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A mediados de 2013, fue demandado por “cumplimiento de contrato”. El proceso inicio su yerno, Enrique “Kike” Sarubbi.
En el marco del juicio, el juzgado a cargo del juez Manuel Saifildin Stanley emitió una serie de notificaciones comunicando a “Manito” Duarte la demanda en su contra.
El problema es que “Manito” Duarte murió 13 años atrás. Ya no tenía forma de presentarse ante el juzgado de Capiatá y menos aún de ejercer su defensa.
Se aceptan las notificaciones
Los ujieres del Poder Judicial llegaban regularmente a la casa de “Manito” Duarte y quienes habitaban la vivienda recibían las notificaciones con el compromiso de “entregarle apenas volviera”.
¿Apenas volviera?
En el expediente se encuentran cada una de las notificaciones y en todas ellas se puede comprobar que eran recibidas sin inconveniente.
En la foja 76 del expediente se puede encontrar un documento particularmente comprometedor: Hilda Gladys Fleitas Vda. de Duarte expresó ante el ujier “que se comprometía a entregar la notificación a Francisco Duarte, el demandado”.
Un acta notarial, elaborada el 3 de febrero de 2015, por la escribana Lourdes Duarte, expresa lo siguiente: “A fojas 76 obra una notificación de fecha 5 de junio de 2014, dirigida al señor Francisco Duarte, recibida por la señora Hilda Gladys Fleitas de Duarte, diligencia practicada por el Abog. Alfredo Valdez, quien informa que la misma se comprometía a hacer entrega de la notificación al destinatario”.
Con posterioridad, Hilda Fleitas Vda. de Duarte se allanó en el juicio en nombre de su difunto esposo.
Esto dejó la vía libre para que “Kike” Sarubbi pudiera lograr una sentencia favorable sobre una finca con dueño legítimo en Minga Guazú. Se quedó con tierra ajena. Así de sencillo.