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Los gastos salariales se llevan el 83% de los ingresos tributarios, pero al sumarle los otros beneficios que están dentro de la estructura de las remuneraciones, la cifra llega a 97%, de acuerdo a las declaraciones de Zarza formuladas ayer a radio Primero de Marzo.
El viceministro sostuvo que este es un problema estructural del presupuesto y considera que es necesario implementar “medidas de guerra” para reducir el gasto público, como por ejemplo no comprar más vehículos, acondicionadores de aire, muebles, entre otros.
A su criterio, este tipo de cosas se debe hacer, y aunque parezcan pequeñas, van a representar un fuerte impacto en el gasto estatal.
Recaudación
En julio, la recaudación impositiva cerró con una caída de 6% con relación al mismo mes del año pasado.
A pesar de que en el acumulado se mantiene un superávit de 4,4%, los fondos disponibles no alcanzan para cubrir los elevados gastos presupuestados.
Control
Zarza insistió en que solo se trabaja para pagar salarios, que no existen fondos para mayores gastos y que por mucho que se grite (en relación a los reclamos existentes), esta es una situación real.
Además, explicó que el Poder Ejecutivo no tiene el control sobre todo el gasto público, ya que el Parlamento y el Poder Judicial tienen autonomía presupuestaria.
En ese sentido, dijo que entre 15% y 18% de los recursos genuinos no los maneja Hacienda, sino los otros poderes, porque así está establecido en la ley.
Zarza espera que la situación fiscal se pueda cambiar con la ley de responsabilidad fiscal, a través de la cual se propone establecer topes de gastos; la modificación del Imagro y la generalización del IVA, para aumentar la recaudación.
A su criterio, el próximo gobierno tiene muy claro esta situación y considera que por ahí pasará mucho del esfuerzo para corregir el presupuesto y las recaudaciones. “Yo creo que el gobierno que viene está en inmejorables condiciones para alcanzar esos objetivos, porque hay mucho análisis”, indicó el viceministro.
Predominan gastos rígidos
El presupuesto vigente asciende a 58,1 billones de guaraníes (US$ 13.043 millones), que incluye la administración central y entes descentralizados.
La estructura del gasto público mantiene una alta rigidez, teniendo en cuenta que los gastos salariales crecieron considerablemente en los últimos años, dejando poco margen de maniobras al Estado para inversiones en el sector social e infraestructura.
El mayor incremento en los servicios personales se registró el año pasado, cuando representó 32% con relación al 2011, debido a que fueron aprobados en el Parlamento subas salariales desde 10% hasta 58% en algunos casos. En contrapartida, los ingresos no alcanzan.