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El 27 de mayo, la mujer llegó corriendo a la oficina tras ser sorprendida por nuestro diario paseando por el barrio Tacumbú en compañía de Guadalupe Aveiro, exesposa del legislador.
Villalba, en defensa de Centurión Amarilla, dijo que acababa de llegar porque “estaba con problemas particulares”.
En aquella ocasión incluso las pertenencias de Cinthia –su cartera– estaban todas en la oficina de la jefa Villalba, y del apuro por instalarse en un escritorio no llegó a firmar ni su asistencia.
“Todavía no firmó porque todavía estamos en horario”, defendió la jefa. Según el protocolo, los funcionarios deben firmar su entrada al momento de entrar a trabajar y su salida cuando terminan su jornada laboral.
El 26 de mayo, antes del abordaje de la prensa, tampoco firmó su planilla de asistencia. Al ser consultada, la jefa alegó otro problema particular. “Hoy viene de 15:00 a 19:00, es un horario que nosotros disponemos”, acotó.