La Virgen de Caacupé está en el ADN de los paraguayos

La Virgen de Caacupé está en el ADN de los paraguayos. Es la que ha unido al pueblo para afrontar las grandes guerras, las grandes catástrofes. Es una realidad que recuerda al pueblo sus raíces, sus ancestros, la Patria misma. Son reflexiones del sacerdote Aldo Trento quien, en esta entrevista analiza desde la perspectiva religiosa el fenómeno Caacupé.

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–¿Cómo explica este fenómeno Caacupé? Se dice que la gente busca soluciones mágicas a sus problemas y que si el Gobierno solucionara un décimo de sus problemas, la devoción a la Virgen decaería... 

–Mire. Yo tengo 70 años y ya he visto bastante de este mundo. Es cierto. La gente busca la solución a la madre de todos sus problemas. El problema es el hombre mismo con su sed de infinito. El hombre es un ser para la eternidad, no como decía (el alemán Martin) Heidegger (1889-1976), que el hombre es un ser para la muerte o (el francés Jean Paul) Sartre (1905-1980) que decía “el hombre es una pasión inútil”, y que su vida carece de sentido. El hombre busca el infinito. Hay una poesía de (el italiano) Giuseppe Ungaretti (1888-1970) que dice “Encerrado entre cosas que mueren, hasta el cielo lleno de estrellas se acabará, ¿por qué busco a Dios?”. Entonces, el poder de la madre es como el camino.

–¿La Virgen, el camino? 

–Estoy volviendo de Yaguarón. Les expliqué el retablo de la Iglesia a unos periodistas amigos de la RAI (Radio y Televisión Italiana). Preguntaron: “¿por qué la Virgen se encuentra en el centro del altar mayor?”. Y la respuesta es que así como Dios se hizo hombre por intermedio de una mujer, ¿cómo un hombre puede mirar a Dios sin pasar por esta mujer? “Yo tengo fe de que me voy a curar” dice la gente que va a Caacupé y suplica y canta y cree. La Virgen no puede responder a nuestra problemática, como decía (el sacerdote italiano Luigi) Giussani (1922-2005): “el verdadero protagonista de la historia es el mendigo: Cristo, mendigo del corazón del hombre y el corazón del hombre mendigo de Cristo”, y la Madre, la Virgen, es verdaderamente el camino. Se llega a Jesús por María.

–¿Por qué la gente peregrina y pone en riesgo hasta la vida? Más de uno murió de ataque cardíaco. Se somete a criaturas a riesgos innecesarios...

–Yo tengo una concepción de la vida por la cual vale la pena dar la vida. Dígame, ¿por qué usted y su esposa se sacrifican por sus hijos? Por amor. Si su hijo enferma usted sería el primero en ir junto a la Virgencita a rezar por su curación. “Le prometo Virgencita que iré de rodillas hasta su Santuario desde Kurusu Peregrino si salva a mi hijo”. Es el amor. El sacrificio es dictado por el amor.

–Se puede interpretar también como masoquismo. 

–Eco, pero la gente se mueve por un gran amor. “En la experiencia de un gran amor todo es posible hasta lo que humanamente hablando parece imposible”, dice (el teólogo Romano) Guardini (1885-1968). Es sacrificado ser padres. Mucha gente no se casa más. No se anima. Es porque no sabe más amar, no quiere renunciar a sus cosas materiales para tener hijos y estar con ellos. ¿Por qué Jesús murió en la cruz? Por el amor que tenía por mí, por ti, por los hombres. Hizo un sacrificio por nosotros. Tanto nos ama Dios que sacrificó a su Hijo por nosotros. El sacrificio, si no lo vemos desde la perspectiva amorosa es masoquismo. El sacrificio por el sacrificio es masoquismo, pero es distinto si nace del amor.

–Pero Dios no pide el sacrificio ¿o Dios pide? 

–Hay que ser sinceros. Hay que entender la fe. Nosotros, en el hospital de enfermos terminales de San Rafael sabemos muy bien cómo es la situación de los pobres. ¿Hay que dejar morir al pobre porque no tiene medios, o nos vamos a Caacupé a pedir por esta persona porque tenemos la certeza de que la Virgen nos escucha? La gente peregrina para que la Virgen le escuche. La gente se mueve, no porque Dios le pide sacrificio. Le ofrece un camino. Me recuerdo un día en el campo. Una víbora venenosa le había picado a una mujer, no recuerdo el nombre de la víbora. Le pregunté: “¿Cómo es que no te moriste?” Ella está segura de que San Miguel le salvó porque se fue a la capilla y se encomendó. Si usted tiene fe, como un granito de arena, el Señor le mostrará que lo imposible se hace posible. Hay milagros en la Iglesia científicamente reconocidos pero hay muchísimos más milagros que no se reportan y de los que nadie se entera. Un milagro para mí es por ejemplo don José, que está internado en la Clínica San Rafael. Padece una larga enfermedad (espondilitis anquilosante). Apenas mueve la mano derecha. Los periodistas italianos que están por acá y que visitaron la Clínica, le preguntaron: “¿Cómo estás?” y él respondió: “Soy feliz aquí. El Señor me acompaña”. El está ciego también. Qué le puedo decir, que es un milagro. “Alguien totalmente inmovilizado que sufre de esta forma desde los 17 años –y hoy tiene 47– si dice que la vida es bella yo no sé de dónde saca tanta fuerza para hablar con tanto optimismo. El es el símbolo de la maldad de la eutanasia. Si miramos solamente la razón no tiene sentido.

–¿Por qué la gente cree que caminando el cerro va a pagar todas sus promesas a una imagen hecha de un pedazo de madera? 

–Esto no es cuestión de un pedazo de madera o no. Hablemos de signos, de símbolos. Si usted llega de Brasil a Ciudad del Este, en la frontera hay una gran bandera paraguaya. Enseguida lo identificamos. “Estamos en Paraguay”. No es que la bandera sea el Paraguay. Indica que estamos en el Paraguay. El pedazo de madera es lo mismo, igual que ese pedazo de tela de la frontera. Esa imagen tan venerada remite a más allá. El hombre necesita de signos a lo largo de su existencia. La imagen no es que sea la Virgen. La imagen remite a la Virgen. Es un pueblo de pecadores que camina colectivamente para encontrar la misericordia de la Virgen...

–En Caacupé apareció un pastor evangélico que desplegó un cartel en la explanada de la basílica, muy provocador que decía: “no idolatrarás imágenes”. La gente no lo echó, pero molestó bastante...

–Estoy de acuerdo con la gente que por respeto no reaccionó. Él debería respetar la conciencia que tenemos los católicos de lo que son las imágenes, o los frescos, que en la Edad Media se denominaban “Biblia Pauperum” donde los pobres miraban las imágenes y los niños entendían el misterio que la Iglesia quería revelar. De todas maneras me suscita una sonrisa la actitud de ese pastor. Todos sabemos que muchas veces son representantes de sectas que no tienen duración en el tiempo. Solo nosotros sabemos que jamás nos van a poder sacar la fe en María, en la Virgen de Caacupé porque está en el ADN (principal constituyente del material genético de los seres vivos) de los paraguayos. Es la que ha unido al pueblo para afrontar las grandes guerras, las catástrofes. Es una realidad que recuerda al pueblo sus raíces, sus ancestros, a la Patria misma. Lo mismo sucede en otros países del mundo, grandes naciones se formaron en torno a la fe cristiana...

–¿Dónde?

–Toda América se formó en torno a la fe. Por citar la devoción a la Virgen tenemos a la Virgen de Guadalupe en México, la Virgen de Aparecida en Brasil, Nuestra Señora de Caacupé o la Virgen de Luján. Fueron cimientos en la construcción de naciones. En Europa mismo hay santuarios: en Alemania está Altotting, Nuestra Señora de Bavaria, en Irlanda del Sur está San Juan Bautista. A visitar a la Virgen de Medjugorje en la ex Yugoslavia (Bosnia) va gente de todo el mundo, inclusive de Paraguay. Atrae a millones de personas. En Italia está la Virgen de Loreto, Monserrat o Pilar en España; ni hablemos de Fátima (Portugal) o Lourdes (Francia). Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina en 1912, se hizo católico después de visitar la gruta de Lourdes. Un amigo banquero del principado de Mónaco se convirtió yendo a Medjugorje. Perdonó a todos los deudores que tenía porque estaba convencido de que su corazón fue tocado por la Virgen. A donde vaya por el mundo hay un santuario mariano con miles de personas que van a rezar a la Virgen. Y yo no creo que millones y millones de personas en el mundo sean tan estúpidas para ir a encomendarse a un muñeco o a una imagen de madera, como dice usted. Ellos saben que detrás de ese símbolo hay toda una historia que nos remonta a nuestros antecesores, a la Patria misma, a Dios...

–Lo innegable es que mueve mucha gente...

–¿Le parece que un pedazo de madera puede mover a millones de personas? Cuando llega el día de la Virgen, todos hacen una pausa, hasta los políticos que están en campaña electoral, y se vuelcan a Caacupé. Ni Perón ni Maradona podrían mover ni un cuarto de la gente que mueve Caacupé. Nadie les obliga a peregrinar. Es un movimiento espontáneo. Vienen de Salto del Guairá, del Chaco, de Encarnación, de Concepción. Entonces, ¿qué es esa energía que induce a esta gente que camine? Estamos delante de un milagro auténtico porque nadie le obliga a hacer esto. Hay personas de edad, de 70 años que caminan kilómetros y nadie los detiene. Seamos sinceros, ¿un pedazo de madera es capaz de hacer esto? Esa madera es la representación de la madre de Dios hecho carne. El sacrificio es la condición del hombre que camina, camina como el pastor, con la sandalia, la mochila... ¿Nunca se preguntó por qué la bandera de la Comunidad Europea tiene 12 estrellas? Son el símbolo de la corona de la Virgen Inmaculada. Los padres de Europa fueron (Konrad) Adenauer en Alemania, (Robert) Schuman en Francia y (Alcide) De Gásperi en Italia. Fueron tres grandes católicos. Ellos hicieron el logo de la Comunidad Europea, Eso es también un signo de la presencia de la Virgen...

holazar@abc.com.py

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