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Una sola coincidencia les une: esta vez la chapa presidencial debe estar encabezada por el partido. Hay tres posibles candidaturas, pero el escenario de alianzas al interior y para afuera está muy desdibujado.Blas Llano ha dicho que es muy temprano para hablar de las presidenciales del 2013, pero, adentro de su movimiento, Equipo Joven, ya hay quepis y otros materiales con su nombre. Efraín Alegre, el ministro de Obras Públicas, está a la expectativa y su equipo de trabajo se siente fortalecido luego de las internas de julio pasado en que sin alianzas el candidato a la presidencia del partido por este sector, el diputado Víctor Ríos, se ubicó en un segundo lugar. Federico Franco es el que no se ha apeado de la aspiración presidencial.
Hace poco, luego del saludo con el "compatriota" Horacio Cartes, dijo que quería enfrentarlo en el 2013.
Hasta ahora los liberales no tienen mucho desgaste mediático en función de gobierno, entre otras cosas porque un buen sector de la prensa estableció como adversarios a los "sectores más radicalizados" de la izquierda que acompaña al gobierno de Fernando Lugo.
Contábamos ayer que los equipos liderados por Blas Llano y Efraín Alegre se habían alzado con más del 70% del electorado liberal en las internas de julio pasado. Blas Llano, con 50% de los votos, obtuvo para dichas contiendas el apoyo de cinco movimientos internos, en tanto que el candidato efrainista, el diputado Víctor Ríos, corrió solo con el movimiento de Alegre. Efraín Alegre, al frente de Obras Públicas, jugó una partida importante para establecer una plataforma de apoyo, necesaria para pensar en la chapa presidencial.
Al movimiento franquista no le fue bien en dichos comicios, pero de acá al 2013 el escenario interno, que depende también en gran medida de las decisiones del gobierno de Fernando Lugo, puede variar la relación de fuerzas. Para el senador Yoyito Franco la derrota en las internas de julio (lo que supone la pérdida de la conducción partidaria y muy baja participación de su gente en las administraciones comunales) se debió básicamente a la cuestión monetaria y no precisamente a voto castigo por la confrontación con el Ejecutivo.
La tremenda reacción del Partido Colorado en las municipales últimas ordenó el escenario de un modo para muchos insospechado. La primera mayoría electoral es todavía y por buen margen de la ANR, quedando el PLRA en su estaca habitual, un segundo puesto al que lo bajó de sopetón una nube con fuerte descarga eléctrica. A todos al interior del partido esta realidad les frenó y les hace reevaluar varias cosas antes de lanzarse a discutir abiertamente un proyecto presidencial para el 2013.
El "falta todavía mucho" y el hay que hablar con "todos los sectores" del presidente del partido, Blas Llano, refleja ese espíritu de que la cuestión presidencial es materia complicada para todos, aun para Federico Franco que no se ha bajado todavía de las nubes.
Alegre se mantiene al frente de un ministerio que ha inyectado la mayor parte de la plata destinada a inversiones públicas, con créditos externos en su mayor parte, obteniendo con esto un modelo para mantener en buena forma a varios punteros y de paso cosechar alianzas con el sector de construcciones. Es de los que menos conflictos internos ha tenido por un taimado manejo de los enredos políticos en la administración estatal. Su línea privatista también le puede granjear el apoyo de un sector más extendido de las construcción y de algún que otro sector del empresariado. Pero tiene una imagen dura, poco carismática, es una imagen casi tecnocrática, arriesga el comunicador Diego Segovia en una conversación de probabilidades.
En el partido casi la única coincidencia es que esta vez es el PLRA el que debe encabezar la chapa presidencial. Pero de ahí para afuera, la lectura de alianzas posibles es tan diversa y cambiante como lo es sin dudas el que establece el gobierno de Fernando Lugo para asegurar su mandato.
Hace poco, luego del saludo con el "compatriota" Horacio Cartes, dijo que quería enfrentarlo en el 2013.
Hasta ahora los liberales no tienen mucho desgaste mediático en función de gobierno, entre otras cosas porque un buen sector de la prensa estableció como adversarios a los "sectores más radicalizados" de la izquierda que acompaña al gobierno de Fernando Lugo.
Contábamos ayer que los equipos liderados por Blas Llano y Efraín Alegre se habían alzado con más del 70% del electorado liberal en las internas de julio pasado. Blas Llano, con 50% de los votos, obtuvo para dichas contiendas el apoyo de cinco movimientos internos, en tanto que el candidato efrainista, el diputado Víctor Ríos, corrió solo con el movimiento de Alegre. Efraín Alegre, al frente de Obras Públicas, jugó una partida importante para establecer una plataforma de apoyo, necesaria para pensar en la chapa presidencial.
Al movimiento franquista no le fue bien en dichos comicios, pero de acá al 2013 el escenario interno, que depende también en gran medida de las decisiones del gobierno de Fernando Lugo, puede variar la relación de fuerzas. Para el senador Yoyito Franco la derrota en las internas de julio (lo que supone la pérdida de la conducción partidaria y muy baja participación de su gente en las administraciones comunales) se debió básicamente a la cuestión monetaria y no precisamente a voto castigo por la confrontación con el Ejecutivo.
La tremenda reacción del Partido Colorado en las municipales últimas ordenó el escenario de un modo para muchos insospechado. La primera mayoría electoral es todavía y por buen margen de la ANR, quedando el PLRA en su estaca habitual, un segundo puesto al que lo bajó de sopetón una nube con fuerte descarga eléctrica. A todos al interior del partido esta realidad les frenó y les hace reevaluar varias cosas antes de lanzarse a discutir abiertamente un proyecto presidencial para el 2013.
El "falta todavía mucho" y el hay que hablar con "todos los sectores" del presidente del partido, Blas Llano, refleja ese espíritu de que la cuestión presidencial es materia complicada para todos, aun para Federico Franco que no se ha bajado todavía de las nubes.
Alegre se mantiene al frente de un ministerio que ha inyectado la mayor parte de la plata destinada a inversiones públicas, con créditos externos en su mayor parte, obteniendo con esto un modelo para mantener en buena forma a varios punteros y de paso cosechar alianzas con el sector de construcciones. Es de los que menos conflictos internos ha tenido por un taimado manejo de los enredos políticos en la administración estatal. Su línea privatista también le puede granjear el apoyo de un sector más extendido de las construcción y de algún que otro sector del empresariado. Pero tiene una imagen dura, poco carismática, es una imagen casi tecnocrática, arriesga el comunicador Diego Segovia en una conversación de probabilidades.
En el partido casi la única coincidencia es que esta vez es el PLRA el que debe encabezar la chapa presidencial. Pero de ahí para afuera, la lectura de alianzas posibles es tan diversa y cambiante como lo es sin dudas el que establece el gobierno de Fernando Lugo para asegurar su mandato.