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Adujo que firmaba “200.000 documentos” y sostuvo que es la Cancillería la que tiene la última palabra en estos casos. Indicó que él siempre confiaba en que sus colegas no le solicitaban nada irregular y que en este caso Zacarías Irún se lo pidió por escrito y él rápidamente firmó y lo remitió a la Cancillería. Dijo que no pretendía justificar el error, pero señaló que no hubo otro presidente del Senado anterior “que tuvo los quilombos (sic) que tuve yo, que tengo que estar articulando aquí y allá”.
Señaló que alguna vez se debería separar la parte administrativa de la gestión, ya que se pasa la mitad del tiempo firmando documentos.
Consultado si no tenía asesores que le adviertan previamente de no firmar cuestiones fuera de las leyes, dijo que en este caso se trataba de un pedido de un colega. “Yo estoy admitiendo que fue un error de buena fe”, indicó.
Dijo que muchos de los legisladores desconocen que solo son para hijos menores.