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Casabianca fue un veterano luchador contra las dictaduras en nuestro país. Primero contra la de Higinio Morínigo y luego, contra la de Alfredo Stroessner.
Egresado de la Facultad de Derecho UNA; delegado estudiantil en varios períodos, tanto en el centro “23 de Octubre” como en Derecho. Por ese motivo fue perseguido, preso y torturado.
Militó desde joven en el Partido Revolucionario Febrerista, como toda su familia; en 1955 se afilió al Partido Comunista Paraguayo (PCP). Conoció a Carmen Soler, con quien se unió en 1957, ya en el destierro en Buenos Aires, Argentina, donde falleció ella en 1985. Ambos, de regreso a Paraguay, integraron la dirección clandestina del Frente Unido de Liberación Nacional (Fulna), que implementó la guerrilla contra la dictadura de Alfredo Stroessner. Fue perseguido, encarcelado, torturado y exiliado como consecuencia de su lucha firme contra la tiranía militar de Alfredo Stroessner, por la liberación nacional y el socialismo, dice el PCP.
Después de la caída de Stroessner se radicó nuevamente en nuestro país, y ocupó diversos puestos de lucha: miembro del Comité Central del PCP, director de su periódico “¡Adelante!”, miembro de la Comisión de Verdad y Justicia, del Movimiento Nacional de Víctimas de la Dictadura y de la Mesa Nacional por los Derechos Humanos.
Trabajó como periodista, abogado, vendedor de libros, obrero de la construcción y docente en la Universidad de Estocolmo.
Ayer, el pleno de la Cámara de Senadores le rindió un merecido homenaje, de pie y con aplausos.