Juzgado de garantías no deportó a las cubanas

Lisandra Infiesto Rodríguez y Katherine Acosta Piedra agradecieron al Paraguay por la oportunidad de quedarse en el país, según dijeron ayer luego de conocer la decisión del juzgado de garantías de no deportarlas a Cuba. Las jóvenes cumplirán detención domiciliaria y esta decisión judicial cierra las posibilidades de una deportación al “paraíso” cubano.

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Lisandra Infiesto Rodríguez (21) y Katherine Acosta Piedra (19) se presentaron en la mañana de ayer ante el juez de garantías Alberto Sosa para prestar declaración.

Lisandra y Katherine, jóvenes cubanas, fueron imputadas por la fiscala Cynthia Espínola Ibarra por producción de documentos no auténticos.

Ambas portaban pasaportes panameños que resultaron falsos; con tales documentos ingresaron a nuestro país el sábado último y volvieron a salir el lunes 28 pasado.

Funcionarios de la Dirección de Migraciones no lograron detectar la falsedad de los pasaportes, de allí que tuvieron entrada y salida sin inconvenientes del aeropuerto internacional “Silvio Pettirossi”.

La irregularidad se descubrió en el aeropuerto de El Salvador (Centroamérica) antes de tomar un vuelo a la ciudad de Miami (Estados Unidos).

La Policía salvadoreña deportó a Katherine y Lisandra a Paraguay dado que Luque fue el aeropuerto de embarque original.

El Ministerio Público abrió una investigación y resolvió imputar a las jóvenes bajo la figura penal de “Hecho punible contra prueba documental”.

Decisión del juzgado

El juez de garantías Alberto Sosa dictó ayer el auto interlocutorio 129/13 disponiendo arresto domiciliario por seis meses, fijar un domicilio que no puede ser cambiado sin autorización judicial, caución juratoria de las imputadas, fianza de 60 millones de guaraníes por ambas y prohibición para abandonar el país.

La decisión judicial fue comunicada ayer pasada las 13:00 y el mismo juez Alberto Sosa entregó copia del documento a las jóvenes.

La declaración de Katherine y Lisandra comenzó alrededor de las 10:00 y se extendió por un par de horas; ínterin aguardaban la respuesta del magistrado, las jóvenes no ocultaron su nerviosismo y preocupación.

Se encontraban tensas y apenas intercambiaban palabras. Katherine desde el lunes no probaba bocado. “Tengo miedo de lo que pueda pasarnos. Salimos de Cuba en busca de una oportunidad para vivir mejor, solo por eso abandonamos a nuestras familias”, dijo la joven de 19 años.

Lisandra, por su parte, agregó: “La vida es muy difícil en nuestro país. Yo trabajo como docente, gano 20 dólares mensuales. Es imposible vivir con ese dinero. Quiero salir adelante, tengo sueños que quisiera concretar. Tuve que salir de mi país en procura de lograrlos”.

Antes de partir de Cuba, Lisandra se vio obligada a tomar una decisión importante: al solicitar el pasaporte le recibió la aclaración de que no podría volver a ejercer la docencia en Cuba hasta que hubieran transcurrido cinco años de su retorno al país.

¡Cinco años para volver a ejercer la docencia! Lisandra aceptó el desafío y salió de su país.

Una docente que pudo observar otra sociedad, otra cultura, un sistema político diferente al que rige en la isla puede convertirse en un riesgo para la educación de niños, por eso la limitación para trabajar luego de haber estado fuera de Cuba.

Agradecimiento al Paraguay

Katherine y Lisandra se dieron un efusivo abrazo cuando el juez Alberto Sosa les comunicó que no serán deportadas a Cuba.

No pudieron ocultar la emoción que las embargaba y en medio de sonrisas expresaron su agradecimiento al Paraguay: “Esta oportunidad es muy importante para nosotras, somos jóvenes, queremos trabajar, salir adelante. Tenemos los mismos sueños que cualquier persona de nuestra edad”.

El pasaje y costos de desplazamiento fue resultado de ahorros que ambas hicieron con el aporte de parientes que viven en Miami y Nueva York. Centavo a centavo fueron guardando el dinero para embarcarse en la aventura de buscar días mejores.

En Panamá fueron embaucadas con la amenaza de que no podrían llegar a Paraguay si no contaban con pasaporte panameño. Cayeron en la trampa y compraron dos pasaportes.

Ahora, con la tranquilidad de saber que no serán deportadas, podrán decidir qué figura legal plantear al Gobierno paraguayo para permanecer en el país.

“No vamos a cansarnos de agradecer al Paraguay”, dijo Katherine.

Son jóvenes y quieren trabajar para salir adelante.

roque@abc.com.py

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