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CAACUPÉ, Dpto. de Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). En el quinto día del novenario de la Virgen de Caacupé, el obispo de Encarnación, monseñor Francisco Pistilli, hizo una reflexión dedicada a la mujer, ocasión en que señaló que sin misericordia y sensibilidad hacia el otro, no se hace justicia a nadie.
También abordó la grave problemática que afecta a las mujeres en nuestro país, muchas de ellas agobiadas por la violencia intrafamiliar y la inseguridad de las calles, situaciones que ponen en peligro sus vidas.
El obispo señaló que las mujeres son víctimas de “la inseguridad ante cualquier corrupción que no tiene misericordia, que nos involucra a todos. Donde también hay que decir, que la mujer es tanto víctima de la corrupción como autora de la misma”.
Agregó que “el clamor de la mujer necesitada, de esas mujeres dolorosas, Dios las escucha para que sean fuertes y dignas, para que el dolor no sea en vano, para asistirlas con bondad y caridad, para que tengan las mismas oportunidades y los mismos beneficios que todos”.
Monseñor Pistilli expresó que estamos llamados a hacer visible el amor misericordioso del Padre, a cada una de sus hijas en una sociedad cambiante, todavía desigual, materialista e individualista. No se trata solo de hacer algo por ellas, sino con ellas, resaltó.
Expresó asimismo que “las mujeres necesitan promoción, necesitan respeto y aliento, además de oportunidades y justicia. Necesitan acompañamiento, reconocimiento, valoración en la familia y en la profesión, en la comunidad. Necesitan la gratitud y la solidaridad en la maternidad. Necesitan estabilidad para poder transmitir cultura”.
Mujeres en espacios de decisión
El prelado añadió que se requiere que las mujeres tengan mayor participación en aquellos espacios de toma de decisión y de realización, tanto en la Iglesia, como en la sociedad.
“Necesitamos que sean escuchadas en sus inquietudes, en su opinión, necesitamos la solidaridad entre todos para superar cualquier desvalorización social y cualquier sentimiento de menosprecio y baja autoestima que se interponen”, acotó.
La autoridad eclesial hizo un llamado para que se promuevan algunas acciones femeninas que luchan por superar situaciones difíciles de vulnerabilidad o de exclusión.
Instó a promover el diálogo con autoridades nacionales para la elaboración de programas, leyes y políticas públicas que permitan armonizar la vida laboral de la mujer con sus deberes de madre de familia.
Aborto
Finalmente, monseñor Pistilli pidió apoyar y acompañar con especial ternura a las mujeres que han decidido no abortar y acoger con misericordia a aquellas que han abortado, para ayudarlas a sanar sus graves heridas e invitarlas a ser defensoras de la vida. Subrayó que el aborto deja dos víctimas: el niño, pero también la madre.