“Magos” con casas de US$ 250.000 siguen atornillados a cargos de oro

Javier Agüero Martínez y Francisco Solano Pérez son dos experimentados “magos” de las finanzas de Aduanas, inamovibles de sus jefaturas pese a las fuertes sospechas de enriquecimiento ilícito que pesan sobre ambos. Son parte del grupo de investigados por el Ministerio Público pero calladamente continúan disfrutando de la abundancia, menospreciando a la justicia.

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Protegidos por el director Nelson Valiente, Javier Agüero Martínez y Francisco Solano Pérez, sospechosos de enriquecimiento ilícito, continúan clavados a sus cargos de oro en la Aduanas.

Agüero, que logró su ascenso de subadministrador al cargo de administrador con el Gobierno del Nuevo Rumbo, es amigo de farras de Valiente y este vínculo al parecer prima para mantener el cargo pese a las denuncias que pesan sobre el funcionario desde hace varios años. Solano Pérez, quien estuvo en la cárcel por asesinar a un secretario en el 2014, recuperó su cargo de jefe de resguardo y se mantuvo firme en el cargo durante la administración Valiente.

Agüero, cuyo salario se mantuvo entre G. 7,5 millones y G. 13,5 millones entre el 2013 hasta hoy, tiene una casa valuada en unos US$ 250.000 y otra de aproximadamente USD 200.000, donde nos atendió su esposa Cynthia Lorena Agüero Colmán, aunque esta dijo que el aduanero no residía allí.

Vehículos de alta gama figuran a nombre del aduanero. El 2 de marzo pasado estrenó otra camioneta del año de unos US$ 60 mil, unos G. 330 millones, al cambio actual. Sin embargo, el ingreso global de Agüero en Aduanas el año pasado fue de G. 274 millones, según figura en el portal de la institución.

Agüero, como muchos de sus colegas “magos”, se ríen de la fiscalía y de la Contraloría. Demuestran desprecio hacia la justicia y continúan con sus groseras ostentaciones de lujo.

Solano Pérez actúa de forma contraria que Agüero. El aduanero había saltado a la fama luego de conocerse que con un sueldo de G. 3 millones junto al salario mínimo que cobraba su esposa Cynthia Raquel García, fueron construyendo una residencia de G. 1.000 millones y la señora se volvió empresaria del rubro automotriz. 

Solano Pérez había confirmado que de manera “informal” se dedicaban a compra y venta de vehículos pero luego fueron “formalizando” el negocio. En documentos figuran que la mujer hizo compras extraordinarias con sueldo mínimo. Por ejemplo una camioneta BMW de US$ 90 mil, pagaba cuotas de US$ 1.500, entregas de US$ 10 mil, etc.

rossana.escobar@abc.com.py

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