En primer término, alienta al financiamiento con dinero sucio, pues al haber tanta competencia cada candidato se ve obligado a buscar mayor financiamiento de tal forma a asegurar su elección.

A esto se suma el hecho de que cualquier persona, sin importar de qué sector proviene, podrá candidatarse, pues solo necesitará tener dinero o un buen financista. Así, cualquier narcotraficante, contrabandista o persona que viva de la ilegalidad, podrá tener su propio diputado, senador, o concejal (como viene ocurriendo).

La directora ejecutiva de Semillas para la Democracia Marta Ferrara manifestó en su oportunidad que se necesita un mejor control del financiamiento político. Esto sin embargo está lejos de lograrse pues hace apenas dos semanas se promulgó una modificación de la ley que regula el uso de dinero en campaña, y en la misma otra vez se estableció que solo los condenados por algún delito no podrán financiar candidatos. Sí podrán hacer los procesados por diversos delitos, entre ellos el lavado de dinero, narcotráfico, tráfico de armas.

Además se advirtió sobre el debilitamiento de los partidos y el riesgo de gobernabilidad debido a que nadie tendrá el control sobre los legisladores elegidos.