Por olvidar la cédula fue la brutal golpiza

El vía crucis del infortunado Marciano Capdevila comenzó al dejar olvidada su cédula de identidad en uno de los bolsillos de la camisa que traía en su viaje desde Iquique, la cual cambió cuando fue a su modesta vivienda de Valle Apuá, en Areguá, para descansar y reponerse de su largo viaje por el árido desierto del Atacama.

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El mismo, según relató, había llegado un domingo a la tarde a la frontera paraguaya y el día siguiente tenía que cumplir los trámites pertinentes en Falcón para llevar luego su camión hasta la terminal de contenedores de Chaco’i, donde se efectuaría el despacho de su carga.

Y efectivamente, así lo hizo. Luego del descanso reparador del domingo en compañía de su familia, el lunes cumplió las diligencias de rigor en Chaco’i, y se le liberó la enorme carreta, alrededor de las 5 de la tarde del día lunes e inmediatamente se dispuso a continuar viaje hasta los depósitos de Guarany SRL, ubicados en el Complejo Mercosur del Km. 10 de la Ruta VII, en Ciudad del Este.

Su itinerario lo hizo por el camino que conecta Luque con Areguá, pero tuvo la muy mala suerte de encontrarse en ruta con una barrera policial y fiscal, donde fue demorado por algunas horas, ya que no contaba en esos momentos con su documento personal y hasta que un familiar lo acercó en ese sitio, prosiguiendo luego su viaje.

El chofer relató que comunicó inmediatamente del inconveniente que sufrió en el camino a sus patrones, a Rubén Careaga y a la madre de este, Nelva Meaurio Vda. de Careaga, recibiendo la primera llamada de atención que ya, según manifestó: "Lo tuvo preocupado todo el resto del viaje".

Cuando llegó a los depósitos de los Careaga, dijo seguidamente Capdevila, ya se había encontrado con un "comité especial de recepción", integrado por estibadores, colegas choferes, bajo el mando de Lourdes Careaga y del hermano de la Vda., Oscar Meaurio.

El trabajador del volante fue blanco de una serie de reprimendas e improperios por parte de la hija de la número uno del grupo, la Lourdes, por su imperdonable desatención que produjo la demora y puso en peligro la preciosa carga que debía de correr fluida y lejos de curiosos que deseen conocer su contenido.

Capdevila también relató que la Lourdes también no le perdonó que el incidente le haya hecho interrumpir su "sabrosa pizza y la espumante manija de cerveza" que estaba ingiriendo en su apacible hogar del Country Club esteño, cuando recibió la llamada telefónica de aviso.

Luego vino la sesión de "carrera baqueta" de parte de sus propios compañeros de trabajo, los estibadores, y posteriormente los feroces latigazos propinados por la misma Lourdes y el tío Oscar, que le dejaron marcados la espalda y parte de la cintura.

El chofer pidió luego explicaciones a sus ocasionales torturadores y advirtió a la hija y hermano de la propietaria del poderoso clan que no "perdonaría" la bochornosa acción de la que fue víctima. "No hay necesidad de que me amenaces, Marciano, yo aquí mismo te despido así que tomá tus cosas y mandate mudar", espetó la mujer, según informó el trabajador.

"Seguidamente, Lourdes me indicó que vaya a protestar donde quiera y con quien quiera. Nda nde pu’akamo’ai chere’e, Capdevila (No vas a poder conmigo, Capdevila). Regasta reita la nde plata (Vas a gastar inútilmente tu dinero)", dijo el infortunado chofer que seguidamente también dejó entrever que podrían incluso provocarle consecuencias más nefastas.
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