Entre la sotana y la política

Como es su costumbre; en una cuidada puesta en escena, Patria Querida lanzó al ruedo político una propuesta de concertación. El encargado de dar el mensaje fue su presidente, Pedro Fadul, quien busca aprovechar la buena entrada que tiene monseñor Fernando Lugo y lo puso en el centro de la escena para que convoque a esta concertación. Sabe que es una sociedad poco desarrollada como la nuestra, nada mejor que recurrir a un ícono como un sacerdote para buscar un consenso. Lugo, como miembro de la Iglesia y, por tanto, con cierta afinidad con Patria Querida, no dudó en aceptar la invitación.

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Hasta acá todo bien, se logró el impacto mediático que se buscaba. Ahora habrá que lograr las afinidades entre los líderes políticos de la oposición, que es lo más escabroso y lo que realmente definirá cómo acaba este proyecto. Si existen realmente renunciamientos podría pensarse que habría futuro, pero si nuevamente la oposición o algunas figuras anteponen sus necesidades grupales o personales todo caerá en saco roto.

No debemos olvidar que este no es el primer proyecto de concertación. Se lograron acuerdos para las elecciones presidenciales del 93 y del 98, pero los candidatos no convencieron. Con Lugo se busca cambiar esta percepción. Por eso se lo pone como eje, sabiendo de antemano que un religioso es una figura socialmente respetada. Pero habrá que ver cómo este respeto social se transforma en votos, una ecuación aparentemente fácil en los papeles pero difícil de llevar a la práctica, más aún si monseñor sigue navegando en dos aguas como son la Iglesia y la política.

Pero acá hay una cuestión delicada. Así como hoy ser miembro de la Iglesia le da cierto poder, cierto estatus a Lugo, bajarse del pedestal eclesial a la arena política podría también tener sus efectos. Esa será seguramente una cuestión a evaluar muy seriamente por los hacedores de este proyecto.

La otra opción es que sea, como él mismo lo dijo alguna vez, la bisagra para ayudar a que un elegido llegue a la Presidencia de la República. Quizá por eso hoy Lugo esté tan metido como está en el proceso de movilización ciudadana. Porque su trabajo terminará en concienciar y la posta de candidato presidencial quedará para otro que bien podría ser Fadul, quien en la misma carta enviada a Lugo reconfirmó su postulación.

Desde la cumbre del poder se mira con detenimiento lo que pasa en la llanura. Se hacen especulaciones, se pintan escenarios posibles, pero sobre todo se actúa con mucha cautela. El Presidente de la República, a pesar de ser insistido, no quiso hacer mayores comentarios sobre el tema. Lo que sí se hizo es enviar a un hombre de segunda línea como Roberto González a hablar de una conspiración contra el Partido Colorado, buscando quizá unir a los colorados contra un enemigo externo.

En el coloradismo son tiempos difíciles que muestran a un partido internamente muy fragmentado y dentro del cual se libra una lucha de poder que muchas veces amenaza con sobrepasar los limites partidarios.

Esta es una historia que aun debe ser escrita, apenas está comenzando. Los actores se van definiendo y los elementos que componen la escena se van agregando para, con el correr de las semanas, dar el contorno final que tendrá la obra y mostrará seguramente quiénes realmente están detrás.
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