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“Le tengo un enorme cariño a este país; invitado por este grupo de la comunidad judía aproveché para venir a conversar con gente con la que he trabajado mucho, por ejemplo, en Naciones Unidas, como es el caso del canciller (José Félix Fernández Estigarribia)”, comenzó relatando Emilio Cárdenas.
“Repasamos situaciones presentes. Y, de alguna manera, miramos la próxima evolución del Paraguay, sobre todo en lo que se refiere al sistema interamericano”.
En Paraguay, “lo que veo es un debate político sano entre los dos partidos tradicionalmente más importantes, colorados y liberales, y algunos otros, pero con mucho menos significación social, que, como son partidos de menor volumen en términos de gente, tienen menos chance que los partidos tradicionales”.
“Y eso, en sí mismo, no es una demostración, para nada, de restricción hacia las libertades, es un reflejo de la realidad social paraguaya”, sintetizó Cárdenas.
–¿La Unasur se mantendrá en su postura, como grupo ideológico, o se convertirá en algún momento en un grupo de “Estados”?
–Yo soy de los que creen que Unasur ha sido copada, por lo que usted llama un grupo ideológico.
Está manejada por gente que no es objetiva en la percepción, yo diría en general, ni de la región ni del mundo, ni del Paraguay.
Todo esto, a diferencia de la OEA, donde la crisis se estudió, donde vino una misión y la contempló en la propia Asunción, donde se produjo un informe; donde se votó el informe, donde se escucharon todas las campanas.
Unasur es como si mirara todo esto desde el resentimiento, con los ojos entornados. Pareciera que solamente ven lo que, desde su óptica, quieren comprobar.
Me parece que Unasur es parte del problema, y no parte de la solución.
Unasur resquebrajada
Pero, en realidad, pareciera que la propia Unasur se está resquebrajando. Porque usted, igual que yo, seguro ha visto los anuncios en los diarios del regreso del embajador colombiano.
Otro viejo colega de Naciones Unidas, el embajador Cristián Maquieira, de Chile, estaría haciendo las valijas para venir a Asunción.
Y, detrás, vendría el embajador peruano.
Y, esto muestra, en definitiva, la división profunda que tiene Unasur, entre aquellos países marcados por el rumbo ideológico de la izquierda radical y aquellos otros países que miran al mundo de otra manera.
Los países del Pacífico, con excepción de Ecuador. Los países que no les tienen miedo a las economías abiertas. Que no se escapan al riesgo. Que se están modernizando aceleradamente. Los tres ejemplos más evidentes son el de Chile, Perú y Colombia.
Y son justamente ellos los que están anunciando el regreso a la normalidad.
Brasil, autonombrado juez
La otra cosa que realmente me preocupa son expresiones como las del canciller Patriota, de Brasil, que de alguna manera se arroga el carácter de juez, acerca de cuán democrática, efectivamente, es la evolución del Paraguay.
Y, viniendo de un país como Brasil, esa observación pesa más.
Animadversión de Argentina
Pero, hoy, la Argentina tiene una enorme carga ideológica, también.
Argentina está entre los países con carga ideológica adversa para el Paraguay.
Violación del debido proceso
Acusan al Paraguay de violación del debido proceso, mientras ella misma, como institución, lo viola abiertamente.
En el caso de Unasur, la violación, además, no solo es una violación al Tratado de Unasur, sino es mucho más grave. Es una violación al derecho de los tratados, exteriorizados en la Convención de Viena, que tiene un capítulo sobre lo que significa la suspensión, que dice explícitamente que uno no puede suspender, en un tratado multilateral, a ninguna de las partes, sin darle oportunidad de defenderse.
Todo lo pasaron por encima, en nombre de la misma bandera que estaban pisoteando.
Buenos Aires - Caracas
–¿Tanto le debe el Gobierno argentino actual a Venezuela para que su política exterior esté tan ceñida a lo que Caracas decida?
–No sé si tiene que ver con la asistencia financiera, o no. Lo que veo yo es que hay muchos aspectos de política exterior con una suerte de afinidad ideológica.
Y, quizás el tema de Paraguay no sea el más paradigmático. El tema que, probablemente, más inquieta a la sociedad argentina es la negociación con Irán, en la causa de AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina, que en 1984 sufrió un atentado con un coche bomba, que dejó 85 muertos y 300 heridos.
Actualmente, el Gobierno argentino está en conversaciones sobre este tema con Irán).
Cuando uno se pregunta ¿por qué hace esto la Argentina? Yo diría que hay dos razones. Una, que está claro que Irán es hoy socio estratégico de Venezuela.
Y la otra es que la Argentina está aumentando muy fuertemente su relación comercial con Irán.
–¿Por qué específicamente Irán? ¿Por lo ideológico?
–Yo creo que ahí hay mucha insistencia de Venezuela.
Fíjese, la política exterior de Venezuela tiene un reflejo casi automático en Rafael Correa (presidente de Ecuador), en Daniel Ortega (Nicaragua) y en Evo Morales (Bolivia). Es como el ventrílocuo. Ellos son los muñequitos del ventrílocuo. El ventrílocuo es (el presidente de Venezuela Hugo) Chávez, y los demás repiten, con otra voz, las cosas que dice Hugo Chávez.
Y la Argentina está cada vez más empezando a repetir las cosas que dice Chávez.
Y eso es preocupante, porque Chávez no es demócrata, Chávez no defiende los derechos humanos; se acaba de retirar formalmente del Pacto de San José de Costa Rica. Chávez no cree en la libertad de expresión.
Los resultados de las urnas no son todo lo que importa en una democracia. La democracia es, sobre todo, un sistema de valores. Y en ese sistema de valores campea el respeto, la tolerancia, el pluralismo, la libertad de expresión, la libertad de información.
El caso Paraguay
–¿Cuál es su análisis sobre lo ocurrido con la “suspensión” decidida contra el Paraguay por sus sociosb del Mercosur?
–En derecho hay dos tipos de nulidad. Las nulidades absolutas, que no pueden remediarse, y las nulidades relativas, que tienen algún instrumento de remedio.
Para mí, jurídicamente, el acceso de Venezuela al Mercosur es nulo, pero de nulidad relativa. ¿Cómo se remedia el acceso de Venezuela? Únicamente con el consentimiento del Paraguay.
Lo que veo, es muy difícil para Paraguay bajar la cabeza después de que lo hicieron hocicar mal, cuando Paraguay estaba ejerciendo su derecho de veto, que surge del propio Tratado.
Y la mejor síntesis, quizás sin querer, del error que se cometió está en la frase del Presidente uruguayo, que fue el único que, de alguna manera, salió a explicar qué pasó en el Mercosur. Su explicación fue: lo político tiene prioridad sobre lo jurídico.
Pero, cuidado, esa frase es la mejor síntesis del autoritarismo.
Porque la ley también limita a los Estados.
Cuando la ley deja de limitar a los gobernantes, ya no hay democracia.
Emilio Cárdenas
Emilio J. Cárdenas, argentino de nacimiento, es abogado, especializado en arbitraje internacional.
Posee estudios de posgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las universidades de Princeton y California.
Fungió de embajador y representante permanente de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
Ocupó el Consejo de Seguridad, presidió el Comité de Sanciones de la antigua Yugoslavia y fue vicepresidente del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
Fue también representante personal del Secretario General de las Naciones Unidas en Irak.
Desde hace más de una década es miembro del Comité de Inversiones de las Naciones Unidas.
Además, ejerce un sinnúmero de cargos y funciones en diversos organismos, universidades y diversas sociedades.