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Franco y Souza no se hablaron y estuvieron separados por espacio de 10 metros.
Para observar la cocaína y evidencias, el Presidente ingresó a un tinglado donde estaba Souza, esposado y celosamente custodiado por dos efectivos de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad).
Mientras el jefe de Estado recibía las explicaciones del titular de la Senad, Francisco de Vargas, el brasileño Souza observa atentamente los movimientos del jefe de Estado, quien también estaba custodiado por sus guardias del Regimiento Escolta Presidencial.
La incineración se realizó en las instalaciones de una planta industrial denominada Tayi Ambiental SA, ubicado en Villa Hayes (camino de Puerto Falcón). Según el titular de la Senad, con la incineración de la cocaína se cierra el círculo en el proceso de eliminar el cargamento incautado. El valor económico de la droga a ser destruida asciende a unos US$ 14 millones. De haber llegado a los destinos finales de Europa, fácilmente alcanzarían los US$ 120 millones, según la Senad.