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Pasaportes diplomáticos fueron entregados sin miramientos a amigos, socios comerciales y personas que nada tenían que ver con la diplomacia de nuestro país.
El 5 de setiembre de 2014, por ejemplo, la Cancillería paraguaya entregó el pasaporte diplomático número 13024 a Juan Ángel Napout Barreto, entonces presidente de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) y vicepresidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Napout tenía una amistad muy cercana con Horacio Cartes, con quien trabajó durante varios años como dirigente de la APF.
En agosto pasado, Napout Barreto fue condenado a nueve años de prisión por un jurado de Estados Unidos debido a su participación en el escándalo de corrupción conocido como “Fifagate”.
En marzo de este año, el actual presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, recibió el pasaporte diplomático número 14888.
Domínguez no cumple deber alguno como representante diplomático paraguayo, por lo que tampoco se entiende por qué debería portar ese documento. De hecho, la sede de la matriz del fútbol sudamericano asentada en Luque gozó durante casi dos décadas una especie de inmunidad diplomática, como si estuviera al mismo nivel que una embajada, sin justificación alguna. Ese privilegio le había sido otorgado en la segunda mitad de la década de los 90 y le fue revocado en 2015, luego de que saltara el escándalo de corrupción que salpicó a varios dirigentes latinoamericanos.
Óscar Vicente Scavone, amigo de Cartes, empresario farmacéutico y expresidente del Olimpia, fue beneficiado también con este documento exclusivo en mayo pasado, al igual que su esposa, Rosa María Giagni.
El expresidente de Cerro Porteño y empresario cárnico Luis Pettengill también recibió un pasaporte diplomático, emitido el pasado 20 de setiembre.
Según los registros públicos de Panamá, Pettengill es socio comercial de Cartes en una empresa creada allí y denominada Adrivia Inc.
Todos ellos podían viajar prácticamente sin control alguno.