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“Eso empujaría a Raúl Castro a hacer más reformas y de más calado en el plano económico, permitir mayor inversión extranjera y de los exiliados o permitir aún más trabajo por cuenta propia”, consideró por teléfono desde Burgos, donde participa en el tercer Congreso Iberoamericano sobre Redes Sociales, iRedes.
“Esto llevaría a abrir más la isla lo que, a fin de cuentas, implicaría una mayor apertura democrática”, estima Sánchez, filóloga de 37 años y autora del blog “Generación Y”, muy crítico del gobierno comunista cubano.
Desde que Chávez llegó al poder en 1999, Venezuela respaldó al gobierno cubano con sus vastos recursos petroleros, suministrando a Cuba unos 100.000 barriles diarios, en condiciones preferentes.
Una cooperación sobre la que ahora también pesa la incertidumbre que la muerte del líder el martes imprimió al futuro del “chavismo” en Venezuela, sombrío según Sánchez.
“Una de las principales debilidades de este tipo de modelos personalistas es que sin esta persona no pueden sobrevivir”, afirma.
La célebre bloguera es también crítica con el legado de Chávez: “aunque proveyó a la población pobre de mayores recursos y oportunidades, se pagó con la moneda de la libertad, en la censura en los medios, la polarización del discurso o el enfrentamiento ideológico de una sociedad que queda muy lastimada”.
Medidas desesperadas
Gracias a la reforma migratoria cubana aprobada por el régimen en octubre pasado, Sánchez logró un pasaporte varias veces denegado y el 18 de febrero emprendió una gira internacional de tres meses por una decena de países, que incluye Brasil, España, México y Estados Unidos.
Aun así, asegura que este tipo de reformas son “medidas del desespero” de un sistema “en fase terminal que económicamente no puede valerse por sí mismo y con sus dirigentes históricos en los últimos años de vida”.
Por ello, pidió al gobierno español que “no se crea demasiado los cantos de sirena de las reformas que, aunque han abierto alguna flexibilización económica, no han dado ningún paso para que los cubanos recuperemos nuestra libertad”.
Muerte de Payá
Las relaciones entre España y Cuba se vieron recientemente puestas a prueba por la muerte en un accidente de tráfico del líder disidente Oswaldo Payá, de 60 años, de la que se acusó al joven político conservador español Ángel Carromero.
Payá murió el 22 de julio junto al disidente Harold Cepero, de 31 años, en una carretera a 700 km de La Habana cuando su automóvil, que conducía Carromero, se estrelló contra un árbol.
El político español, de 27 años, fue condenado a una pena de cuatro años de prisión por homicidio imprudente que, tras ser repatriado en diciembre, cumple ahora en España en régimen de semilibertad.
Pese a las peticiones de la oposición cubana, Carromero no había roto su silencio público sobre lo ocurrido hasta que aseguró al Washington Post, en una entrevista publicada este miércoles, que el siniestro fue provocado por otro automóvil que los seguía y los embistió por detrás.
Por ello, Sánchez insistió “en la necesidad de hacer una investigación internacional independiente”.