"Noche de los cristales rotos" fue símbolo de intolerancia

La época stronista fue de terror para el país, en especial para Radio Ñandutí, que sufrió varios vejámenes, como "la noche de los cristales rotos". El auditorio "Jacinto Herrera" fue bastión de la democracia, y en muchos casos las autoridades impedían alguna actividad diciendo que "el acto está autorizado, pero no se puede entrar". Fue una de las muchas burlas de la dictadura a la ciudadanía.

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Ñandutí festejó ayer su 42º aniversario, motivo especial para dialogar con su director-propietario, y periodista, Humberto Rubín.

- ¿Podés recordarnos aquella fatídica noche, la fecha y las circunstancias del hecho?

- No me puedo acordar bien de la fecha, pero el 28 de abril alguien me dijo. Esa noche vinieron dos camiones grandes con orquestas, tocando Gral. Stroessner y gritando "Judío de mierda" y todo eso. Yo venía a la radio, y mi hija que vivía acá en la urbanización Ruotti me llamó y me dijo: "Papá, no vengas, que te quieren matar". Y lo bueno es que yo llamé a la Policía, y qué hizo la Policía, ¡pero increíble!, cerró el tránsito de los dos lados para que los atacantes hicieran lo que querían, y después, cuando rompieron todo, con orquestas, con cánticos, se fueron campantes.

- ¿Qué ocurrió a continuación?

- Esa noche fue muy curiosa. Vino Julia Velilla, la historiadora que en ese tiempo ya era novia de Edgar L. Ynsfrán y después se casaron, y me dijo: "Quiero hablar contigo, por qué no le llamás a Edgar, porque este puede ser el momento que están esperando para liberarse de Stroessner". Y yo dije: "Pero en qué trampa voy a caer, cómo voy a llamarle a Edgar Ynsfrán". Si bien es cierto que ya no estaba en el Ministerio, no le creí. Cuento esto porque no sé si a lo mejor hubiera precipitado, si Ynsfrán tenía algún poder dentro del coloradismo rebelde que había en aquella época, pero me acuerdo que fue una noche terrible, terrible.

- A lo mejor iba a ser como la venida del Papa, que luego precipitó su salida.

- Y no sé, te juro, porque nunca supe qué hacer con la famosa noche de ataque a la radio.

- La época stronista fue muy dura, en líneas generales.

- Fue muy dura, muy dura, porque acordate que nosotros sufrimos tres cierres de un mes, y de 15 días, ordenados por el Ministerio del Interior, ordenados por Antelco. Fui detenido y preso no sé cuántas veces. ¡Sí, era de terror!, sin documento, sin cédula, éramos personajes que no existíamos.
- En el ’89 vino la caída de Stroessner y se liberó un poco todo, ¿verdad?

- Inmediatamente, pero yo no podía salir, porque estaba con el transmisor roto. A los dos días de venir a romper acá, fueron a la planta, atacaron y maniataron al operador y rompieron el transmisor. Después junté un poco de dinero, fue muy difícil, y remendando salimos. Habrá sido a los 20 días después del golpe.

- La radio fue evolucionando, creciendo, ¿y cómo está ahora a los 42 años?

- Liderando, liderando, con varias radios que tenemos, como la Rock and Pop, la Concert, Mburucuyá. La Concert es mi orgullo, por la música clásica y el jazz. Tenemos la amistad de Radio Disney, y varias otras radios asociadas. También estamos en internet, y nos escuchan en todo el mundo.
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