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LOS GRANDES BLOQUES
Durante la Segunda Guerra Mundial, los bloques regionales por el poder estaban bien definidos. Por un lado, el liderazgo encabezado por la Alemania nazi, que dirigía el Eje con la participación de Italia y Japón, y por el otro, todos involucrados al unísono detrás del Reino Unido ante el avance incontrolable del socialismo nazi. Europa, Rusia, Inglaterra y posteriormente EE.UU., que muy tardíamente se alistó con formalidad para la guerra, constituyeron una alianza, terminando por imponerse. La irrupción de los americanos fue concluyente para el desenlace final de la contienda, escenario donde se definieron las nuevas tendencias e influencias del emergente comunismo, fantasma o excusa del capitalismo renovado que propulsaba EE.UU. Terminada la guerra, la Nueva Roma, los Estados Unidos de América, tomó las riendas del mundo en la dirección hoy conocida. Con la caída del Muro de Berlín, las nuevas tendencias políticas fueron surgiendo bajo el dominio absoluto del desarrollo tecnológico americano, con el cual subyuga a todo el orbe.
SIONISTAS Y PRUSIANOS
Desde siempre los judíos han sabido mimetizarse en cualquier rincón del mundo. En ese contexto lograron infiltrarse a través de los años en la sociedad americana, buscando desde cierta distancia (su santuario secreto), tener el control mundial de las finanzas y las organizaciones establecidas para el efecto. Desde esa posición, los descendientes de Jacob o Israel, obtuvieron el aval de los EE.UU. quien apoyó el plan de lograr un ansiado estado propio judío o hebreo, inficionado en Palestina desde 1948. Protegido por el poder militar del estado judío americano, Israel ha podido subsistir en medio de las erupciones religiosas de la región. Es así como sustentan su poder mundial omnímodo, gobernando a voluntad sin importarles las corrientes ideológicas existentes, ya que su filosofía plantea que todo se inicia y concluye en el poder financiero y económico de quien lo ostenta.
Luminarias científicas de diversas especialidades se pusieron al servicio del emergente nuevo orden. Norteamérica ponía de manifiesto su liderazgo y no estaba dispuesto a tolerar obstáculos en su camino. Ni siquiera el bloque soviético ideado por Karl Marx (1818-1883), Vladimir Ilich Unlianof Lenín (1870 - 1924), Lev Davidovich Bronstein Trotsky (1897 - 1940), José Visarionovic Chugachvili Stalin (1879 - 1953) y otros podían sopesar la ventaja yankee, que con astucia utilizó al comunismo como estigma para dominar a los demás pueblos que anhelaban coquetear fuera del ejido capitalista. Todo era cuestión de tiempo, en su guerra particular EE.UU. preveía que el comunismo no resistiría tanto tiempo una competencia abierta de corrientes políticas y que sucumbiría tarde o temprano víctima de su propio estilo de gobierno. Ese momento llegó y el consolidado nuevo orden siguió su marcha triunfal.
LATINOAMÉRICA Y SUS INFLUENCIAS
En esta puja mundial, nuestro continente era apenas un espectador que seguía con avidez los efluvios doctrinales de otras esferas. La mayoría adoptó corrientes foráneas sin desarrollar un dogma propio que reflejara su identidad y existencialidad como nación soberana, independiente e integracionista. En ese derrotero las ideas liberales adoptadas por Brasil y Argentina fueron perniciosas para el Paraguay, único país que desplegaba un carácter propio, pero que fue conculcado en el siglo XIX por esa nueva corriente que invadía al continente americano. La eclosión sintomática se produjo con la guerra de la Triple Alianza, donde se estableció el reparto territorial del Paraguay y por ende su definitiva extinción como ente cultural. Más adelante, toda Latinoamérica se alineó a las directivas emanadas desde el norte, con el Brasil como fiscal y representante de los yankees, produciéndose -sin embargo- un cisma inaceptable en el bloque continental con la escisión sorpresiva de Cuba que abrazó al comunismo en las propias narices de los EE.UU., después de sufrir años de expoliaciones. Hoy, es atacada con vileza por no formar parte del anillo satelital y no obedecer el camino trazado por el líder mundial.
EL RÍO DE LA PLATA DEL SIGLO XX
Después del triunfo paraguayo en la Guerra del Chaco contra el propio imperio petrolero americano que fomentó y financió un conflicto internacional de apropiación, el Paraguay recuperó su autoestima y sus valores primigenios como nación diferente. Poco después de la gran victoria chaqueña, estalla la Segunda Guerra Mundial y nuestro país expresa grata simpatía con el desarrollo doctrinario, bélico y cultural de Alemania. Asimismo, los sucesivos gobiernos locales y limítrofes demuestran su favoritismo hacia el espíritu del ejército alemán. Era el nuevo bloque del Eje que maravillaba al mundo con su disciplina y sus acciones en el frente de batalla. La región empezaba a optar por rumbos distintos en el fervor de la lucha. En ese orden, los nazis observaban minuciosamente el escenario americano para apoyar y eventualmente instalar a sus partidarios en los gobiernos de las diferentes repúblicas. En la Argentina aparece el general Juan Domingo Perón (pro nazi) y a través de él pretende establecer sus influencias en los ejércitos y partidos políticos de cada nación americana. Así fue como el general Higinio Morínigo y varios militares solapadamente se ubicaban en ese derrotero. Políticos de los escasos partidos existentes en Paraguay también definían sus inclinaciones hacia uno u otro sector.
LAS FIGURAS PARAGUAYAS
En medio de la vorágine, sobresale un joven inquieto que aceleradamente escala a niveles encumbrados de la política criolla: Epifanio Méndez Fleitas (1917 - 1985). Su innata capacidad le permitió tejer los hilos gubernamentales; además su probidad doctrinaria entusiasmó, ganándose la simpatía y la amistad del generalísimo Perón. Era uno de los elegidos, probable hombre que se necesitaba en el Paraguay para extender el brazo de la influencia alemana. Dentro de ese contexto, Epifanio armoniza y pretende encontrar al hombre ideal dentro del ejército paraguayo. Allí estaba un militar circunspecto con sangre prusiana, hijo de un inmigrante alemán y cuyo carácter se ajustaba a los delineamientos pretendidos: Alfredo Stroessner Mora. El acercamiento binacional fue intenso y la amistad solidificada. En el plano interno, Stroessner se compenetraba cada vez más con las ideas de Epifanio que simpatizaba con la doctrina nacional socialista. Así nació una amistad sólida, formal y protectora que fue muy bien encaminada hasta el desenlace de la guerra con la derrota final de los nazis, donde se inició el verdadero infierno para unos y un florecido edén para otros.
SE MODIFICA EL TABLERO
Con la derrota definitiva del Eje, se derrumban muchas planificaciones y aparecen las nuevas alternativas implementadas por el vencedor EE.UU. Los servicios de inteligencia creados en 1948 bajo la presidencia de Harry Truman (1884 - 1972), actúan con prestancia y marcada efectividad en cada uno de los países. Inmediatamente, Perón es golpeado en la Argentina por un grupo de militares americanistas produciéndose así el giro político en virtud del plan muy bien edificado por los yankees. En el acto y sin otra alternativa, Stroessner decide girar 90° en su política para permanecer en el poder y cambia de bando, declarándose pro americano para iniciar su propia caza de nazis en la tierra guaraní. Su acendrado epifanismo desaparece como por arte de magia y pone en marcha sus autogolpes para literalmente limpiar el camino de peronistas, alemanistas, izquierdistas y epifanistas, los derrotados en la contienda mundial. Así, Alfredo Stroessner blanqueó su pellejo y de la mano triunfante se perpetuó en el poder con bestialidad por el lapso de 35 años ininterrumpidos. Acabado el nazismo, EE.UU. inventó un nuevo cuco latinoamericano: el comunismo. Todos los planes americanos estaban concatenados. No había descanso y en cada país se perseguía con saña a quien no se alineaba a los flamantes gendarmes del mundo. En obediencia a sus nuevos protectores, Stroessner gira hacia el este y se alinea al Brasil, más americanista que la Argentina, quien históricamente demostró una actitud tercermundista no alineada. Hacia el final del siglo XX, los Estados Unidos modifican su estilo de influencia y vanguardismo, derrumbando todos los gobiernos tiránicos y militares que sostuvieron por años. Stroessner ya no poseía la sagacidad lozana de otros tiempos y no quiso modificar el statu quo para adaptarse a los nuevos tiempos. Fue acorralado y tumbado sin miramientos.
LAS IDEAS DEL SIGLO XXI
Los nuevos diseños geopolíticos de este siglo, emanados desde los grandes centros de inteligencia, sorprenden por completo al Paraguay. La caída de la cortina de hierro puso en marcha la era globalizada y piramidal, en cuyo vértice reina un solo monarca: el Tío Sam acompañado de su titiritero sionista. Paraguay jamás se ha planteado a sí misma su posición geopolítica en directa relación con sus vecinos y el líder mundial. ¿Qué es la geopolítica? Es la ciencia que estudia los factores geográficos, culturales, económicos y sociales de los pueblos para determinar su política interna y exterior. Nada se ha hecho ni se ha organizado para el efecto. Transcurre su vida desordenadamente y a la deriva. La falta de preparación para enfrentar los nuevos desafíos que se avecinan le obnubila. Los jefes de gobierno son puras pantomimas, farsantes alistados para el robo y la indecencia. La competencia es letra muerta y la eficacia esta cada vez más lejos. La decadencia como estado y comunidad se muestra inexorable. La crisis moral y ética va cayendo en picada. Nada alentador se avizora en el panorama de la patria, solo se advierten consecuencias funestas. Las ideas, el talento, la preparación, la formalidad, el tino, la clarividencia y el patriotismo podrán alentar algún atisbo de salvación primero y de evolución después. De lo contrario, quedaremos fuera del concierto de las naciones y solo existiremos en los mapas estudiantiles con el nombre y apellido República Paraguaya que con orgullo nos legaron nuestros ancestros y antepasados.
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