Políticos se ven acorralados por sus propios familiares

Los escraches ciudadanos han conseguido, en un mes de movilizaciones, la renuncia de dos senadores y un diputado. La indignación popular ante tanto robo e impunidad los ha lanzado a la calle para manifestarse frente a las casas de los políticos más cuestionados por la corrupción imperante. Las abogadas Esther Roa y Haydée Vera, a quienes se suman Alfonso Valdez y Oliver Mendoza, relatan en esta entrevista el fenómeno de los escraches.

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–Esto es histórico. Dos senadores que renuncian a su banca en una semana desgastados por el escrache. ¿Esperaban esto?

–(Abogada Esther Roa): En forma personal, a mí no me satisface. Hubiera preferido que el Senado en pleno vote por la pérdida de la investidura de González Daher y Oviedo Matto. Esa es la sanción que se merecen. Renunciar por renunciar nomás, y sin ninguna sanción, es como salir otra vez por la puerta grande. Una sanción deja un precedente para todos los demás, para que sus pares no se crean más unos intocables y que no se les pueda aplicar todo el peso de la ley como cualquier delincuente. Para mí, si bien es cierto es un alivio que estas personas estén renunciando, pero me hubiera gustado probarle un poco a la clase política también a ver si ellos tienen realmente el valor de depurarse a sí mismos o si de nuevo están incurriendo en actos de hipocresía para salvarse de la presión.

–¿Por qué tienen miedo a los escraches?

–(Esther) El escrache es tal vez el único medio de defensa que tenemos hoy los ciudadanos en nuestras manos. Lo que yo creo es que la clase política no estaba acostumbrada a que se le perturbe su hogar, su vida tranquila y parsimoniosa gozando de sus privilegios...

–La manifestación se extiende a la familia de los acusados...

–Obviamente, no pueden negarlo, pesa, repercute también en su familia. Estoy segura de que los familiares de los imputados estarán diciéndoles: “Nosotros no podemos seguir así. Los chicos tienen que ir al colegio. No queremos que nadie nos grite en la calle. No podemos ir al shopping contigo. No queremos que nos falten el respeto por tu culpa”. Yo creo que ese cambio que se está dando es justamente porque el congresista acusado se ve acorralado por sus propios familiares, y amistades también. Nadie quiere aparecer al lado de un corrupto al que la ciudadanía indignada va a su propia casa a gritarle su corrupción.

–¿Algunos de ellos intentaron hablar con ustedes para evitar que les fueran encima?

–Sí, claro. Algunos intentaron reunirse con nosotros para fundamentar su supuesta inocencia. No queremos reunirnos con ninguno de ellos...

–Algunos ya los tratan de inquisidores...

–Primero, no queremos contaminarnos. Segundo, nosotros no somos juzgadores. El juez es el que va a determinar si es o no inocente. Lo notable es que hasta ahora han tratado de evitar ir a juicio entorpeciendo, bloqueando los procesos penales interponiendo chicanas.

–Buscan justicia “por mano propia”, dijo el ex fiscal Latorre...

–No, señor. No es así. En realidad, estamos recurriendo a medidas desesperadas que hacemos como ciudadanos por la indignación que nos produce tanta impunidad.

–También fueron al Palacio de Justicia esta semana. ¿Con qué objetivo?

–Lo que hicimos fue tratar de seguir un proceso que está vinculado al influyente senador Víctor Bogado...

–El caso de su “mecánico de oro” (Miguel Carballo)...

–Este senador siempre dilató su juicio. Estamos controlando a ver si recurren a una de sus jugarretas para salvarse. Al senador Bogado no le conviene que el “mecánico de oro” vaya a juicio oral porque ahí se va a ventilar todo. Ese señor acusado se va a tener que defender y contar lo que él sabe para evitar una condena mayor. Ahora tenemos programado ir a visitar a la fiscala general del Estado para que advierta a sus fiscales a no dilatar más los casos de corrupción como lo vienen haciendo.

–¿Cuál es su opinión de las manifestaciones del Presidente? Dijo que “está soplando fuerte la tormenta de Santa Rosa”...

–Yo no sé a qué le llama “Tormenta de Santa Rosa” si su mismo entorno está muy cuestionado. Le tiene a un Vicepresidente de la República (Hugo Velázquez) a quien nosotros le denunciamos por enriquecimiento ilícito. Le colocó a su hermano como ministro de Hacienda donde puede haber conflicto de intereses. Le nombró en Yacyretá a Nicanor (Duarte). Lo que tiene que preocuparse es de elegir mejor a sus colaboradores y que la tormenta no le dé un coletazo...

–Quién les financia...

–Yo uso un poco la plata que me da mi marido para movilizarme. Usamos el vehículo de Haydée. En Luque prácticamente le reventaron el vehículo. Los patoteros de González Daher le fundieron sus cubiertas que eran nuevitas. Hay muchos gastos, es cierto. Entonces, nos contribuimos entre todos. Los que estamos en estas movilizaciones estamos por convicción, por el deseo de cambiar las cosas, de sacudir el statu quo. Si no hubiese tanta impunidad nadie iba a estar detrás de estas movilizaciones.

–Suelen terminar, siempre termina en el oparei...

–De hecho, hace un año solicitamos a la Corte para que en su página web publique los hechos punibles y los detalles de cómo están avanzando los juicios, el daño patrimonial y quiénes son los imputados. Seguimos esperando...

–¿Cómo fue que prendió esa furia de indignación que no acaba hasta hoy?

–(Haydée): La rabia fue la protección que (José María) Ibáñez recibió de sus colegas y su decisión de no renunciar. Se apoderó de nosotros una indignación terrible. Con la sangre en los ojos nos decíamos: “esto no puede ser”, “se burla de nosotros”. Como primera reacción yo comencé a juntar nombres y números de whatsapp. Me acuerdo que tenía una lista de 74. Formamos un grupo y decidimos ir a manifestarnos esa misma noche a la casa del diputado. Planeamos ir más lejos; ir a la casa de los 43 diputados que le blanquearon. Cuando renunció Ibáñez el día 6, enseguida coincidimos que el segundo tenía que ser (Óscar) González Daher, el pez más gordo.

–¿Ustedes saben de los peligros de salir así todos los días?

–(Alfonso Valdez): Realmente ni sabíamos los peligros a los que nos exponíamos. Ni estábamos acostumbrados. Pero si hay que morir, uno va a morir únicamente. Cualquiera puede pasar y disparar contra cualquiera de nosotros. No tenemos tampoco la seguridad de que la protección de la Policía sea sincera.

–¿Cuál es su profesión?

–Yo soy gomero. Suelo expresar mi protesta en pasacalles que extiendo frente a mi gomería, en Profesor Chávez, entre Sacramento y Santa Rosa. Me dicen “Aló René”.

–¿Qué dicen los pasacalles?

–Son de crítica social o política, sarcástica, humorística. Varias veces publicaron los medios de prensa. El más conocido fue aquel que se refería a (la senadora liberal) Blanca Fonseca. “Cubierta en buen estado como la cola de Fonseca; dura y resistente como la cara de Ibáñez; superaccesible como político pidiendo votos”. En mi local también hago limpieza de tapizado. Entonces hice un pasacalles que decía: “Si tu tapizado está sucio como la reputación de Ibáñez, yo te dejo limpio como su expediente”...

–Buen sistema de propaganda...

–Justamente empecé con Víctor Bogado hace seis años, cuando se le prohibió la entrada a él y a los 23 senadores que votaron en contra de su desafuero aquella vez. Creo que tengo en mi haber más de 60 pasacalles.

–Y Oliver, ¿a qué se dedica?

–Soy ingeniero en Electricidad. Hace dos años me dieron la cartulina y mi plan es formar una empresa de energía solar, energía renovable. Hoy día es una tecnología un poco cara todavía, pero es el futuro. De por sí, el Paraguay va a tener déficit de energía, dentro de más o menos 15 a 20 años. No me mueve el dinero. Cuánta gente murió para que seamos libres, para que el Paraguay no sea hoy un estado brasilero o una provincia argentina. Muchísima gente dio su vida. Yo particularmente estoy dispuesto a lo que sea para corregir esta situación, para honrar a nuestros antepasados que defendieron la Patria con sus vidas. Para mí, lo que han estado haciendo estos políticos es traición a la patria. Un país sin justicia nunca va a tener paz...

(holazar@abc.com.py)

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