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FORMOSA (Martín Riveros, Fernando Romero y Roberto Torres, enviados especiales). La construcción de la planta de uranio en Formosa, a cargo de la estatal argentina Dioxitek, divide a los ciudadanos en la vecina provincia, limítrofe con nuestro país.
Nuestro diario sondeó la opinión de la gente y se evidenciaron temor a responder y desconocimiento.
También conversamos con dos diputados de la provincia de Formosa por el partido Cambiemos, que lidera el presidente argentino Mauricio Macri. Rubén Rodríguez y Ricardo Carbajal manifestaron que sigue la preocupación en la sociedad formoseña, no solo porque Dioxitek atentará la salud y el ambiente, sino porque viola la Constitución argentina, afirman.
El diputado Rodríguez expresó que el camino para frenar la obra es la convocatoria a una consulta popular para que la gente decida y no los políticos. Carbajal sostuvo que, pese a militar en Cambiemos, ellos se mantienen en su postura de rechazar la factoría.
La planta prevé recibir el uranio natural y convertirlo en dióxido de uranio. Ese material luego se envía a la localidad de Ezeiza, provincia de Buenos Aires, para la elaboración del combustible para las centrales nucleares del vecino país.
La contratación de la obra se realizó a través de la licitación pública para una primera etapa de obra civil con un monto de unos US$ 15 millones. La empresa adjudicataria es Stornini SA y el grado de avance de la obra es del 38%. El plazo de terminación es el 2018.
También en Formosa el Gobierno argentino prevé instalar en el futuro el reactor atómico Carem (Central Argentina de Elementos Modulares), de 150 MW.