Los problemas económicos son una bomba de tiempo para el chavismo

Nicolás Maduro recibe un país hipotecado. El Presidente electo prometió en campaña seguir con los gastos sociales, principalmente la construcción de viviendas, pero el chavismo ya no cuenta con el colchón de dólares de hace cinco años que sustentaba su popularidad. La inflación, la devaluación de la moneda y la escasez de alimentos podrían desestabilizar el régimen. Analistas económicos coinciden en que el Gobierno debe cerrar el grifo de la filantropía con algunos países.

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Algunos especialistas tienen esperanzas en que el nuevo presidente “modifique” en algo la agenda económica radical con que Chávez buscaba construir su revolución bolivariana, ya que ni cuenta con el colchón de dólares de hace cinco años y menos, con su popularidad. El Palacio de Miraflores sabe que tiene que hacer ajustes en el sector finanzas, que pasan por recortar los subsidios internos y externos, abrir el chorro de dólares para calmar la inflación y llamar a la inversión extranjera para no secar a PDVSA.

Maduro recibe por ende un país hipotecado: desequilibrio fiscal pese a que el petróleo está superior a 100 dólares el barril; una inflación que se calcula cerrará en 31% este año y un impacto por devaluación estimado para este 2013 en 71%, la más alta en 14 años del chavismo.

La filantropía bolivariana hacia el exterior también está pasando facturas y quebrando la alcancía en que se convirtió Petróleos de Venezuela. (PDVSA).

Cuando Chávez llegó al poder en 1999 el dólar se cotizaba en 0,5 bolívares por dólar, siete devaluaciones se dieron en sus 14 años de mandato: la última a 6,30 en febrero y sobre 14 bolívares en marzo pasado, también la más alta de la era chavista, la primera impulsada por Maduro siendo vicepresidente y la segunda como presidente encargado tras la muerte de Chávez.

“Todo apunta a un escenario en el que el presidente electo deberá lidiar con una economía con menor crecimiento, elevada inflación y agotamiento de un modelo en el que la expansión del Estado reporta pérdidas en las empresas públicas y costos crecientes”, explicaba Víctor Salmerón, periodista y analista económico del diario El Universal de Caracas.

Devaluación y falta de alimentos

Uno de los tantos retos del nuevo presidente será frenar una hiperinflación que el país soporta desde hace más de dos décadas y que tomó impulso en la era Chávez.

La consultora Econalítica calcula que la inflación de 2013 rondaría 31,4%, aunque fue estimada sobre la base de un incremento del 25% en el salario mínimo, pero Maduro en su campaña ofreció un aumento salarial de 40% para este año por lo que los cálculos de Econalítica quedan rezagados.

Parte de esto se debe a que Venezuela ha incrementado las importaciones y reducido los niveles de exportaciones no tradicionales en los últimos años. La devaluación del bolívar del 32% en febrero pasado impulsó nuevamente los precios, duplicándose prácticamente el círculo inflacionario.

Uno de los grandes problemas de Maduro y que no reconoce en público, es que hereda una escasez de productos básicos, que promete convertirse en un dolor de cabeza si no abre el grifo de los dólares para favorecer las importaciones.

En Venezuela, con las mayores reservas de crudo del mundo, la escasez de alimentos básicos ha crecido a paso firme, algunos de ellos como artículos de aseo personal hasta alimentos como pollo, aceite, leche, etc.

El chavismo ha sustentado su popularidad con el gasto social, y en esta campaña prometió seguir manteniéndolos. El margen con el que ganó Maduro es pírrico en la historia del chavismo y de no maniobrar bien la economía y los números pueden desestabilizar el régimen como tradicionalmente lo demuestra la historia de las naciones.

jtorres@abc.com.py

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