La cuestión es administrar la riqueza, no combatir la pobreza

Yolanda Kakabadse, presidenta del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), expresidenta de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN), asegura que administrando mejor la riqueza sería más efectivo combatir la pobreza. En esta entrevista, la experta, de nacionalidad ecuatoriana, se pregunta cómo es posible que nuestros líderes políticos hablen siempre de la pobreza y nunca hablen de administrar la riqueza. Si la administráramos bien, América Latina estaría a la vanguardia del planeta.

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–WWF es una organización ¿de cuántos años? 

–De 57 años, es de las pocas que tiene trascendencia mundial. Es una ONG que empezó como una organización de conservación. Hace 60 años uno no veía este espectro tan amplio que tiene que ver con el desarrollo y el ambiente.

–Sigue teniendo como símbolo el oso panda. 

–Porque en esa época, una de las especies que preocupaba a los fundadores era la desaparición del oso panda que estaba casi extinto, muy amenazado. Se protegía también a otras especies, básicamente, al tigre, al elefante, al león. Ese panda que estaba en peligro de extinción hoy ya no lo está. Se logró multiplicar la especie.

–¿Su presencia en Paraguay? 

–La WWF reúne una vez al año a todas las oficinas de América Latina y el Caribe, así como se hace en Europa o en Asia, esta vez escogimos Asunción para hacer la reunión anual. En Paraguay tenemos una oficina importante, con 15 años de trabajo. Como productor de alimentos este país es muy importante para nosotros. Aprobó su primer plan nacional de desarrollo hasta el 2030, donde está incluido el desarrollo sostenible como un eje estratégico. Ahora están incluidos los objetivos del milenio. Paraguay tiene aprobada la ley de deforestación cero; ahora forma parte de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE). Son hitos. Son caminos que se van dando. Tiene un enorme avance en cadenas de producción, entre los primeros, en granos, carne. Eso permite que el país sea más competitivo.

–¿Qué buscan concretar hoy con Paraguay?

–Ahora estamos trabajando con carnes sustentables. También con Argentina. 

–¿A qué quieren llegar? 

–Quiere decir que trabajaríamos con los ganaderos, en asegurar que el uso del agua y pastoreo, los químicos y los alimentos que se dan al ganado vengan de fuentes sustentables que puedan garantizar que la carne no sea tan destructora de ecosistemas, que al abrirse fronteras agrícolas y en la producción de la carne no se abuse del consumo de agua, por ejemplo. Ojalá lo podamos lograr porque tendría un impacto importante alrededor de todo el planeta. Para nosotros es vital el tema de la seguridad alimentaria. Nos importa el impacto del desperdicio de alimentos, la pérdida de alimentos desde la siembra hasta el plato.

–Traducido, ¿qué significa?

–En este momento hay 40% de la comida empaquetada que se va a la basura. Se va a la basura porque tiene una etiqueta que dice: “consumir hasta tal fecha...”. Esa es una fecha fijada con varios criterios que no tienen que ver con la realidad del alimento. La mayor parte de los alimentos, una pasta por ejemplo, un fideo, no se daña nunca. Sin embargo, nos obligan a leer ese letrerito que dice: “tírese a la basura”. Así vuelven a llenar los estantes de los supermercados periódicamente. En contraste, 800 millones de personas se van a dormir sin comer todos los días. Con una tercera parte de estos desperdicios daríamos de comer a los 800 millones. Tenemos que ser más responsables para no tirar tanta comida.

–Los presidentes tienen siempre en el primer ítem de su campaña el combate a la pobreza. Esa promesa nunca se cumple. 

–Yo fui ministra del Ambiente en el Gobierno de Jamil Mahuad en el 98 y recuerdo las discusiones con el gabinete. Mi punto de partida como ambientalista es que en América Latina, y sobre todo en Sudamérica, tenemos una riqueza de recursos naturales y de ecosistemas extraordinarios. Nuestro desafío no es combatir la pobreza, nuestro desafío es administrar la riqueza. Tenemos una cantidad maravillosa de recursos: agua, suelo, biodiversidad, bosques, pesca...

–Así hablan siempre los candidatos presidenciales.

–(se ríe) Hay que preguntarse, cómo es posible que nuestros jefes de Estado, los líderes políticos hablen de la pobreza y nunca hablan de administrar la riqueza. Si nosotros administráramos bien la riqueza de este continente seríamos la sociedad más de vanguardia del planeta.

–La desigualdad ya era central en las ideas de Adam Smith hace 4 siglos.

–No es justificable la desigualdad cuando este territorio maravilloso que es nuestro continente tiene tanto que ofrecer y que lo tratamos tan mal. Los ríos se convierten en basurales, los bosques en tierras productivas agrícolas con una tecnicidad tan pobre que no nos permite ser eficientes. Nosotros, todos, consumidores, productores, líderes, gobernados, gobernantes, estamos en el círculo vicioso de generar este deterioro del planeta que es inadmisible.

–¿Qué hacer para reducir la desigualdad?

–No hay una receta. Caminar hacia la sustentabilidad no es construir más hospitales. Lo que hay que hacer es evitar que haya más enfermos. Eso se puede conseguir si bebemos agua más limpia, que el aire sea más limpio, que la comida no venga contaminada con agroquímicos, que la gente compre lo que va a consumir sin crear tanta basura.

En Inglaterra sucede algo maravilloso. Están de moda los restaurantes que producen unos menús extraordinarios con productos alimenticios que al día siguiente van a caducar. La gente joven es la que más acude a estos lugares. Se están creando mercados para gente de escasos recursos en barrios de escasos recursos donde el consumidor paga lo que puede. Hay un ejemplo muy lindo de un hotel en Estocolmo. Bajé al bufé del desayuno y había enormes mesas de quesos, panes, salmón, de todo lo que uno se pueda imaginar. En cada mesa había un letrero bien grande que decía: “sírvase lo que va a consumir. Lo que deje en el plato le vamos a cobrar”. Ni una miga quedaba en el plato. Eso refleja también que en el bolsillo está parte de esos valores de la gente que consume.

–Ahora, ¿cuál es la campaña que están haciendo?

–Nos preocupa el cambio climático, el uso de energías convencionales versus el uso de energías renovables. Eso para nosotros tiene una importancia enorme. Es el causante más serio del cambio climático.

–¿Cuál es la reacción de los ambientalistas por el recorte que anuncia el presidente de EE.UU., Donald Trump, que cuestiona todos estos acuerdos del cambio climático? 

–Evidentemente las declaraciones del presidente Trump son importantes y son preocupantes, pero al mismo tiempo nos da mucho aliento que se están haciendo cosas que son extraordinarias.

–Ningún Presidente cuestionó así a los ambientalistas...

–Bueno, no es nuevo. Hay que escuchar. Lo más importante es no perder la oportunidad de dialogar.

–El Acuerdo de París (sobre el Cambio Climático) es materia de revisión para Trump...

–Sería penoso que los Estados Unidos no respete su decisión de respaldar y a ser parte del Acuerdo de París. Pero nos tranquiliza que la institucionalidad norteamericana es fuerte y hay una población muy consciente. Las evidencias científicas sobre el cambio climático son indiscutibles. El alcalde de Nueva York...

–Blumberg...

–Blumberg no creía en esas denuncias sobre el cambio climático hasta que vino el huracán Sandy hace unos cuatro años. Destruyó una infraestructura enorme en Nueva York. Al día siguiente del huracán Sandy, el alcalde dijo: “Perdón, me equivoqué. Sí, creo en el cambio climático”. Entonces, a veces uno aprende por las malas. Otras veces, otros que no somos tan radicales en esas posiciones, sí creemos en la evidencia científica. Seguramente ustedes en Paraguay ya están sufriendo el impacto con sequías prolongadas, inundaciones, con épocas de escasez o abundancia, señales que nos alertan que el mundo está cambiando y que hay que prepararse para eso...

holazar@abc.com.py

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