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CONCEPCIÓN (Aldo Rojas Cardozo, corresponsal). El flamante obispo de Concepción y Amambay, monseñor Miguel Ángel Cabello Almada, dijo ayer que tiene un nuevo desafío pastoral y solicitó a los fieles que recen por él. “Recemos unos por otros para vivir con autenticidad nuestra vida cristiana, para agradar a Dios en todas las cosas; que los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos seamos testigos del Cristo resucitado que camina con su pueblo y que ofrece vida abundante de Dios. Que la diócesis de la Santísima Concepción del Paraguay sea un instrumento para colaborar eficazmente para la construcción de un nuevo país”, expresó.
El nuevo obispo llegó a las 09:00 a la rotonda de acceso a la capital del primer departamento, donde una multitud lo aguardaba. Al mismo tiempo, una fuerte lluvia caía sobre esta ciudad. No obstante, los feligreses permanecieron estoicamente en el sitio y saludaron al novel pastor.
Los hermanos Urbieta Cáceres, Alejandro y Luis, intendente y gobernador, respectivamente, saludaron al religioso, mientras los fieles se acercaban a pedir su bendición, saludarlo y tomarse una foto. Se tenía previsto que el nuevo responsable de la Iglesia Católica en los departamentos de Concepción y Amambay realizara un recorrido por las calles de la ciudad, pero la lluvia lo impidió. El religioso se acercó de inmediato a la Catedral local, repleta de fieles, quienes le recibieron con aplausos.
Antes de iniciarse la misa, el obispo asperjó agua bendita sobre los feligreses, que permanecieron en pie durante su recorrido por el templo. Asimismo, indígenas de diferentes parcialidades saludaron al religioso. Con una importante cantidad de sacerdotes y obispos, se inició la ceremonia religiosa presidida en un primer momento por monseñor Zacarías Ortiz Rolón, quien luego de entregarle el báculo a monseñor Cabello Almada, lo dejó presidir la celebración de la Eucaristía.
Mons. Ortiz Rolón agradeció a los sacerdotes, religiosas y laicos. “Primeramente, quiero dar gracias a Dios, que en los últimos años me ha hecho conocer a profundidad una nueva dimensión de la espiritualidad, como son el sufrimiento y la incapacidad”, señaló emocionado. Durante 10 años fue obispo en esta parte del país, y hace cuatro años que presentó renuncia tras cumplir 75 años, edad en que los obispos pasan a ser “eméritos” y gozan de jubilación.