“No peleamos contra un dictador sino contra un cártel”

Ramsis Ghazzaoui es un profesor de Derecho Constitucional, uno de los 33 magistrados nombrados por el opositor Parlamento (Asamblea Nacional) para reestructurar el Poder Judicial, sojuzgado por Nicolás Maduro en Venezuela. El dictador ordenó la captura de todos ellos. Ghazzaoui escapó por mar y relata en esta entrevista sus peripecias. Busca conformar con otros magistrados un tribunal de justicia en el exilio.

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–Es de no creer que tenga que reinar otra vez un régimen policíaco en Sudamérica. Creíamos que el de Paraguay era el último. Fueron 35 años... –Venezuela vive una situación de violaciones de derechos humanos grave. La persecución es bestial. La descomposición social que hay es lamentable. Hay hambre, miseria... La gente se rebusca en la basura. Hay pobreza crítica, niveles de inseguridad dramáticos. Desde las cinco, las seis de la tarde nadie sale a la calle. Se da como un toque de queda. El desabastecimiento es muy grande: no hay medicinas, escasean productos básicos de la canasta familiar. Venezuela es una tragedia. Jamás pensé que íbamos a llegar a este extremo.

–Justo un país que fue refugio de exiliados de las viejas dictaduras de los sesenta y setenta... –De cuatro a cinco años para acá tenemos una diáspora de casi tres millones de personas. A Colombia pasan de dos a tres mil venezolanos por día.

–¿Se van definitivamente?

–Van y vienen pero muchos se van quedando. Es un problema migratorio que está afectando cada vez más a los países que los acogen. También van masivamente a Argentina, Chile...

–¿Por qué está exiliado? –En julio fuimos nombrados por la Asamblea Nacional (opositora) para llevar adelante la reestructuración del Poder Judicial y el rescate del estado de derecho y de justicia. Como represalia, el régimen nos sometió a un proceso militar con un fiscal militar a pesar de que nosotros no cometimos ningún delito militar y tampoco somos militares.

–¿De qué son acusados?

–De traición a la Patria. La pena es de 30 años. Imagínese, magistrados perseguidos por el Gobierno. Es algo jamás visto. Somos acusados de delincuentes de la peor calaña.

–¿Cuántos presos políticos se estima que hay?

–Hasta el mes pasado había 440 presos de conciencia. Entre ellos hay muchísimos estudiantes que estuvieron en la resistencia estos últimos cuatro meses. Hay diputados, políticos, amén de los que estamos en el exilio y que tuvimos que salir en forma intempestiva para eludir la prisión.

–¿Cómo salió de su país?

–Salí en una lancha desde las costas del litoral central, en Carabobo, hacia la isla de Curazao. Estuve como 10 días en la clandestinidad.

–¿Cuánto tiempo de viaje?

–Son cinco horas en mar abierto. De Curazao tomé un avión que me condujo a Miami.

–¿Y los demás magistrados?

–Otros salieron por la frontera con Colombia.

–¿Las órdenes de detención se cumplen o es solo para atemorizarlos?

–Se cumplen. De ahí la cantidad de presos políticos que hay. La persecución es muy fuerte.

–Debe ser difícil tomar la decisión de abandonar así el país donde uno vive... –Es inevitable si uno no quiere ir a parar a prisión por tiempo indefinido. Tengo una prohibición de enajenar mis bienes, tengo las cuentas bloqueadas, los bienes incautados... Ángel Serpa, uno de los magistrados, estaba en la clandestinidad y fue capturado. Si me quedaba estaría encerrado en un calabozo. Yo creo que tomé la decisión correcta, para denunciar afuera la tragedia que vive Venezuela. Con otros magistrados que también escaparon estamos montando un tribunal de justicia en el exilio. En los próximos días haremos un evento en Washington, algo grande. Vamos a colaborar con la justicia internacional para juzgar a los mandamases del régimen por los crímenes que han estado cometiendo en Venezuela.

–¿El resto de los 33 dónde está?

–Estamos 11 en Estados Unidos, 6 en Colombia que están trasladándose poco a poco a Washington. El resto está en las embajadas, en Caracas.

–¿Asilados?

–Chile concedió asilo a cinco. El Gobierno no les otorga el salvoconducto para abandonar el país. Ya venció el término. Seguramente no les van a dar. Hay un magistrado en la embajada de México y cuatro en la embajada de Panamá. Tenemos dos que se arrepintieron y renunciaron.

–Anímicamente cómo se siente un exiliado... –En mi caso particular, soy optimista a pesar de que el régimen nefasto de Maduro y su séquito, sustentado por Diosdado Cabello, el vicepresidente (Tareck el) Aissami y su red de narcocorrupción no repara en formalidades para reprimir...

–¿Narcocorrupción?

–El Gobierno de Maduro está incrustado de narcocorrupción. Nosotros no estamos peleando contra un dictador sino con un cártel. Es una banda de delincuentes que opera como crimen organizado de la corrupción, el contrabando, una mafia que además detenta el poder. Es algo jamás visto. Los desvíos de dinero se estiman en 800 millones de dólares. Hablamos de cifras astronómicas.

–¿Hay evidencias? ¿Tienen pruebas?

–Claro. Por eso es que la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, anda como nosotros, perseguida y en el exterior, igual que nosotros.

–¿También exiliada?

–Exiliada como nosotros. Fue destituida por la asamblea constituyente títere que hizo conformar Maduro y que maneja su excanciller Delcy Rodríguez... La fiscala Ortega tuvo que salir del país por las amenazas. En mi país, aunque sea difícil de creer, hay 200.000 personas civiles armadas que forman parte de las fuerzas parapoliciales; gran parte de ellos culpable de los asesinatos a los manifestantes opositores de los últimos meses. ¿Sabe cuántos cubanos hay en Venezuela al servicio del régimen? Hay 20.000, en su mayoría espías. Las Fuerzas Militares de Venezuela están infiltradas, tuteladas por los cubanos. En la cúpula militar funciona el Cártel de los Soles.

–¿Qué es?

–Es un cártel del narcotráfico manejado por los jefes militares. Ellos manejan gran parte de los negocios del país. Por ejemplo, una empresa minera está manejada por ellos.

–¿Militares empresarios?

–Claro. Las concesiones mineras a Rusia y China transitan primero por una empresa militar. Manejan el contrabando del hierro para construcción, el cemento, la gasolina, los medicamentos, los alimentos básicos. No hace falta decir más. Los militares mantienen al régimen de esta forma.

–¿Por qué las presiones internacionales no surten efecto?

–Le explico. Gran parte de la riqueza de Venezuela está hipotecada a China. China acaba de pronunciarse en Naciones Unidas apoyando al régimen de Maduro. China tiene grandes inversiones en petróleo y minas y extracción gasífera. Igual pasa con Rusia. Estamos hablando de dos potencias internacionales. Es un bloque. Estas potencias tienen muchos intereses en Venezuela. Es decir, las negociaciones que se hagan con el régimen debe pasar por garantizar a estos dos países sus intereses económicos. Tenemos por fin un paquete de sanciones económicas que pesan sobre las personas que componen el régimen.

La Asamblea Nacional y nosotros los magistrados estamos pidiendo a la Unión Europea la aplicación de sanciones más estrictas por parte de la Comunidad Europea. Lo difícil es aplicar sanciones selectivamente sin que esto afecte al pueblo que, de por sí padece día a día este problema de escasez. Maduro y sus secuaces también tienen metidos sus capitales en los países árabes, en el Lejano Oriente, en África. Es una red creada a lo largo de sus 15 años de poder absoluto.

–Un régimen absoluto difícilmente se va si no es a cañonazos, como se fue Stroessner... –Puede ser, cuanto más usted presiona a la bestia y la acorrala, más se aferra al poder, porque sabe que tarde o temprano va a tener que pagar por sus crímenes. La sociedad venezolana se ha comportado en forma valiente para salir cuatro meses a la calle y sufrir más de 140 muertos.

–Las muertes no bastaron... –No bastaron. Lo lamentable es que hay países de la región que todavía no se han pronunciado en forma contundente. Esto no es un tema de ideologías, de partidos. Lo que existe es una violación diaria de los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad. Un gobierno que se diga democrático y defensor de derechos humanos no puede permanecer indiferente...

–¿A qué países específicamente se refiere?

–El caso de Uruguay es bastante patético. Es una vergüenza...

–¿El Gobierno de Tabaré Vázquez?

–Yo creo que el presidente Tabaré Vázquez no tanto. Yo diría los que están detrás del presidente Tabaré Vázquez. Pero no me refiero solo a Uruguay. Me refiero también a Nicaragua, a Bolivia. En Ecuador, por suerte el nuevo Presidente se ha ido distanciando poco a poco del régimen de Maduro. Brasil que es un gigante, todavía no se termina de pronunciar. Es cierto que tiene su problema interno pero no puede dejar de mirar para Venezuela.

–El presidente Trump le dedicó un buen espacio a Venezuela en su discurso en Naciones Unidas. –El presidente Trump dijo que la comunidad internacional tiene que hacer más. La presión internacional tiene que ser mayor. Eso implica dejar al régimen de Maduro solo. Trump ubicó el problema de Venezuela como un tema de orden mundial al nivel de Corea del Norte, Siria o Irán o Irak.

–¿Cómo ve el futuro a corto, a mediano plazo? –Una tragedia así lleva inexorablemente a la violencia. A mí no me extrañaría que termine en una explosión social. Yo estoy seguro de que habrá militares no contaminados por la corrupción que en un momento dado se pondrán del lado del pueblo y obligarán a Maduro a irse. Eso puede pasar en cualquier momento...

–Sigue fuerte Maduro...

–Para nada. Él está jugando cartas que le hacen respirar pero es inexorable su destino. Maduro terminará sus días en la cárcel... o disfrutando de su dinero en Rusia, en Siria, China o Corea del Norte. De lo único que estoy seguro es que nunca volverá a gozar de libertad en Venezuela...

holazar@abc.com.py

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