Las mansas aguas del río Paraguay a esas alturas se dejan beber y abrigan en sus costas una fauna muy variada de carpinchos, cocodrilos, caranchos y bandadas de pajarillos irrumpen el espacio desde los camalotes. Las referencias no son los poblados (aunque algunos sobreviven), sino las estancias con sus pequeños puertos y sus retiros (lugar donde embarcan las reses de la costa occidental al otro lado). A la altura de Pedernal un cartel deja leer Km. 650, contando desde Asunción.
EL BAQUEANO
Pero el viaje de Puerto Yvapovo recién comenzaba, nos advirtió Marcos Recalde, dueño de la lancha a motor con que pudimos acceder a destino. Patrón y remero, Marcos más parece una memoria cruel de la estancia de los militares. Allí cumplió su servicio militar a los 15 y allí acunó un rencor apenas simulado por el rostro curtido y calmo del pesquero.
Nos garroteaban todos los días, prorrumpió en un guaraní crudo comenzando un relato espeluznantemente natural, como si esas experiencias fueran de ayer, de hoy, de todo momento.
¿Señor?, es una respuesta-pregunta refleja consultado por algo, porque en el cuartel quedó con los tímpanos estropeados y la cabeza abarrotada de pequeños moretones. Un buen día perdió el control y se enfrentó a un sargento. Y, como castigo, lo colgaron de patas arriba del gancho de la carnicería. Aquella noche, su cuerpo fue carneado por los mosquitos. En ese tiempo, 1984, época del Gral. Fretes Dávalos, éramos unos cien soldados y cien reclutas, esa cruel diferencia de conscriptos entre soldados y reclutas es algo que tampoco se borra de la mente. Eran millones de animales en el campo, y los soldados rojepuru (usados) incluso como bueyes estirando el arado. Fretes Dávalos, de 30.000 novillos, dejó a su sucesor, el Gral. Eumelio Bernal, tras el golpe del 89, 15.000. El ganado -contrariamente a la producción precuaria- está, administración tras administración, en franco exterminio.
UN POCO DE HISTORIA
En 1976, en las tierras de El Pedernal, antiguamente de la extinguida Corporación Paraguaya de Carnes, pastaban unas 30.000 cabezas. Una vez en manos del Estado, pasó a ser administrada por el jefe de Estado Mayor, Alejandro Fretes Dávalos. En ese tiempo, los estancieros y soldados explotaban a gran escala también el arroz. En el decreto de adjudicación, 27.769 del 76, se dispone que el ganado existente en el establecimiento se destine al servicio y explotación de las Fuerzas Armadas. Se transfiere todo el patrimonio al Estado para hacerse cargo del activo y pasivo y se dispone su liquidación. Sin embargo, esta liquidación jamás se realizó, pasando su explotación a los archivos secretos de los militares. Pedernal salió a escrutinio público con el descubrimiento del negocio de las reses con la Intendencia del Ejército. En tiempos del Gral. Pablino González en la Intendencia (1999/2000), se traían las reses de Pedernal, pero sacaban facturas a nombre de una docena de empresas pantalla o fantasma. Todo el dinero quedaba en las bolsas de los generales, estafadores civiles y una vasta red de gente que desde mucho tiempo atrás venía saqueando al erario público. En dicho período, era presidente de la estancia Pedernal el retirado general de división Francisco Mendieta Brossi. Este tuvo la gran oportunidad para blanquear la estancia en el 2000, pero no lo hizo. Millonarias razones habitan esta estratégica decisión.
Próxima entrega: Mendieta Brossi omitió la estancia en el informe de bienes del Comando Logístico.