Jueces electorales deben atender pleitos en la justicia ordinaria

El conocido especialista en asuntos electorales Rigoberto Zarza, con más de 30 misiones como observador de elecciones en el exterior, recomienda optimizar los gastos del Estado y sostiene que los jueces del ámbito electoral deben atender los pleitos ordinarios –como cualquier otro magistrado– cuando terminan sus labores en los comicios. En esta entrevista, también critica a las misiones de observadores que pidieron reglamentar el juicio político.

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–La Justicia Electoral conquistó de nuevo la confianza de los observadores, pero increíblemente tiene sus contradicciones, como eso de cobijar tantos planilleros...

–Y ese es el talón de Aquiles de la Justicia Electoral. El desafío es la transparencia del manejo de los recursos del Estado. Estamos haciendo un carnaval de los recursos. Se impone instalar un nuevo paradigma. El mayor reto que estamos teniendo en la administración que se va a inaugurar el 15 de agosto, es que las instituciones públicas hagan más y mejor a menor costo, y a eso se debe adecuar la Justicia Electoral, que es una institución sumamente sensible, donde ahora más que nunca, después del exitoso proceso electoral está en la mejor situación institucional para ser sometido a una reingeniería institucional profunda.

–Lo más criticable es que sigue creciendo como un dinosaurio. Alguien debe pararlo...

–Más que nunca el país necesita optimizar el servicio de justicia. Los magistrados que están en todo el país, en época no electoral, tienen que dedicarse a la parte ordinaria, deben estar al servicio de la comunidad. No puede ser que existan tribunales electorales y juzgados con cinco o seis expedientes al año, mientras en el fuero ordinario haya 100, 500 y hasta 1000 expedientes. Hay que optimizar el recurso humano calificado que tiene la justicia electoral en materia de magistrados. Todo el año tienen que estar al servicio de la comunidad.

–Y ¿en tiempo electoral?

–Desafectarle. Pero el objetivo fundamental de un magistrado debe ser servir todo el tiempo a la comunidad en materia de justicia. Los magistrados electorales son muy calificados. La ley o una acordada tiene que establecer cómo promoverlos por sus méritos.

–¿Cuánto tiempo antes de las elecciones?

–Preferentemente 6 meses, para preparar el proceso electoral. No tenemos elecciones todos los años.

–¿Y los salarios? Van a querer ganar más...

–Y ahí tenemos que ponernos de acuerdo. El objetivo debe ser llegar a un Estado que haga más y mejor su función a menor costo. Tenemos que terminar con esa mentalidad de entrar a la función pública para forrarse, dejando en segundo lugar el deber. Más que nunca hay que ajustar los cinturones y priorizar lo social. Pero el atractivo para los magistrados va a ser servir y tener la posibilidad de hacer carrera.

–Cortaron el contrato de 7.000 funcionarios...

–En este punto, hay una cuestión fundamental, que es de urgencia: hacer un relevamiento laboral de lo que quedó en la Justicia Electoral, entre permanentes y contratados. Tenemos que identificar quiénes están ocupando los espacios de control recíproco entre los partidos para fortalecer la transparencia.

–Quedaron 2.000...

–Entre los funcionarios permanentes y contratados que quedaron hay que chequear si realmente ocupan un espacio de control recíproco, en todos los espacios del proceso. Eso implica reubicar mejor a la gente.

–¿Una selección paraguaya, como dijo el presidente electo?

–El mensaje que nos llegó del presidente electo, de que va a poner en la cancha a los mejores, produce optimismo, aunque muchas veces, seleccionar a los mejores no es suficiente. La habilidad está en reubicar en el lugar que corresponde...

–El trabajo de la Justicia Electoral fue inobjetable, a pesar de todo...

–El trabajo salió muy bien y tenemos que valorarlo en su real dimensión. La Justicia Electoral cumplió un papel excelente, pero hay un déficit en la transparencia en el manejo de la cosa pública para cosechar credibilidad en la gente. En eso estamos aplazados.

–Por lo menos, al que ganó con votos se le dio, que haya llegado o no al gobierno por razones políticas es otra cosa...

–Llegamos al nivel de excelencia siempre, incluso en la época del voto electrónico. Hasta hubo un servicio internacional que ofreció la Justicia Electoral que vino en decadencia. Ahora el reto es ver qué modelo utilizaremos a partir de ahora.

–De todos modos, no todo fue color de rosa. Hubo muchas críticas de los observadores.

–Hay muchas observaciones de carácter constitucional, técnico, algunos que pasaron el límite del campo de observación electoral como observar cuestiones políticas que no correspondían.

–¿Qué por ejemplo?

–La reglamentación del juicio político no es de competencia de la Justicia Electoral. Los observadores tienen que focalizarse en el trámite electoral, no político. Hay un protocolo internacional que se cumple.

–¿Se metieron en cuestiones políticas? ¿Quiénes?

–Hubo una extralimitación de algunas misiones electorales que debieron focalizarse en el proceso electoral...

–¿Vinieron muy influenciados por la campaña que hizo la izquierda?

–Cuando las observaciones electorales están cargadas de ideología, necesariamente no puede tener buen rumbo. Una observación electoral necesita ser muy profesional, y en esa materia la OEA tiene una experiencia profesional exitosa en toda América Latina.

–¿Fue la más profesional?

–Históricamente ha sido así en estos más de 20 años de democracia. Es porque conoce la idiosincrasia de nuestro pueblo, en primer lugar. Conoce los procesos electorales que se instalaron en América Latina y que ahora ya es un buque insignia. Con la OEA detrás, la mayoría de los países hemos pasado la prueba de tener gobiernos electos en elecciones libres y transparentes. Solo falta Cuba.

–¿Y la observación de la Unión Europea y Unasur?

–El área de observación de UNASUR se instaló recién en noviembre-diciembre del año pasado. ¿Qué experiencia puede tener? Además de los antecedentes que tiene, su reglamento de observación electoral es muy tierno todavía. La OEA sin embargo tiene una experiencia vital de una treintena de años en América Latina. Tiene profesionales instalados dentro de su institución y con colaboradores de todos los países del hemisferio.

–La Unión Europea vino con 100 enviados...

–Hay que felicitarles por el esfuerzo, pero no es correcto en una misión de observación presentar un informe en el que recomiende que se haga un nuevo reglamento de juicio político.

–¿Por qué no puede hacerlo?

–El proceso electoral, que es objeto de la observación, empieza con la convocatoria y termina con la proclamación de los electos. La observación, para que sea seria y profesional, tiene que circunscribirse a ese ámbito, sin hacer juicio de valor. Al hacer recomendaciones de tipo eminentemente político, se pierde objetividad. Yo estuve en 30 misiones electorales por el mundo y es la primera vez que escucho algo así. Hay que hacer esa observación a la UE.

–El gobierno no concedió inmunidad diplomática a los observadores de UN ASUR, pero el tribunal electoral lo reconoció. ¿Cuál es su opinión?

–Es preocupante la falta de coordinación de los poderes, una Justicia Electoral procurando la participación del UNASUR y el Poder Ejecutivo sin reconocerlo. En cuestiones de elecciones tiene que haber unidad de acción de los poderes públicos. Todas las instituciones deben hablar en una sola dirección.

–Son los países que suspendieron al Paraguay. Había desconfianza sobre su conducta, sobre la posibilidad de boicotear, de ensuciar las elecciones.

–Es una cuestión eminentemente del ámbito político que vamos a ver cómo solucionan ahora que se avecinan acontecimientos trascendentales en el país, alrededor de la asunción del Presidente.

–La Justicia Electoral arriesgó muchísimo al aceptar al grupo Unasur...

–Fue un riesgo superado felizmente con éxito. Se capeó y se llegó a buen puerto. Hemos coronado con éxito la proclamación de autoridades electas con mucha legitimidad y legalidad de origen.

La justicia electoral tiene una capacidad instalada en materia de relaciones humanas que es lo que siempre le ha garantizado el buen resultado en el proceso electoral. Tenemos magistrados y funcionarios que tiene como norte la institución por sobre todas las cosas y eso ha servido para capear cualquier tormenta en los procesos electorales...

–Todavía está en cuestión si es correcto invitar a presidentes que retiraron a sus embajadores. ¿A través de quién se los va a invitar: del limpiador que quedó en la embajada?

–En el tema de la asunción del presidente se va poner a prueba la dignidad nacional, la defensa del Estado de derecho y la correspondencia de los electos con su pueblo, a ver qué actitudes toman.

–El 85% votó por aquellos que destituyeron a Lugo. En la Cámara de Diputados fue de más del 91%...

–Por eso, mi deseo sincero como ciudadano paraguayo –segundo como perteneciente al Partido Colorado– al presidente Cartes, que sus tres partes del cuerpo estén en sintonía y armonía total. Un jefe de Estado centroamericano decía: “Para liderar a los pueblos se necesita tener la mano bien firme, no la mano dura del autoritarismo sino la mano firme para tomar las grandes decisiones que le convengan al pueblo, la mente bien clara para convocar a las mejores mentes del país, los mejores asesores y, tercero, que tenga un corazón bien grande para sentir y estar en armonía con lo que quiere la gente”.

Por eso, en los procesos electorales, el requerimiento fundamental es que la institución electoral esté solida en el manejo de la administración, de la relación nacional e internacional, su relación con los partidos políticos, y en una sola posición con el Ejecutivo y Legislativo.

holazar@abc.com.py

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