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“Representa un riesgo para todos, tenemos el antecedente en Chernobyl (accidente nuclear) que se puede volver a repetir en cualquier lugar del mundo”, subrayó el experto.
Velázquez refirió que en el ámbito de la Organización de Naciones Unidas los países deben comunicar y pedir permiso en caso de emplazamiento de plantas nucleares o de uranio en zonas limítrofes. Agregó que existen también códigos de construcción internacionales conforme a pautas de la Organización Internacional de Energía Atómica.
“Es una situación muy seria, estamos muy cerca de Formosa. Si hay un tipo de accidente le afectará a nuestro país. Si bien Argentina ya tiene experiencia nuclear, pero siempre se corre el riesgo. La inseguridad, en el sentido de que pueden ocurrir accidentes, porque muchas veces escapa a la posibilidad del hombre controlar, por ejemplo, accidentes nucleares, terremotos, que para nosotros puede ser nefasto, con consecuencias muy fuertes”, enfatizó.
Riesgos para la salud
Como todo material radiactivo, el uranio y sus derivados requieren un manejo sumamente cuidadoso, y los potenciales riesgos para la salud humana y para el medio ambiente son muy altos. Es justamente por ese motivo que los cordobeses exigen el traslado de la planta de Dioxitek, en pleno proceso de ser reubicada en Formosa, frente al Paraguay, en contacto con las aguas del Pilcomayo que riegan gran parte de la Región Oriental.
Representantes de la Asociación de Médicos de Formosa advirtieron a finales de febrero pasado los peligros de la instalación de una planta de uranio en la vecina provincia argentina. El Dr. Nuncio Toscano Cabrera, tras reunirse con legisladores paraguayos, informó que en caso de un desastre nuclear el impacto afectará indefectiblemente al Paraguay.