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–¿Hace cuánto con el periodismo online?
–Arrancamos hace casi dos años con Inquire First, así se llama mi periódico digital en Estados Unidos. Una herramienta efectiva que hemos encontrado en este nuevo periodismo en línea (por internet) es la ley de acceso a la información pública.
–En Paraguay es muy nueva...
–Estamos todavía en pañales en esta materia, pero la herramienta es efectiva si la sabemos utilizar. Por ejemplo, nosotros hemos publicado un reportaje en profundidad sobre la falla en el servicio de agua potable.
–¿En qué consiste?
–A todos nos afecta el problema del agua potable. La infraestructura en ciudades grandes y pequeñas está a punto de quebrarse. Son décadas sin mantenimiento serio. Las tuberías están muy viejas y necesitan que lo reemplacen. Eso va a costar millones. No hay fondos públicos que soporten todo eso. Entonces, la pregunta es: ¿cómo lo van a hacer? Es un problema que requiere urgente solución.
–¿Tuvo repercusiones su reportaje?
–Muchos usuarios se pronunciaron. Nos escribieron para confirmar que en los lugares donde viven tienen exactamente el mismo problema.
–¿Qué le indujo a investigar este tema en particular?
–Encontramos algunos datos preocupantes en el sistema de información pública. Una colega se fue a una ciudad pequeña, de menos de 10.000 habitantes. La Municipalidad ya no tenía fondos ni para pagar el salario de la policía por el cúmulo de deudas que tenía. La intendencia estaba contemplando vender su sistema de agua al sector privado para hacer frente a sus obligaciones. Entonces, la pregunta es: ¿qué pasa si la empresa privada sube el costo? ¿Cuál va a ser la reacción de la gente? Le estamos dando seguimiento a esto...
–¿Consiguió los datos de la información pública?
–Así es. Por suerte, en este asunto del agua potable, el dueño en general del sistema sigue siendo el Estado. Entonces, hay información que nos puede servir usando estos portales que están ahí abiertos al público.
–La ley es nueva y nadie sabe usar. ¿Qué se puede descubrir?
–El Gobierno tiene mucha información y gracias a la ley está a disposición del público. Pertenece al público como debe ser porque el público contribuye con sus impuestos para mantener el Estado. Entonces, lo que tratamos de hacer desde nuestro periódico en línea es seguir un tema y compartirlo con el público. Necesitamos saber qué está haciendo el Gobierno con nuestros fondos y cómo lo están aplicando. Hay muchísima información: económica, de salud, de educación... En salud, por ejemplo, se puede hacer el seguimiento de un brote y si el Gobierno está gastando correctamente los fondos en la lucha contra la epidemia. Se puede hacer el seguimiento del gasto en el manejo de escuelas y materiales didácticos destinado a los alumnos...
–¿Todo lo que hace el Gobierno está en internet?
–Está todo. Yo fui corresponsal de una agencia noticiosa en México donde viví 15 años. México tiene una ley de acceso a la información ejemplar. Le costó caro al mismo Presidente que impulsó la ley.
–¿Quién?
–Vicente Fox. La ley fue parte de su campaña para Presidente. Se aprobó en 2002. El periodista de un medio importante de México recurrió a la información pública para conseguir datos de los gastos que hacía la Primera Dama.
–¿La esposa de Fox?
–Sí. La misma ley fue utilizada en contra de la familia presidencial. Fue un escándalo. Yo le pregunté al Presidente en una entrevista si estaba arrepentido de haber impulsado la ley por las repercusiones personales que tuvo. “Para nada”, me dijo. El público tiene derecho a tener información”. Eso me llamó la atención...
–¿En qué gastaba la señora?
–La señora Marta Fox utilizó como 100.000 dólares de fondos públicos para comprarse ropa...
–Los envidiosos no entienden que las mujeres quieren vestirse bien...
–(se ríe) Pero la ley no permite eso. Ella se justificó diciendo: “Yo represento al país, tengo que salir..., tengo que atender a la gente...”.
–En qué terminó...
–Se hizo público todo. Ella se defendió... Al final dijo: “voy a hacer una subasta de la ropa, y las ganancias voy a depositar en una entidad de beneficencia”. Pero nadie compró la ropa...
–A Madame Bovary (en la novela de Gustave Flaubert) le pasó lo mismo...
–Es una nota curiosa que muchos periodistas como yo recuerdan porque tuvo mucha notoriedad. Fue uno de los primeros escándalos que generó la vigencia de la ley de acceso a la información pública...
–No todos los gastos del Presidente se pueden revelar...
–Depende de la ley de cada país. Si no son fondos públicos nadie tiene por qué revelar sus gastos pero si son fondos públicos, claro que sí tiene que revelarlos. Es lo normal. El salario del Presidente, el salario del funcionario tiene que ser público, porque se le paga con fondos públicos. Para los periodistas es importante compartir experiencias en esta nueva herramienta. Puede ser de mucho provecho para la sociedad.
–¿Cómo ve el futuro de los medios escritos ante el avance del digital?
– Tenemos una nueva audiencia. Es la nueva generación. Esta nueva generación consume la información de otra forma, en sus celulares. Ya no son los periódicos. Entonces, tenemos que tener un formato adecuado para los celulares. Es el nuevo periódico del futuro, yo creo. Los jóvenes están leyendo, escuchando reportajes en audio. Miran documentales de corto plazo, de menos de cinco minutos. Los periódicos tienen que hacer lo que no puede hacer el internet. Eso es presentar notas de investigación y notas profundas. Ese yo creo que va a ser el nicho para los periódicos.
–¿Cuál es la ventaja del periódico online?
–Que podemos llegar a cualquier persona en el mundo. Una persona en Inglaterra o Singapur nos puede leer al instante. El digital es menos costoso que el periódico escrito. Quiere decir que podemos multiplicar el número de medios, y eso es bueno para el país, para cualquier país...
–¿La calidad no importa?
–La calidad debe ser igual, porque los periodistas son periodistas. Están entrenados, capacitados, entendemos lo que es real y lo que no es real. Tenemos ética periodística, no importa el formato o la plataforma...
– Es cierto que en el sitio online usted necesita más rapidez y se le puede escapar la precisión pero en el periódico escrito se puede tratar mejor la información...
–En los sitios digitales tenemos que cuidar mucho la calidad y la credibilidad. No podemos supeditar estos valores a la rapidez. Yo entiendo la tentación que existe en internet...
–Fácilmente se puede falsear, piratear...
–Tenemos que cuidar este aspecto pero las notas más detalladas no creo que haya mucha diferencia entre online y en el periódico escrito. Ahí no es rapidez, es confirmar, confirmar, confirmar. Es calidad, es credibilidad. Es cierto, tenemos que cuidar muy bien las notas que se escriben para el sitio digital. Muchas veces hay presión de los editores porque les tienta salir primero en lugar de hacer una llamada más para confirmar la veracidad de la información. Eso es lo que tenemos que cuidar...
–Lo cierto es que los medios en línea tienen la vida más corta: así como aparecen, desaparecen...
–Así es, por la falta de calidad y credibilidad. Los que más triunfan al final son los medios tradicionales que se adaptaron pronto al internet: The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times. Tienen radio, televisión. Se aggiornaron mejor a este sistema. El The New York Times tiene una buenísima página web, toda una redacción para el digital. Tienen de 70 a 100 personas trabajando aparte de la redacción. Tiene cientos de reporteros. Entonces, ellos son un ejemplo de altísima calidad. Pero mire todo el ingreso que se requiere para mantener todo eso.
–Se disparan los gastos a las nubes...
–Así es. Ya tienen dos redacciones.
–¿Pero también se multiplican los ingresos?
–Lamentablemente no. Aunque ellos cobren a sus clientes para que les lean sus lectores en línea, es complicado.
–Hay una nueva tendencia de los gobernantes de atacar a los periódicos en su credibilidad ante el público. El presidente (Donald) Trump es el más conocido. ¿Les sirve hacer eso?
–Es la mejor oportunidad que tenemos los periodistas para convencer al público sobre nuestra credibilidad. Es una prueba del compromiso que tenemos con nuestro público. Cada vez que los políticos ponen nuestro trabajo en cuestión tenemos que responder de la misma forma, para que el público renueve su credibilidad en nuestro trabajo y se convenza de la alta ética que tenemos.
–Es todo un desafío para los periodistas cuando las críticas provienen del propio Presidente...
–En la historia de Estados Unidos hemos tenido esporádicamente Presidentes que han cuestionado a los medios. Es normal. Lo que nos debe interesar a nosotros es seguir la línea sin apartarnos de la ética a pesar de la confusión en la que muchas veces tratan de mezclarnos.
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