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El pasado 27 de diciembre había sido internado en el sanatorio Italiano por una crisis de asma, que luego se complicó por secuelas de hepatitis. El 11 de enero fue trasladado al sanatorio San Roque, donde falleció aproximadamente a las 0:45. Los restos del Capitán Napoleón Ortigoza son velados por familiares y amigos en el salón Memorial de Asunción, Mcal López 5353 esq. Dr. Caballero. La caravana fúnebre partirá mañana, miércoles, a las 10:00 hacia el camposanto Parque Serenidad de la ciudad de Villa Elisa.
En las primeras declaraciones tras el fallecimiento de su padre, Mirta Ortigoza dijo que “falleció el legendario capitán Ortigoza”, su cuerpo no aguantó más; ahora descansa, ahora tiene paz. Manifestó que su padre fue un ejemplo de lucha contra la dictadura stronista, y desea que sea un ejemplo para todos los paraguayos ya que ahora los verdugos de su padre se reagrupan políticamente.
El capitán Ortigoza estuvo 25 años preso en las crueles cárceles del régimen de Alfredo Stroessner y las secuelas de las torturas le dificultaron recibir atención médica porque no desaparecían de su mente aquellas sesiones de tormento que padeció durante su largo calvario.
La consecuencia más grave del stronismo para el capitán Napoleón Ortigoza fue la secuela sicológica que no puedo superar hasta el fin de sus días. Su hija Mirtha no podía contener las lágrimas días pasados cuando relataba que su padre no podía quedar mucho tiempo solo con los médicos y cuando se le aplicaba algún tratamiento rememoraba todo lo que sufrió durante 25 años de encierro.
Dijo también que a su padre no lo liberó la dictadura. “Nosotros, con el coraje de Rambo Saguier y de Felino Amarilla, lo liberamos”, rememoraba haciendo alusión a una hazaña que protagonizaron los políticos liberales al sacarlo de su prisión domiciliaria para refugiarlo en la Embajada de Colombia.
El capitán Napoleón Ortigoza fue y seguirá siendo uno de los símbolos del terror implantado en este país por la dictadura stronista. Su historia figura en los anales de las crueldades humanas y quedó impresa en los libros de derechos humanos de todo el mundo.
Ortigoza fue un oficial de Caballería detenido por la Policía el 17 de diciembre de 1962 acusado de participación en una supuesta conspiración política contra el dictador Stroessner en aquella época.
La coartada que utilizó el entonces jefe de policía, Ramón Duarte Vera, fue que estaba involucrado en la muerte del cadete Alberto Anastacio Benítez. El mismo habría de recordar, cuando recuperó su libertad el 19 de diciembre de 1987, el caso: “Creo que me implicaron por error. La Policía, según la versión, halló el cadáver y me culpó a mí, porque supuestamente yo estaba implicado en una conspiración”. Y se preguntaba sobre el tema: “¿Qué contacto iba a tener yo con un cadete de otra institución? Yo sospecho que al cadete Benítez lo asesinó la Policía”, decía a un requerimiento periodístico al abandonar la sede policial.
Un solo párrafo de su testimonio quizás sirva para ilustrar lo que soportó: “Estuve engrillado durante 18 años en el Cuartel Central de Policía, en una pequeña habitación sin ninguna ventana. Solamente tenía una pequeña mirilla de 10 x15 centímetros en la puerta. Lo único que veía eran paredes y techo, porque la puerta siempre estaba cerrada”.