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Estela de Carlotto reivindicó la lucha permanente por la memoria de nuestros pueblos avasallados por las dictaduras y el terrorismo de estado. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo fue figura central de jornadas por los derechos humanos en el marco de la Cumbre del Sur.
A sus 80 años, Estela Barnes de Carlotto sueña, duele y despliega una alegría esperanzadora tremenda. La presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo recordó anoche cómo la dictadura argentina les arrebató a sus nietos al parir las hijas (asesinadas tras el parto) y cómo esa dictadura desapareció a 30.000 personas y cómo, desde el "dolor y el amor", empezó una tenaz resistencia de las mujeres a la dictadura más "perversa de la región", que desapareció a la gente porque meterla presa era caldo "para más subversión", según le dijera el último presidente de la Junta Militar Reynaldo Benito Antonio Bignone, condenado a cadena perpetua.
Carlotto ha logrado convivir con el dolor, pero no con la injusticia, la que, según ella, es la madre de la desigualdad de nuestros pueblos. Recordó que los sudamericanos tenemos esa experiencia común del terrorismo de Estado, pero que también tenemos una experiencia común de lucha contra esas dictaduras, la desigualdad y la opresión.
Y que es esa resistencia la que nos permitió avanzar hacia procesos democráticos, con deudas pendientes.
Su dolorosa experiencia
Contó su propia experiencia, la de una mujer cuya hija, Laura, fuera asesinada luego de parir al nieto, Guido. Ella sigue buscando a Guido. A su hija la entregaron asesinada. Fueron unos 600 bebés distribuidos a padres adoptivos: militares, policías y gente allegada al régimen de 1976-1983. De los cuales, con la lucha de las abuelas y el conjunto de los organismos de derechos humanos, lograron encontrar a más de un centenar de ellos.
Habló también de la experiencia científica del banco genético y del equipo forense que se instaló como política pública para determinar el destino de los desaparecidos.
El encuentro con Carlotto se desarrolló en el local del tribunal del Mercosur, Mariscal López y General Santos, organizado por diversos organismos del Mercosur, entre ellos, el Instituto Social del Mercosur, a cargo de Magdalena Riveros, quien dijo que era necesario más instituciones que analicen políticas públicas para salvar las asimetrías sociales e incorporar los derechos humanos en todas las políticas de Estado. Celsa Ramírez, esposa del desaparecido paraguayo Derlis Villagra, le entregó un ramo de flores. Agustín Goiburú, a cuyo padre lo habían desaparecido, otro ramo. Con "Dónde están", de Alberto Rodas, en versión sinfónica, la escuela Herminio Giménez, de Itá; cerró el encuentro y luego se trasladaron al salón auditorio de Derechos Humanos para habilitarlo.