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El grupo subversivo Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) reapareció el lunes último en la estancia “El Ciervo”, ubicada en el distrito de Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro, a 3.500 metros del límite natural con el departamento de Amambay.
Según los investigadores, el plan original era secuestrar a un patrón maderero brasileño al que esperaron durante todo el día en el monte, con seis de sus empleados como rehenes, pero como el objetivo del grupo no aparecía, los delincuentes mataron a su hermano, liberaron a los demás retenidos y quemaron el campamento.
La célula criminal estaba encabezada por Esteban Marín López e integrada, entre otros, por Rubén Darío López Fernández, alias Loro; su esposa Ladi Siqueira Krauze y los hermanos Benicio Argüello y Luciano Argüello.
Tras asesinar al brasileño Valdir de Ocampos, los miembros del EPP dejaron panfletos y lanzaron una vez más amenazas contra los sojeros y los que desmontan para la venta de madera.
“Vamos a morir todos”
En la estancia, había siete grupos de trabajo, cada uno equipado con maquinaria como tractores, camiones y motosierras con las que extraen madera de la finca.
Precisamente, uno de estos grupos fue atacado por el EPP, pero la mayoría de los miembros de los seis grupos restantes afirman que seguirán trabajando y no se retirarán del lugar.
“Si nos van a matar, vamos a morir todos acá. No sabemos hacer otra cosa, de esto vivimos”, dijo uno de los trabajadores que no se quiso identificar.
En gran parte, los colonos brasileños se dedican al rubro de extracción de madera, para lo cual contratan paraguayos y en algunos casos los propios ciudadanos locales lideran los trabajos.
Generalmente, las propiedades son arrendadas por los brasileños y, una vez terminado el desmonte, el campo se queda a cargo de los dueños que trabajan a su vez en el cultivo agrícola a gran escala.
Molestos por la deforestación
Una fuente del Comando de Operaciones de Defensa Interna (Codi), que es la instancia militar que maneja la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), lamentó que la zona atacada haya caído en el descontrol absoluto.
También mencionó que a gran parte de la ciudadanía local le molestan las deforestaciones, pero que no pueden hacer demasiado porque los trabajos son respaldados por influyentes políticos.
Ahora, con este último ataque del EPP, queda claro que a raíz de la gran extensión de la estancia, cuyo bosque consta de unas 9.500 hectáreas, la FTC no podrá dar resguardo suficiente a cada grupo de deforestadores.
Sin embargo, al menos hasta ayer se observaban todavía sobrevuelos y rastrillajes tendientes a localizar al EPP.
En cambio, la fuente refirió que el combate a los delitos ambientales corresponde a otras instituciones y que lamentablemente el EPP utiliza esta situación como bandera para gozar de la protección de algunos pobladores de la zona.
La FTC sigue operando en la zona de ataque y los colonos menonitas no ocultaron su temor tras el último ataque, a tal punto de los pobladores no se animan a hablar con los medios de prensa para no exponerse.
Primera vez con Marito
Este fue el primer golpe del EPP en la era de Mario Abdo Benítez.
El Gobierno más afectado por la violencia del grupo armado fue el de Horacio Cartes, que precisamente fue el que creó la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).