Cargando...
Hace varias décadas se puso en marcha el más monstruoso de los dominios en la mayoría de los países de América: el PLAN CÓNDOR. Este parlamento está conformado por la misma oligarquía extranjerizante, cruel y presumida, organizada para dominar la patria financiera, expoliar a los más necesitados, reduciéndolos a desvalidos pueblos sin voz ni acción. Entre tanto, el discurso de “civilización y progreso” se contrapone a la realidad de la masa que se debate entre ciclópeas tribulaciones y desfallecimientos, gracias a una desigualdad sanguinaria. El 90% de las tierras paraguayas están en poder del 2% de la población (millones de hectáreas), sometidas a una total especulación. Este es el resultado de la tan mentada “reforma agraria” durante el oscurantismo, uno de los pilares de “paz y progreso” de nuestro “preclaro” dictador Stroessner ¡Vaya equidad! Una repartija desgarradora, profundizando la brecha entre ricos y pobres; y demoliendo por completo el tejido social de la República. Por eso, el libro del uruguayo Eduardo Galeano es testimonial y referencial; en él sintetizó una magistral obra: “Las venas abiertas de América Latina”, donde recoge las barbaries cometidas por esta “casta antisocial” usurpadora y criminal.
Los autócratas-oligarcas del Paraguay llevan una vida fastuosa e inmisericorde. Poseen mansiones, estancias, compañías, capitales, inversiones y un sinfín de pertenencias en el país y en el exterior al más puro reflejo de las series televisivas “Dallas” y “Dinastía”, donde el estilo de vida es de fantasía, oropel, soberbia y segregación, además de putrefacción. Estas fortunas se encuentran fugitivas e instaladas en los paraísos fiscales, desde donde operan libremente, incluso, con facilidades de invertir en corporaciones internacionales y financiando golpes de Estado para ungir gobiernos afines a sus caprichos e intereses.
Del concubinato entre el poder judicial y el legislativo, nació el robo institucionalizado que deja de ser delito cuando ellos lo practican, trastocándose el orden de los valores, porque encima se tornaron “letrados” (queda sujeto a la libre interpretación) y ejemplos a seguir por la sociedad. ¡Pobres hijos nuestros!
“Hombres escombro”, ¡basta ya!
Extendiendo sus tentáculos de corrupción han acaparado los tres poderes del estado. Solo se expresan en defensa de sus particulares intereses y no sobre las expectativas colectivas, comunitarias o populares. Para ellos no existen Dios ni Patria. Son los zares del engaño beneficiados con fueros, siderales honorarios, exenciones, privilegios, derroches, reelecciones y otras yerbas sin ser pasibles de juicio político ni de condena de ninguna clase. ¡Qué privilegio! Como ciudadanía, nunca debimos permitir que las cosas llegaran tan lejos.
Pero, como nuestra educación cívica es bastante limitada, podemos esperar peores cosas aún. Es por ello que todos al unísono y en el campo que nos compete, debemos realizar la tarea impostergable de profundizar en nuestros derechos y obligaciones como sociedad que desea y merece lo mejor. Así como tomamos unos minutos para higienizarnos, sería de gran provecho ejercitarnos como ciudadanos un poquito cada día. Es la hora de la Patria, por unas horas, dejemos de lado los colores y fanatismos, porque al momento de llevar este país adelante, nuestra determinación, basada en el pleno conocimiento del espíritu de la Constitución Nacional, es lo que permitirá erradicar a esta camarilla que dañó más que mil guerras al Paraguay.
El tan mentado eslogan de “Paraguay es soberano” es un embuste, falta a la verdad. La soberanía se basa en la EDUCACIÓN señores “dipu-sena-chorros”. Si no hay instrucción no hay determinación y, por ende, no podemos construir nuestra soberanía. Y no está de más acotar que un pueblo educado a lo largo y ancho de toda su geografía no tiene ni permite que sus dirigentes sean como los actuales. Están liberados para el libertinaje, sin obstáculos ni prohibiciones. Si esto no es pertenecer a una claque privilegiada en el Paraguay, ¿qué es? ¡A esquilar se ha dicho!
El Poder Ejecutivo representado por Fernando Lugo y sus ministros se fue con una “ejecución sumaria” (juicio exprés). Vitales actos quedaron sin efecto, como el rescate de los “capitales fugados”, la restauración o recuperación de los “bienes malhabidos”, el procesamiento y condena de los “asaltantes del Estado”, el rescate y reparación de las “víctimas de la dictadura”, la reivindicación y cicatrización de las “heridas causadas por la tiranía” y, sobre todo, la mano dura con sus pares de los otros poderes que sin contemplaciones lo atosigaron y finalmente lo tumbaron.
Y llegó la hora… la acción está en manos del pueblo… debe levantarse y prorrumpir, es el momento de tomar medidas legítimas en contra del parlamento y sus lenguaraces. Estos “ensabanados” nunca fueron elegidos por el pueblo, son un “producto fabricado”, entre gallos y medianoche (ysómemete), fruto de pactos entre pillos, capangas y malandrines.
Todos deben ser arrojados a la bahía para que la corriente los aleje del pueblo sano, noble y decente. A los contaminantes, esa correntada les llevará río abajo y los perderá en la inmensidad del océano, bien lejos del paraíso guaraní. Si a este parlamento no lo elegimos, tampoco nos representa, entonces, que se disuelva. ¡Juicio popular!