En Tte. Irala Fernández aún están por probar cómo desalinizar el agua

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La planta desalinizadora de agua en Villa Choferes (Boquerón) entrará en funcionamiento en menos de dos meses, en tanto que la de Tte. Irala Fernández (Pdte. Hayes) esperará más tiempo, según explicaron ayer en la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN).

Integrantes de la Mesa del Agua para el Chaco, un equipo interinstitucional integrado por la SEN en el 2008, explicaron el estado actual de construcción de las plantas desaladoras, así como las tecnologías a ser usadas.

Gladys Cardozo,  nueva titular de la SEN, destacó que en un mes a un mes y medio la planta de Villa Choferes estará produciendo agua potable. Dijo que las máquinas para esa localidad chaqueña "están saliendo de Santa Fe (Argentina)" y que en dos a tres semanas más ya estarán siendo instaladas.

Esta planta con tecnología por ósmosis inversa producirá 200.000 litros por día, resaltó por su parte el ingeniero hidráulico Elías Díaz Peña, representante de la ONG Sobrevivencia y coordinador ad hoc de la Mesa del Agua. Este explicó que en el caso de Tte. Irala Fernández, donde el nivel de salinidad es de 53.000 ppm (partes por millón), se retrasará aún la producción de agua. De acuerdo al ingeniero Ramiro Godoy, técnico de la SEN, para este proyecto una empresa alemana, a base de estudios laboratoriales de la muestra de agua de Tte. Irala Fernández, bosquejó un sistema de posible solución que vendrá a probar en el lugar en unos meses más. Este método consiste en tres etapas de filtrado, que son: por decantación, nanofiltración y la ósmosis inversa. Díaz Peña puntualizó que los grandes galpones construidos en el Chaco servirán,  además, como aljibes para colectar agua, que tendrá otro tratamiento. Insistió en que la tecnología a utilizar en Villa Choferes ya está probada en el Chaco hace 10 años y comentó que recientemente fue instalada una planta que producirá 500.000 litros por día de agua para uso industrial.  

US$ 2 millones

Cardozo informó que la SEN ya desembolsó 2 millones de dólares para las obras complementarias de las plantas desalinizadoras, que son los galpones, los lugares en que estarán las máquinas, salas administrativas y salones comunitarios. Enfatizó  que la SEN no ha gastado un solo guaraní en la compra de las máquinas desaladoras, porque para esto la OPACI ejecuta el millón de dólares donados por Venezuela. En cuanto al impacto ambiental, la hidrogeóloga Sandra Fariña dijo que cuentan con la licencia ambiental de la SEAM "con un plan de gestión ambiental como corresponde". El residuo salino en principio se reinyectará a acuíferos más profundos, aunque están estudiando alternativas de uso de los desperdicios.
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