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El fiscal Joel Cazal calificó de “acusaciones sin fundamento” lo dicho por el general Herminio Piñánez, padre del fallecido capitán Enrique Piñánez de que fue Cazal el informante que expuso a una amenaza de muerte a su hijo y además sabía de la preparación de una bomba electrónica que iba a detonarse en el campamento de la Asociación Campesina Armada (ACA).
El capitán Piñánez falleció junto con el suboficial de infantería José Manuel González, en un atentado oficialmente atribuido al ACA en noviembre del 2014.
El general aseguró que la Fuerza de Tarea Conjunta y el fiscal sabían de la bomba a control remoto. Cazal dijo desconocer eso y que fue una dinamita en gel lo que explotó en manos del militar. Piñánez cuestionó al agente porque fue el que comentó al comisario Antonio Gamarra de la censura que le hizo al capitán en la investigación de la muerte del comisario Manuel Escurra y lo amenazó de muerte. El fiscal negó esto.
Según Cazal “no hay nada nuevo” y apunta a la conclusión de “una mala manipulación o negligencia del militar”. Dijo que en patrullaje, el capitán Piñánez se bajó de la camioneta alzó la bomba que estaba al costado del camino y explotó en sus manos a 30 cm de altura del nivel plan de la camioneta. Ahí radicaría la mala praxis, “él tenía que comunicar antes de tocar”, remarcó.
La investigación está en su etapa final y está pendiente la declaración de Garcete, otro de los cuestionados por el general porque omitió una denuncia de su hijo sobra las amenazas de muerte y permitió que vuelva a zona de riesgo.