Cargando...
- El Tratado de Itaipú fue suscripto el 26 de abril de 1973, en Brasilia, por los ministros de Relaciones Exteriores Raúl Sapena Pastor (Paraguay) y Mario Gibson Barboza (Brasil), en presencia de los dictadores militares Alfredo Stroessner (Paraguay) y Emilio Garrastazú Médici (Brasil).
- A pesar de que el Acta de Foz es mencionado en el Considerando del Tratado de Itaipú, sus puntos de mayor relevancia (“derecho de preferencia” sobre el excedente de la otra parte y “justo precio” sobre ese excedente) no aparecen en el Tratado de 1973.
- Si bien el Art. XIII del Tratado convalida el punto concerniente a la propiedad compartida, por partes iguales, de la energía de la futura central, soslaya los principios del “justo precio” y convierte el derecho a la preferencia de Brasil sobre nuestro excedente en derecho absoluto, en único o exclusivo adquirente.
- El Art. XV añade, como para que no queden dudas, que ese derecho corresponde solo a la ANDE y Eletrobrás o las “entidades paraguayas o brasileñas” que estas indiquen. En rigor “brasileñas”, porque desde el Acta de Foz o incluso antes, los gobiernos y sus negociadores sabían que la única parte que podía tener excedente era la paraguaya.
Aberrante
En el parágrafo 3° del Art. XV se tropieza con la mayor aberración del documento, que pisotea el principio del justo precio, el derecho de la propiedad en condominio sobre la potencia hidráulica del río Paraná, así como sobre la energía que la usina a construirse: “... Itaipú, además, en el costo (…) incluirá el monto necesario para compensar a la Alta Parte Contratante que cede energía a la otra”.
El Anexo C, III.8 completa el despojo. “El justo precio” que impone es de US$ 300/GWh o US$ 0,003/MWh.
La aberración del Art. XV, parágrafo 3°, en cuestión fue corregido en enero de 1986, año en que se entendió que obligar a Paraguay a autocompensarse a través de la binacional por su excedente que aprovechaba Brasil racionalmente no tenía asidero alguno. Además comenzó a ajustarse, tímidamente, la fórmula de cálculo de la “compensación” paraguaya, en rigor el precio de nuestra energía en Itaipú, un proceso que se extendió hasta 1992.
En 2005, aún bajo el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, se pellizcó otro puntito para este factor, hecho con el cual el precio de la energía paraguaya, sobre el costo de Itaipú, arañó apenas los US$ 3/MWh.
El 25 de julio de 2009, durante los gobiernos de Fernando Lugo e Inácio Lula da Silva, Paraguay consigue triplicar ese pago; no obstante, el precio de la energía paraguaya explotada por empresas instaladas en Brasil ronda los US$ 9/MWh, muy por debajo de los precios regionales de la energía eléctrica, que en el invierno pasado, según los precios de exportación de Brasil al Uruguay, ronda los US$ 350/MWh.
Deuda espuria
- En abril de 1986 se concreta, al menos públicamente y en forma documentada, la primera grave transgresión del Tratado de 1973. El Consejo de Administración del ente binacional reduce el costo del servicio de electricidad de Itaipú a un valor provisorio de US$ 10/kWmes. Unos días antes, el mismo organismo había decidido, con acta y resolución, que ese costo era US$ 14,75/kWmes.
La tarifa política de Itaipú rigió incluso hasta 1997, año en que los gobiernos de Juan Carlos Wasmosy (Paraguay) y Fernando Henrique Cardoso (Brasil) materializaron el “Acuerdo de Brasilia/São Paulo”, que cargó al pasivo de Itaipú, principalmente con Eletrobrás y el Tesoro brasileño, el resultado del subsidio, que ABC Color llamó desde un principio “deuda espuria”: US$ 4.194 millones.
En todo ese tiempo, según los registros de la binacional, Brasil contrató el 98% de la potencia disponible para ese fin en la gran usina y nuestro país el 2% restante.
- Al 31 de diciembre de 2006, según documentos del ente, el monto pagado por Itaipú a Eletrobrás y al Tesoro brasileño por deudas sumaba ya US$ 30.700 millones.
- Hoy, nueve años después, el saldo de la deuda ronda aún los US$ 13.900 millones.
- Se estima que en el 2023, año que vencerá el plazo de 50 años que los Gobiernos acordaron en el Tratado para revisar el Anexo C del Tratado, los “compromisos honrados” por Itaipú con Eletrobrás y el Tesoro brasileño excederán con holgura la marca de los US$ 60.000 millones. El presupuesto básico inicial del proyecto rondaba los US$ 2.000 millones.
Hegemonía brasileña
La política colonialista brasileña, aceptada y defendida por la dictadura de Alfredo Stroessner, incluso por sus partidarios camuflados hoy con ropaje democrático, imponía que en Itaipú Brasil puso el dinero y Paraguay solo el agua.
A pesar de que esa postura es hoy racionalmente insostenible, el gobierno de la entidad binacional, mejor la hegemonía administrativa brasileña en Itaipú, sigue sustentada en esa doctrina. En efecto, desde la instalación de la entidad en 1974, hasta hoy, 25 de abril de 2013, el tronco de la dominación brasileña en Itaipú sigue incólume. Admitamos que hubo cambios, como la supresión del doble voto que tenía el director general brasileño, o que la estructura de la alta administración de la entidad refleja la imagen del equilibrio, pero solo a miopes, ignorantes o entreguistas.
Una observación más cuidadosa permitirá descubrir que la Dirección Financiera de Itaipú, al menos en sus vértebras de decisión e información, desde el director ejecutivo hasta el último gerente son brasileñas. Su “par” paraguayo, así como la estructura que lo rodea, siguen siendo meros convidados de piedra. Una situación similar se reproduce en la Dirección Técnica, organismo que maneja el dinero y la producción de Itaipú.