Universidad de Granada y luego como visitante en el doctorado y la maestría en la Universidad de Trento. Tengo algunas publicaciones en italiano sobre Derecho Mercantil y Derecho Bancario. Soy traductor público matriculado.

–¿De dónde el italiano? 

–Mi padre era de Florencia (Italia). Vino muy joven a nuestro país. Explotó una empresa que fue muy conocida, el supermercado Villa Morra, el primer supermercado del Paraguay. El más antiguo fue El País, en el centro. Se rompió un poco el hábito de la gente que iba al mercado...

–¿Cuál da más trabajo, la empresa familiar o la empresarial? 

–El 70 u 80% son empresas familiares. Por eso, en el sector privado los abogados nos especializamos en agotar las instancias de arreglo. En mi caso, trato siempre de llegar a acuerdos para evitar las consecuencias de un cierre, o que las familias se separen o, si es inevitable, que sea de la manera menos traumática posible. Las intolerancias pueden ser apaciguadas o empeoradas en la medida en que los asesores de las empresas y de las familias vayan a imprimir consejos de ataque o de paz.

–¿Cuál es la tendencia: de ataque o de paz? 

–Lastimosamente la profesión se ha mercantilizado mucho en el sentido nefasto de la palabra...

–Le sacan provecho al cliente... 

–Tal cual. Yo he tenido la satisfacción de actuar en diferendos importantes, en conciliaciones. Uno se encuentra con todo tipo de escenario. El menos malo de los escenarios es la incapacidad de los magistrados. A mí me interesa que se insista en la permanente capacitación en el amplio sentido de la palabra. El otro escenario es la corrupción. Es un trabajo que involucra a los tres poderes y a todos los organismos extrapoder, y principalmente al ciudadano. Tal vez si hacemos un pacto nacional y social, en un tiempo muy razonable podamos ir superando las condiciones que hoy día padecemos.

–Un “pacto contra la corrupción”. Es pedirle “peras al olmo”. 

–Totalmente. No obstante ello, tenemos modelos de Estado que en un momento han tomado medidas de raíz contra la corrupción, como Singapur, que dejó de ser pobre. Tenemos el caso Brasil... Hay una posición que yo he sostenido en la audiencia pública. La corrupción en muchas esferas empieza también por una falta de educación del funcionario público y, por qué no, del ciudadano. Quien gana dos millones gana poco y, por ende, no le alcanza para pagar todas sus obligaciones. Pero al que gana cuatro millones tampoco le alcanza porque tomó muchos préstamos. Pero después está el que gana 10. A ese tampoco le alcanza. Ahí ya no pasa por el monto que gana el sujeto sino por la educación financiera que recibió. Educación financiera es lo que nos permite llevar una vida digna con los recursos que tenemos.

–Lo real aquí es que la justicia no funciona. Ahí están los escraches contra políticos. Son más efectivos aunque peligrosos... 

–Hoy tenemos una administración de justicia con un producto caro. Es de mala calidad y no es confiable. Las empresas ya no judicializan sus contiendas y recurren a arbitrajes. Someten sus diferendos a personas calificadas del sector privado. Obviamente es así debido a una desconfianza hacia la administración de justicia.

–La mala fama viene de lejos. En la novela de Graham Greene “Viajes con mi tía”, la tía Augusta cuenta que se tropieza en el puerto de Asunción con un pordiosero con acento italiano que fue un inversionista al que expoliaron.. 

–El extranjero, en general, es un sujeto que llega con esperanzas, con sus recursos y sus iniciativas. Hay ciertos sectores que sabemos se aprovechan de la falta de institucionalidad. Pero no podemos desconocer que hay experiencias muy positivas de gente que se ha instalado, formando colonias, sectores, grupos...

–Dicen que los menonitas y los brasiguayos son los que más terror le tienen al Poder Judicial... 

–Estamos de acuerdo. Se tiene una desconfianza extraordinaria. El Poder Judicial formado por cámaras, por cortes, está lejano al justiciable. Considero que es el momento de reinstalar la credibilidad en un Poder Judicial un tanto desprestigiado...

–¿Usted fue el defensor en el caso Gramont Berres en Estados Unidos? Son 100 millones de dólares que querían cobrar al Paraguay los suizos y los italianos...

–Efectivamente, me cupo hacer un dictamen a pedido del expresidente del Banco Central entre 2012 y 2013. He trabajado en el marco de la investigación de cuáles eran los mecanismos de eventual defensa de nuestro país. Hemos recomendado una eventual acción. Correspondía plantear una acción en contra del Estado suizo por el ilícito internacional de haber violentado la inmunidad de jurisdicción que está prevista en la convención de Viena de 1961. El juez hizo lugar a la defensa del Estado paraguayo en cuanto a la inmunidad de jurisdicción del Paraguay. Rechazó la ejecución iniciada por la (aseguradora italiana) SACE ante un juez de los Estados Unidos. Probablemente la SACE apuntaba a obtener algún tipo de medida cautelar sobre algún activo del Paraguay en Estados Unidos.

–¿Se puso fin a la deuda o no?

–Lastimosamente no. Ganamos en Estados Unidos, pero la deuda sigue viva. Las deudas de Estado no prescriben, a diferencia de las personas físicas o jurídicas.

–Y entonces...

–Estados Unidos ya no va a condenar al Paraguay que tiene “inmunidad de jurisdicción”, pero en cualquier otro país donde Paraguay tenga bienes, eventualmente si el juez considera que está expedita la vía para proceder a un embargo de activos del Estado, podría hacerlo...

–¿Usted qué recomienda? 

–Para terminar con el pleito algunos recomiendan pagar, plantear una quita o pagar en cuotas. Qué ocurre. Nuestras reservas en gran medida estaban en el Banco Internacional de Pagos de Basilea, en donde ni siquiera cobrábamos y hasta teníamos tasa negativa como país ahorrista. Entonces, con lo que rinden las reservas paraguayas ya hubiéramos pagado varias cuotas de la deuda de Gramont. Hoy día lastimosamente no tenemos extinguida la deuda. Está discutida en un país importante como es Estados Unidos. Seguimos exactamente en el mismo escenario. En derecho, muchas veces, se dice que no todo lo legal es justo y no todo lo legal es legítimo. En el caso Gramont tenemos una sentencia ilegal, injusta, arbitraria, que violentó principios del derecho internacional pero existe, sobrevive.

–¿Este caso ha entrampado las relaciones con Italia?

–Italia es un país que tiene un vínculo extraordinario con el Paraguay. Ha brindado mucha tecnología, asistencia por medio de grupos económicos, religiosos..

–Pero es evidente que este caso ha frenado...

–No, es el mayor aportante en beneficios sociales...

–A pesar de las raíces italianas.. 

–El 30% de los paraguayos tenemos algún vínculo...

–¿Usted llegó a hablar con las autoridades? 

–Sí. Yo soy asesor jurídico de la Embajada de Italia. He tenido la dicotomía de estar en ambas partes. Como me caracteriza también ser conciliador, al Paraguay le he dado ciertos consejos y a Italia le he dado lo suyo, bajo la mayor objetividad posible, pero quiérase o no yo soy paraguayo y nunca voy a ir en contra de mi país. No voy a aceptar nunca demandar a la República del Paraguay. Al contrario, cuando fui consultado he dicho que se trata de una sentencia arbitraria, lastimosamente producto de una injusticia muy grande que hicieron contra el Paraguay.

holazar@abc.com.py

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