Jorge Rafaat Toumani, ¿el agricultor?

Dicen que está mal hablar de los muertos. Pero al armar la biografía de Jorge Rafaat Toumani, asesinado en un operativo de guerra en una noche de terror en Pedro Juan Caballero, cuesta cumplir con la premisa. También conocido como “Sadam”, Rafaat era hijo de Joana y de Rafaat Ferma, cumplió en mayo pasado 56 años y tenía un serio campo de distorsión de la realidad.

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Él decía que nació en Asunción, de madre paraguaya y padre sirio, pero en su documento oficial está claro que es un ciudadano brasileño nacido en Ponta Porã.

Él decía que era un comerciante de la construcción y de venta de ruedas; en su documento oficial figura agricultor, y la justicia brasileña lo denunció, procesó y condenó como narcotraficante que intentó quedarse con el esquema operativo de Fernandinho Beira Mar.

Esta acusación no molestó mucho a la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) del Paraguay.

En ninguna de las administraciones –ni siquiera la actual– Rafaat ha sido incomodado.

De hecho, en marzo pasado, el actual titular Antidrogas calificó a Rafaat de “empresario de frontera”.

“Folclore de la gente”

“Folclore de la gente!” Es lo que dijo Jorge Rafaat Toumani cuando se le preguntó sobre el miedo que inspiraba su persona.

Lo hizo en una de sus únicas y pocas entrevistas a la prensa a través de un programa de TV local en Amambay en Gosi Telenorte.

Jorge Rafaat Toumani se declaró hijo de madre paraguaya y padre sirio.

Según él, había nacido en Asunción y enseguida fue llevado a Pedro Juan Caballero, estudió Derecho en Dourados (Brasil, cerca de la línea fronteriza con Paraguay).

En aquella oportunidad dijo que tenía negocios en todo el país: las fachadas comerciales que aparecen a su nombre son Marrua SA, Casa San Rafael, JR Cubiertas SRL en Salto del Guairá, Nacional Cubiertas SRL en Asunción, JR Inversiones SA y JR Cubiertas SA también en Salto del Guairá.

Así también citó otros negocios en Encarnación, Asunción, Salto del Guairá, Capitán Bado y otros, además de cuatro estancias distribuidas en el Chaco paraguayo, Pedro Juan y otros lugares que no especificó (por cierto, ninguna de ellas a su nombre según registros oficiales).

En ese entonces decía que daba trabajo directo a unas 200 personas e indirectamente a más de 400. ¿Solo con las ruedas?

“Comerciante y nada más”

“Siempre fui comerciante y nada más”, decía también Rafaat, quien lucía próspero vendiendo ruedas de una marca brasileña. Su marketing era importante: aseguraba que nunca había matado a nadie y mentía al decir que la justicia nunca lo acusó.

De hecho sí estaba acusado, condenado y hasta llegó a guardar prisión en una cárcel de Campo Grande.

Documentos oficiales de la justicia brasileña muestran cómo mentía. El 26 de abril del 2006 sus abogados seguían incidentando por conflicto de competencia en el Brasil, y es que la acusación brasileña era dura: tráfico internacional de drogas, lavado de dinero, evasión fiscal y conectividad entre los crímenes (fuente: Superior Tribunal de Justicia del Brasil).

Se trataba de una carga de 492 kilos de cocaína que había ido desde Paraguay al Brasil en el 2004. Los antidrogas de Brasil aseguraban que Rafaat pretendía quedarse con el esquema de negocios de Fernandinho Beira Mar, el célebre narcotraficante cabeza del famoso “Comando Vermelho” (preso desde el 2002).

Acevedo se va a tropezar y morir

Rafaat detestaba al actual presidente del Senado, Robert Acevedo, quien a su vez lo responsabilizó del atentado sufrido. En la entrevista concedida al medio Gosi Telenorte decía que Acevedo hablaba mal de él porque o “es acomplejado o es un puto que me desea”. “Puede ser eso; sueña conmigo, amanece y habla de mí, duerme hablando de mí. Zulma (esposa de Acevedo) seguramente tiene celos de mí”, se burlaba.

En la misma entrevista, llegó a decir que él no iba a matar a Acevedo (como el senador denunciaba). “Si va a morir, no sé, él sabe lo que inventó; alguien le va a cobrar, él se va a suicidar”, decía. Y acotaba que el senador iba a tropezar solo y a morir. Sobre el origen de su fortuna, la explicación era menos convincente: decía que había empezado con una empresa de materiales de construcción donde ya tenía dinero, donde vendía más que los Acevedo. “Mientras ellos vendían media docena de zapatos, yo trabajaba con materiales, montaba muebles, trabajaba en el balcón y ellos jugando videogame”, dijo en la entrevista.

En el mismo programa, después de decir que la justicia nunca lo acusó, admitió que estaba procesado por la justicia brasileña por narcotráfico y que litigaba desde Paraguay. Aseguraba que él, narcotraficante, no era.

El pasado miércoles a la noche se cobraron violentamente la vida de Rafaat con 16 tiros en un operativo tipo comando con armas de guerra. ¿Narcotraficante? ¿Empresario de la construcción? ¿Vendedor de ruedas? ¿O agricultor, como dice su cédula?

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