Discurso pronunciado por Luis González Macchi minutos antes de entregar el mando:
Señor presidente del Congreso de la Nación, Benjamín Maciel Passoti, señores congresistas:
Culmina hoy el mandato de presidente de la República que he ejercido en el marco de la Constitución Nacional. Ese mandato me ha transmitido democráticamente el honorable Congreso Nacional y su legitimidad fue fortalecida por la Excelentísima Corte Suprema de Justicia, respetuoso
a la Carta Magna de mi Patria.
En este solemne acto entrego los atributos del mando presidencial. He recibido un país en grave y dramática crisis política y lo entrego pacificado y con todas las instituciones funcionando al amparo efectivo del estado de derecho.
Reconocemos que no tuvimos los resultados deseados en la lucha contra la corrupción, en los objetivos de elevar los niveles del crecimiento económico en la producción óptima de los problemas sociales, en la reactivación económica en el sector industrial.
Quizás con mayor cooperación hubiésemos cumplido mejor nuestra tarea, pero lo innegable es que hemos luchado contra las dificultades con persistente voluntad y que la sombra de la inestabilidad política logramos superar.
De este orden constitucional inalterable que mi gobierno supo defender se levanta hoy una radiante esperanza. Es el sueño en la victoria de una auténtica unidad nacional.
Formulo fervientes votos por que de este Honorable Congreso surjan leyes justas y necesarias y que mi sucesor, el presidente Nicanor Duarte Frutos, tenga una exitosa gestión para el bien del pueblo paraguayo.
Con la protección de Dios sigamos avanzando con amor a la Patria y a la libertad. Esta jornada de relevancia para el civismo nacional coincide con un nuevo aniversario de la fundación de la ciudad de Asunción, forjadora de una límpida historia y donde nació el Mercosur para dar a nuestras naciones progreso y felicidad.
La capital de la República abre generosa su reconocida vitalidad para recibir a ilustres personalidades de países amigos en un grato encuentro de singular dimensión internacional.
Es mi mensaje final, con la humildad de siempre y con mi irrenunciable fe en el destino venturoso de la República del Paraguay.
¡¡Viva la democracia paraguaya!! ¡¡Viva la República del Paraguay!!
Muchas Gracias.