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Indicó que el ministro Eladio Loizaga está equivocado al decir que los “antecedentes personales son una cosa y familiares otra, como si se tratara del manejo de un boliche de barrio en el que poco importa que lo atienda el abuelo que fue dictador, o el nieto que siempre lo honró”, sostuvo. Señaló que los antecedentes familiares importan porque se trata de la imagen y el prestigio nacional e internacional de la República y “Goli” Stroessner reivindicó pública y oficialmente al dictador porque invirtió su apellido para honrarlo llamándose como él; reivindicó el tenebroso y criminal periodo dictatorial en el que tantos paraguayos fueron apresados, torturados, asesinados y exiliados por el simple hecho de pensar diferente. Tampoco abjuró de la dictadura, ni intentó pedir disculpas por los crímenes de Alfredo Stroessner, “por lo que carece de credenciales democráticas para representar al pueblo paraguayo que en estas dos décadas viene transitando dificultosamente el camino de la libertad y la democracia”.
Indicó que ni al más desatinado gobierno alemán se le ocurriría nombrar embajador a alguien con el apellido de Hitler; ningún gobierno de Rusia designó a nadie con el apellido de Stalin para representarlo.
Sería impensable que gobiernos chileno o argentino designen a personas de apellidos Pinochet o Videla como representantes suyos.