Las fuerzas especiales dependen de la logística e inteligencia eficientes

La FOPE es el orgullo de la Policía Nacional; sin embargo, el alto mando es ingrato con una agrupación que se convirtió en punta de lanza de la institución. El éxito de una misión depende de información de inteligencia y logística.

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Hace un mes, la Policía Nacional inició el curso de operaciones especiales (COE). El riguroso proceso de selección tiene como objetivo formar personal para integrar la Fuerza de Operaciones Policiales Especializadas (FOPE).   


El último curso se realizó a mediados de 2008; en aquella oportunidad egresaron 17 efectivos, de los 50 y tantos postulantes de pertenecer a la FOPE. El costo de entrenamiento, por persona, es de 12 millones de guaraníes, como promedio.   

La Policía Nacional siente orgullo de los hombres que integran la FOPE, pero este sentimiento no es suficiente para mejorar su capacidad operativa. Las fuerzas especiales tienen serias limitaciones, resultado de la ineficiencia del alto mando policial y la burocracia del Ministerio del Interior.   

En Agua Dulce quedó claro que las fuerzas especiales, a pesar de su entrenamiento, del nivel operativo de sus hombres, no puede alcanzar el éxito cuando carece de la logística apropiada.  


El monte chaqueño se convirtió en un duro escollo y Severiano Martínez, fundador del Ejército del Pueblo Paraguayo, pudo curar sus heridas dentro del bosque y luego evadir a sus perseguidores ¿Fracaso de las fuerzas especiales? No, más bien reflejo de la desidia que impera en la Policía Nacional.   

En un momento dado se agotaron las pilas para hacer funcionar los visores nocturnos y no había baterías de repuesto porque la intendencia policial no previó repuestos, sumado a que estos equipos llegaron ocho días después del pedido inicial.   

Falta de incentivos   


A lo largo del secuestro de Fidel Zavala, el Ministerio del Interior mantuvo un marcado alejamiento de Fuerzas Militares; el ministro Rafael Filizzola y el mando policial establecieron distancia de los efectivos militares, sobre todo de las Tropas Especiales.   

Superiores en número, equipamiento y experiencia para acciones rurales, se descontaba que las Tropas Especiales eran las adecuadas para intentar atrapar al Ejército del Pueblo Paraguayo.   

En contraposición, el mando civil consideró que la FOPE es suficiente para combatir al grupo delictivo. Se enviaron fuerzas especiales a cercar Paso Barreto, pero al poco tiempo se dieron cuenta que no contaban con personal de relevo.   

Se resolvió con premura iniciar un curso con instructores colombianos: la Policía Nacional ordenó a las comisarías que envíen hombres para participar del entrenamiento, para integrar las fuerzas especiales.   

El curso comenzó con 50 alumnos, de los cuales 25 ya pertenecían a la FOPE. Apenas 3 suboficiales lograron superar el plan curricular, sin contar quienes ya integraban la agrupación, y los restantes, enviados por las comisarías, fracasaron en su desempeño.   

Demás está decir que los comisarios intentaron liberarse de cuanto haragán tenían en sus respectivas unidades. No enviaron los mejores, sino el rejugo.   

El curso de operaciones especiales es duro en extremo, por la disciplina, las exigencias físicas y los requisitos técnicos.

¿Para qué participar de un entrenamiento riguroso si el sueldo y los beneficios son iguales al que recibe un efectivo que está todo el día con aire acondicionado?


Muchas veces el incentivo no es solo dinero, sino también armamento moderno, especialización, equipo en buen estado o uniformes. En la medida en que el alto mando policial no comprenda la realidad de su propia institución, las fuerzas especiales seguirán caminando con renqueras.

 

Logística e inteligencia


La eficacia de las fuerzas especiales se mide por el éxito en sus misiones. Utilizando este parámetro, la FOPE fracasó estrepitosamente en Agua Dulce, al perder de sus manos a Severiano Martínez. Sin embargo, las fuerzas de choque trabajan a ciegas cuando no disponen de informes de inteligencia adecuados.


Esta sigue siendo la gran falencia de las fuerzas de seguridad: inteligencia policial es mediocre e inteligencia militar ni siquiera existe. De momento, la decisión de establecer una buena recompensa por los miembros del EPP resultó una buena política, dado que las últimas detenciones fueron resultado de delaciones. La  FOPE está bien entrenada, pero logística e inteligencia son vitales.

Próxima nota: Conclusiones generales. Final.

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