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–¿Cuál es la utilidad de la Relatoría Especial de la OEA para la Libertad de Expresión?
–La Relatoría es una conquista de toda la región y ha servido para remover los obstáculos históricos que han tenido nuestros países para garantizar el pleno ejercicio de la libertad de expresión, de la crítica, la posibilidad de hacer periodismo independiente, de ejercer la crítica a los funcionarios públicos, para alentar la transparencia de los gobiernos.
Ha servido por ejemplo para la derogación de las leyes de desacato en casi todos nuestros países, para la progresiva derogación de los delitos de difamación e injuria y calumnia, la adopción de leyes de acceso a la información pública en casi todo el hemisferio, la permanente observancia y vigilancia de las situaciones que se vuelven críticas para la libertad de expresión. Lo que pasa en Venezuela, por ejemplo..., fue un progresivo deterioro del Estado de derecho. La libertad de expresión primero, siguió la independencia judicial, la justicia electoral y el no acatamiento de la decisión de las urnas desconociendo al Poder Legislativo opositor. La historia no se puede predecir, pero lo importante es que la OEA sí ha servido para denunciar claramente lo que está pasando para que los países actúen en conjunto en el esfuerzo de reinstaurar el cauce democrático.
–A veces, después de ver este cuadro dantesco de represiones, muchos hasta piden que vuelvan las invasiones norteamericanas...
–Yo no creo que las invasiones de una potencia regional sean la solución para la crisis. Estados Unidos tiene que ser parte de la solución en conjunto con los demás países en la OEA y no convertirse en parte del problema. Las invasiones fueron una historia dolorosa para América Latina. Me parece que el camino actual es el correcto, que es trabajar entre todos en la OEA. También es doloroso, por supuesto, lo que estamos viendo, la cantidad de vidas que inútilmente se están perdiendo por un gobierno irresponsable que conforma colectivos (paramilitares y parapoliciales que actúan como pandillas) para reprimir en una barbarie al estilo del terrorismo de Estado que ya vivimos antes en nuestros países.
–El Gobierno no pudo esconder lo que pasa...
–El internet ha sido fabuloso. Desde distintas plataformas en los medios digitales se ha podido retratar una dictadura cada vez más cerrada...
–Casi norcoreana...
–Claro, de estilo cubana, norcoreana. De hecho hoy, las manifestaciones que también son multitudinarias son convocadas a través de internet. Pero cuidado con esto, porque un gobierno que se quiere perpetuar de modo tiránico –ojalá que no termine de suceder– podría traernos un nuevo tipo de dictadura en América Latina, con tecnología China o de algún país sin libertad de expresión, que bloquee y filtre totalmente el acceso a la información.
De hecho, el Gobierno de Maduro ya ha tomado la decisión de bloquear sitios como CNN o canales como TN 24, se bloquean páginas de diarios, se usa tecnología china para bajar la densidad, la capacidad de internet –de giga– en las zonas de manifestaciones para que la gente no pueda utilizar sus celulares. No hay que descuidarse. El internet es el único espacio que queda a los venezolanos para que se enteren de lo que está pasando.
Las manifestaciones populares son la constatación de que el control total de la comunicación y de los medios, a pesar de la falta de libertades, ha sido un búmeran para el propio Gobierno. La gente se expresa igual por otros medios y lo único que termina pasando es que escala la represión y también descubre un gobierno totalmente deslegitimado.
–El hecho de hacerse filmar bailando, como si no pasara nada, algo que parece tan grotesco, ¿piensa que así va a tranquilizar a la población o ya es un gobierno completamente enajenado?
–Es la banalidad del mal, cuando un país vive la situación de crisis social, de salud, de hambre, de represión; cuando un mandatario tiene las manos manchadas de sangre, 30 y pico de muertos ahora y 40 y pico de muertos la otra vez. Este tipo de escenarios me hace acordar a (el ex mandamás argentino Leopoldo Fortunato) Galtieri cuando salió al balcón de Plaza de Mayo y dijo en forma totalmente irresponsable que invadió Malvinas –no porque no le asista el derecho a los argentinos, sino el método que utilizó– y dijo: “Si quieren venir los ingleses que vengan: les presentaremos batalla”, y eso terminó en tragedia para el pueblo argentino. Entonces, estos escenarios me remontan a esas historias lamentables de América Latina.
–Pero también hay que luchar contra las noticias falsas que se propalan del lado de los que luchan por la libertad. Se confunde...
–Es lo que en inglés llaman “fake news” (noticias falsas). Los relatores de Libertad de Expresión de todos los sistemas hemos sacado una declaración conjunta sobre desinformación y noticias falsas. Estamos ante un fenómeno nuevo, obviamente noticias falsas con fines políticos. La prensa no es perfecta y también tiene sus errores en ese sentido. En algún momento muchos medios cayeron en esto o en la propaganda del Gobierno. A mí me gustan los editores que preservan la independencia a cualquier precio. El fenómeno es un poco complicado porque hay gente que está creando sitios de prensa falsos o falsificando sitios de los propios grandes medios. Ponen “BBC.net” en vez de “BBC.com”. La gente lee “BBC” y entra. Tiene la misma portada, pero contiene noticias falsas. Eso les da circulación... Encima les pagan por difundir noticias falsas porque internet se maneja por esa lógica del tráfico. Es gente que hace política sin escrúpulos. Divulgan noticias falsas para perjudicar al rival o a un candidato de partido distinto. Tenemos que estar atentos. Las grandes empresas de internet que monopolizan el acceso a la información tienen que tomar medidas. Ya hay, de hecho, sistemas de alerta a los usuarios sobre noticias falsas o sin credibilidad.
–¿Tiene sus efectos?
–Es difícil ser terminante en esto. Hay estudios que dicen que tuvo alguna influencia en las elecciones en los Estados Unidos...
–Macron en Francia denunciaba la semana pasada que le piratearon sus sitios. Apuntan a los rusos...
–Dicen que Rusia está influyendo en todas estas cosas. Pero bueno, las investigaciones recién comienzan. Hay que darle seguimiento. También es cierto que es un cambio civilizatorio. Estábamos muy acostumbrados a un tipo de prensa que nació con la imprenta y después con la radio y la televisión. Ahora hay una competencia brutal porque todo el mundo puede informar, todo el mundo puede tener un blog, todos pueden opinar. El vértigo, la cantidad de información que circula a veces nos hace estar más desinformados, paradójicamente. Pero bueno, también es un medio nuevo. Los otros medios llevaban 500 años sobre la tierra reinando. El nuevo tiene menos de 20 años de explosión. Entonces, vamos a tener que acompañar. La Relatoría va a sacar un informe sobre el internet libre y abierto para contribuir con conocimientos de expertos sobre esta nueva tecnología de información que se ha convertido en la principal plataforma para ejercer la libertad de expresión.
–Hay alguna recomendación, un patrón a seguir..
–Sí, que los estados tienen que abstenerse de intervenir en el flujo de internet. Resulta preocupante que haya gobiernos que utilizan el fenómeno de las llamadas noticias falsas o “fake news” como una excusa para censurar a la prensa independiente y suprimir el disenso. Tienen que mantener el principio de neutralidad para no discriminar en los paquetes de información que pasan por la red y que sirven a la gente. Tienen que promover políticas de acceso universal porque es muy grave que un tercio de la población de nuestros países no tenga acceso a internet. La brecha con el conocimiento, con el acceso a la cultura, a la información es terrible.
–Se ataca mucho a los grandes medios como acaparadores de la información, “dueños de la verdad”. Se trató de sepultarlos con el internet, pero siguen vigentes. ¿Cuál cree que es la explicación?
–Es importante la presencia de grandes medios fuertes si se trata de tener condiciones para enfrentar a los gobiernos cuando se vuelven autoritarios y quieren atentar contra la libertad de expresión o cuando quieren tapar sus corrupciones. Que haya medios grandes no es malo. Muchas veces es necesario y es bueno para poder enfrentar a los gobiernos que se vuelven autoritarios. Lo que hay que preservar siempre es el pluralismo y la transparencia de la información.
holazar@abc.com.py