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El oficial, cuestionado por los presuntos hechos de corrupción en su gestión, afirmó de sí mismo en su discurso de despedida, que no decepcionó en ninguno de los cargos que ocupó durante toda su carrera militar y que iba a su casa con la conciencia tranquila.
Sin embargo, deja un pesado lastre a las Fuerzas Armadas con los escandalosos supuestos hechos de corrupción en que se vio envuelto, así como su esposa “la generala” Lucía Duarte. Sobrefacturaciones, un entorno mantenido con millonarios salarios y privilegios a su esposa fueron, entre otros hechos, las “medallas” que se llevó el general de Caballería. Para algunos miembros de la cúpula militar, que hablaron fuera de micrófono, la ida de “la pareja” es un alivio para las FF.AA. “Es el peor comandante que yo he conocido, lo digo con absoluta responsabilidad y espero que trate de rectificar por el bien de las Fuerzas Armadas, una institución gloriosa”, había dicho el año pasado Soto Estigarribia al renunciar al Ministerio de Defensa a raíz de un enfrentamiento con el mismo Garcete.