Millonario busca desmontar modelo socialista uruguayo

Juan Sartori es un millonario que busca posicionarse como renovación en la política uruguaya. Se postula a Presidente por el partido Nacional (Blanco). Casado con una hija del magnate ruso (dueño del club Mónaco) Dmitri Rybolovlev, este outsider admite que el gobierno socialista ha empobrecido a su país y que hace falta desmontar la estructura.

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–Postulante bastante joven para Uruguay, donde la política está dominada por los veteranos.

–Sí, imagínese, el actual Presidente (Tabaré Vázquez) tiene 80 años. Uno de los postulantes, el expresidente Julio María Sanguinetti tiene 82. En mi Partido Nacional, el joven soy yo. Tengo 38. Además, creo que soy el único que no es político de carrera, un outsider.

–¿Cuál es la reacción a su postulación?

–En mi partido, el que va primero en las encuestas es (Luis) Lacalle Pou (de 45 años), hijo del expresidente (Lacalle Herrera). Hace tiempo que está en carrera. Después, segundo va (Jorge) Larrañaga (62), que ya fue cuatro veces candidato. Con dos meses –me lancé en diciembre– yo ya voy tercero. Vamos creciendo. Resulta que en Uruguay teníamos un sistema político muy paralizado, muy envejecido. Son siempre los mismos haciendo la misma cosa. Se entra por apellido, y eso hace que la gente descrea mucho de esos políticos y no convenzan cuando dicen que van a hacer algo nuevo. Por eso es importante que surjan candidaturas transversales.

–¿Herencias familiares?

–Sí, la mayoría de las candidaturas son de familia.

–Con pedigrée...

–Con pedigrée o con mucha tradición política, con apellido, en algunos casos con antecesores que se remontan a 100 o 200 años. Son las mismas familias que siguen hoy en el poder o en el sistema político.

–Quién: ¿Lacalle, Sanguinetti?

–Lacalle, Larrañaga, (Enrique) Antía (69 años), En el otro partido le tenemos a Sanguinetti que ya fue Presidente dos veces (sonríe con ironía). Ya está de nuevo en carrera. Hay poca renovación. Mi idea es traer la renovación. Yo pienso que los partidos tienen su vigencia, su historia y su valor, pero tiene que haber renovación, tiene que haber perfiles nuevos, gente que tenga una visión distinta del mundo y de la política. Eso está pasando con mi candidatura, algo imposible de concebir para esta estructura que está preparada solo para ellos.

–¿Cuándo son las elecciones?

–Las internas, el 30 de julio; octubre la primera vuelta y en noviembre, si no hay ganador, la segunda (balotaje).

–¿Cuál es su formación?

–Economía y Ciencias Comerciales. Soy un empresario que ha viajado por el mundo, con negocios en Europa, Estados Unidos y nuestro continente. Tengo un club de fútbol en Inglaterra.

–¿Cuál?

–El Sunderland, un club histórico (está casado con Ekaterina Rybolovleva, hija del magnate ruso presidente del club Mónaco de Francia, Dmitri Rybolovlev).

–Cómo se hizo fuerte en las finanzas.

–En la Universidad ya me inicié con una empresa de inversiones. Terminé formando un grupo empresarial que se llama hoy Union Group, presente en tres continentes. Es el producto de mucho trabajo y esfuerzo .

–¿Quedó corto, por eso busca el poder político? –No es buscar el poder político. A mí siempre me gustó realizar cosas, hacer realidad las ideas y los sueños, y lo logré a una edad bastante temprana en mi vida. Bueno, ahora esta misma capacidad, estas mismas ganas de mejorar la realidad, la quiero volcar a mi país. Yo no lo veo a la política como algo horrible sino como la mejor manera de resolver los problemas de la gente. Creo que se pueden hacer más cosas desde una visión menos política, menos ideológica y más pragmática.

–¿Qué ofrece Sartori?

–La economía se ha enlentecido y queremos volver a tener un Uruguay integrado al mundo y no como ahora, alineado con Bolivia defendiendo a Venezuela.

–Para muchos es inexplicable la posición del Gobierno de Uruguay.

–La posición de mi Gobierno ha dejado una pésima imagen a mi país. Desde la oposición hemos sido muy duros con el gobierno de Tabaré Vázquez. Lastimosamente mi gobierno se puso del otro lado de la democracia y la libertad. Nosotros vivimos en Uruguay mucha inmigración venezolana, resultado de la tragedia humana que vive hoy ese país. Eso no puede seguir y mirar para otro lado como hace el Gobierno uruguayo.

–¿Qué le ata al régimen de Venezuela?

–Uruguay está inexplicablemente en ese grupo de Bolivia, México y Nicaragua que apoya al régimen de Nicolás Maduro, alineado a los populistas de izquierda. Son muchos años de andar juntos, haciendo quien sabe qué cantidad de negocios y de cosas bajo el mismo manto ideológico. Es una posición muy confusa. Hay amplia información para tomar la otra posición que es el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente. En ese sentido, Paraguay por ejemplo está tomando un liderazgo importante. He hablado de esto con el presidente Mario Abdo durante mi estadía en Paraguay. Le dije que Paraguay está asumiendo unas posiciones de liderazgo político internacional con mucha valentía. Paraguay fue el primer país en romper relaciones diplomáticas con Venezuela. Creo que fue una posición fuerte, muy valiente, que hoy es compartida por la mayoría. Inclusive ahora ya están hablando de salir de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas originada bajo los gobiernos populistas de Argentina, Brasil y Venezuela) y armar una nueva plataforma que funcione mejor. Paralelamente, el Paraguay está yendo por un camino institucional donde se afirma cada vez más como un país más confiable ante el mundo y creo que le va a ir cada vez mejor. En cambio, en mi país, las empresas están cerrando. Hay más problemas de criminalidad que antes. El uruguayo hoy siente que está perdiendo ese país tan lindo que tenía antes.

–¿En qué fracasó el gobierno de izquierda?

–¡Son 15 años!

–Mucho tiempo.

–Se impuso un asistencialismo del Estado, mal manejado. Lo que hizo fue llevar más gente a la miseria en vez de permitirle que salga adelante a través del trabajo. El asistencialismo requiere de fondos. Entonces, el Gobierno lo que hace es alzar los impuestos. Los costos del país han subido y hoy tenemos a muchos uruguayos que tienen miedo de perder el trabajo o se encuentran en situación de desempleo y por eso tienen que migrar. Por eso se fijan en Paraguay, especialmente en el sector agropecuario. Yo creo que Uruguay y Paraguay se tienen que complementar más. 

–Cómo ve el futuro del Mercosur.

–Con el presidente Abdo coincidimos en que necesitamos migrar a más interacción comercial, un Mercosur que funcione de manera más fuerte, que piense menos con ideología y más con pragmatismo. A mí me gustaría más integración entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico, juntar esos dos bloques económicos en un gran mercado latinoamericano. Ese sí que sería un bloque de negociación potencial muy fuerte. El Mercosur ideológico no le ha beneficiado a nadie.

–¿Qué le parece la presencia de Bolsonaro?

–Los brasileros fueron muy claros. Ante un quiebre el quiebre institucional por la corrupción imperante, ellos le encomendaron hacer los cambios para que Brasil retorne a la normalidad.

holazar@abc.com.py

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