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Los sintierras se instalaron en precario campamento en la propiedad de Buenaventura Garcete, distante unos 800 metros de las tierras ocupadas por los nativos.
Ante esta situación, los aché, munidos con flechas y otras armas contundentes, se internaron en los espesos bosques que ocupan en el lugar.
El sacerdote Benjamín Remiorz, de la Congregación del Verbo Divino, aseveró que en 1993 salió el Decreto 224 que autorizó la expropiación de 6.400 hectáreas a favor del INDI, que a su vez adjudicó el inmueble para asiento de los indígenas de la parcialidad aché guayakí.
El religioso misionero destacó que la Congregación donó otras 1.600 hectáreas que totalizan 8 mil hectáreas, de las cuales unas 7 mil hectáreas constituyen una reserva que sirve de sustento para la sobrevivencia de los nativos.
"Vamos a morir por estas tierras, por estos bosques que dan de comer a nuestras familias. Es la tercera vez que están amenazando los campesinos de invadir nuestros bosques. Es por eso que no vamos a permitir a nadie que invadan esta propiedad", enfatizó.
PEDIDO AL GOBIERNO
El indígena exigió del presidente Nicanor Duarte Frutos el fin a las amenazas de invasión de la finca 12 por los sintierras de la zona.
"Hace tres veces que vienen amenazando con invadir la reserva. Dicen que hay un excedente y esa es una mentira. Mientras los campesinos siguen con sus amenazas, también nosotros vamos a resistir en el lugar", resaltó.
Mbepurangi significó que el INDI debe preocuparse más de la situación de la comunidad de Chupapou para que puedan vivir con tranquilidad y sin estar pasando zozobra por la constante amenaza de invasión de los campesinos de la zona.