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Desde este año se implementó un nuevo sistema que ubica a todos los periodistas, fotógrafos y camarógrafos en una tarima, ubicada a más de 30 metros del altar, en la explanada.
Este nuevo sitio dificulta tomas fotográficas de los celebrantes y solo permite obtener imágenes a los feligreses de espaldas. A esto se suma la imposibilidad de grabar las homilías, pues en el lugar no se colocó ningún equipo de sonido.
Giménez y Godoy, ante el desacuerdo de los medios de comunicación, se mostraron intransigentes con la excusa de una mejor organización.
Durante la misa dedicada a los indígenas, el domingo pasado, Godoy llegó al punto que durante el acto litúrgico fue a echar a un camarógrafo y cronista de Telefuturo del presbiterio, “lugar prohibido” para otros medios que no sea el SNT.
Esta situación llegó a su punto límite el miércoles último cuando varios periodistas de diferentes medios se encontraban en la explanada esperando la llegada del joven Arlan Fick, quien estuvo secuestrado por casi un año y caminó 320 kilómetros para venir a pagar su promesa a la Virgen.
La llegada del joven generó mucha expectativa en la gente. Sin embargo, en el momento en que Fick y su familia entraron al templo, un grupo de servidores impidió la entrada de fotógrafos y cronistas, cerrando incluso las puertas con prepotencia y violencia. Un oficial de policía que se encontraba en el sitio ordenó a los servidores que dejaran pasar a la prensa. Sin embargo, uno de los jóvenes gritó que la Policía no tenía jurisdicción en el lugar. En cambio, Arlan era asediado por otros servidores para sacarse selfies dentro de la Basílica.
Sin motivo alguno, Arlan y familia fueron sacados por otro lugar para evitar a la prensa. El vocero de la Basílica Alfredo Aranda dijo que tenían directivas de “vaciar el lugar”, antes del inicio de la misa una hora antes.