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“Eso yo compré con un ahorro de cuando trabajé como obrero en Mercedes Benz, en Alemania. Con ese dinero compré hace 28 o 30 años”. Esto respondió Mons. Juan Bautista Gavilán cuando fue consultado por nuestro diario sobre las cuatro fincas que totalizan 32 hectáreas, que posee en el distrito de Eusebio Ayala.
Había señalado que compró cuando las tierras estaban “baratas”. Al ser requerido sobre cuánto es barato, dijo “unos 750.000 guaraníes la hectárea”.
Según los documentos a los que accedió nuestro diario, solo una pequeña parte de la propiedad el religioso adquirió poco después de su vuelta de Europa, hasta donde fue realmente a estudiar en 1985, junto con otros sacerdotes latinoamericanos, en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma, Italia. Teóricamente de allí pasó a Alemania a trabajar como obrero en la automotriz que menciona. No queda muy claro cómo lo hizo, pues como fue a estudiar, de Italia volvió en 1987 con un título de Licenciado en Teología Pastoral expedido por la Universidad Pontificia de Roma.
Las primeras 10 hectáreas de tierra figura a su nombre en los registros públicos desde 1990. Otras seis hectáreas fueron inscriptas en 1991; la tercera de 9 hectáreas tiene fecha de inscripción en los registros públicos a nombre de Juan Bautista Gavilán Velázquez el 25 de junio de 1996; y la última de 7 hectárea el 4 de enero del 2007. En estas fechas, Mons. Gavilán ya se desempeñaba como obispo de Coronel Oviedo.
El prelado no solo tiene las tierras. En el lugar realizó varias inversiones como una moderna pollería con capacidad de producción de 200.000 aves anualmente y con proyección de aumentar a 240.000 en el 2017. También cría vacunos. En el 2008 tenía 86 cabezas.
Accedió a préstamos del Crédito Agrícola destinado a pequeños productores; del Fondo Ganadero y del Banco Nacional de Fomento. Esta última entidad le otorgó entre 2013 y 2016, crédito por G. 1.224.000.000.
Con toda la infraestructura, los préstamos y la propiedad, el patrimonio de Mons. Gavilán asciende a unos G. 3.000 millones. Nada de lo que tiene es herencia, lo fue amasado con el tiempo, por lo que genera dudas. Su ingreso como prelado asciende a poco menos de un salario mínimo, según reveló un sacerdote, y no proviene de una familia adinerada.
Su colega Mons. Ricardo Valenzuela declaró el lunes a nuestro diario que como sacerdote “es muy difícil tener plata, salvo que tengas una herencia”.
nespinola@abc.com.py